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He escrito un libro

07 de Febrero de 2021
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Sí. He escrito un libro que se titula Coordenadas para el nuevo milenio. La editorial Arquine ha accedido a publicármelo. Os explico de qué va la cosa.

     La arquitectura nos emociona. Nos transmite información. Nos sacude, nos orienta. Es nuestro referente. Es aquello que particulariza las ciudades y estructura el territorio. La arquitectura nos habla. Y lo hace porque tiene un lenguaje, que es su vehículo de transmisión.

     El lenguaje que usamos para pensar, para crear, para disfrutar de lo que los otros crean, para entender el mundo, está en constante revisión. A mediados de los sesenta la arquitectura recogió lo que había postulado la literatura de entreguerras y, evolucionándolo al tiempo que lo mezclaba con la incipiente cultura pop, revolucionó el lenguaje del arte universal(1). Y, como decía Oteiza, la naturaleza imita al arte.

     Luego la literatura contraatacó y en 1986 el escritor Italo Calvino propuso los seis conceptos que debía de guiar el lenguaje hacia el próximo milenio: Ligereza, Rapidez, Exactitud, Visibilidad, Multiplicidad, Consistencia. L.R.E.V.M.C. La historia es un tanto romántica: Calvino propuso estos conceptos como tema para un ciclo de seis conferencias en Harvard que consideraba la culminación de su carrera. La muerte lo sorprendió prematuramente a los 61 años. Sólo había escrito cinco de las seis conferencias. La última de ellas, Consistencia, quedó inédita. Sus herederos las transformaron en libro. Se tituló Seis propuestas para el próximo milenio como recuerdo del proyecto entero, inédito para siempre.  

     El libro, un libro sobre literatura, un libro sobre el lenguaje, fue un éxito entre los arquitectos. Fue un éxito tal que, treinta y cinco años más tarde, la arquitectura habita estas propuestas.

     He decidido reescribir el libro de Calvino. Reescribirlo y acabarlo, lanzándome al vacío, con un último capítulo que cierre el libro y le dé algo semejante a un final. El propósito: un diálogo entre la arquitectura, la literatura y el cine que habitan estos seis conceptos. La manera: positivizar las condiciones precarias en que ha sido escrito: sin presupuesto, sin poder contar con los derechos para poder publicar las fotos, sin medios para poder hacerlas yo mismo, me he centrado en la palabra escrita y he hecho un libro para leer, apelando a la imaginación del lector. Apelando a la relación entre palabra y arquitectura. Propuse a Arquine un libro Pulp, barato, de bolsillo, un libro de esos que invitan a ser doblados y subrayados. El equipo de Arquine, con Miquel Adrià al frente, propuso convertirlo en el número 1 de una nueva colección de la editorial diseñada por Cristina Paoli y Periferia. Si tenemos en cuenta que el número 2 está escrito por Beatriz Colomina y Mark Wigley no puedo sentirme más Honorato del trato recibido.

     El libro transita por las propuestas en el mismo formato que las primeras Seis propuestas. Algunos ejemplos literarios originales se han usado. Otros han sido descartados por libros que domino, mezclados con películas y proyectos que conozco bien. Todos los ejemplos usados están aquí por su valor. Y es desde este reconocimiento como obras y proyectos relevantes desde donde se los critica: desde su capacidad de conmover, de transformar, de funcionar, de organizar pedazos de ciudad. El libro es, pues, algo semejante al equivalente literario de una Copa de Rubin: una sucesión de descripciones de obras que sirven para que los intersticios entre ellas tomen cuerpo, una relación fondo-forma buscadamente ambigua, una apuesta por el contenido complejo, por el equilibrio dinámico que se desprende de estas dualidades perceptivas, las mismas sin las que la obra de Calvino jamás habría tenido sentido.

     Ha sido duro llegar hasta aquí. El libro recicla un proyecto para un número de la revista Quaderns. La intención era presentarlo a la primera convocatoria de un concurso que subastaba números sueltos prescindiendo de una línea editorial. Fui descalificado mediante una llamada personal que llegó cuando el proyecto estaba terminado, proyecto que convertía la estructura de las seis propuestas en un número sobre arquitectura catalana. A eso se le juntó el tedio causado por una incómoda situación en mi tesis doctoral, donde, ya matriculado, se me invitó a cambiar de tema contra mi voluntad. Necesitado de algo que me permitiese expresarme, sacar, ordenar y fijar algunas ideas que me rondaban por la cabeza, empecé a escribir las Coordenadas como una huida hacia adelante, como un refugio, como un proyecto que me suministrase felicidad. Y lo mantuve en secreto para evitar coacciones. También porque no quería hablar sobre entelequias, sino sobre realidades. Quería el libro entero y acabado. Este es un proyecto que reivindica la crítica, hija de la palabra, ejercida con libertad. Sonará idealista, pero es que las Coordenadas no son otra cosa que literatura de evasión.

     El libro es un divertimento y se ha de leer como tal. El libro es un ensayo al margen de la Academia, una propuesta sin manías, reescrita doce veces, empezada en un idioma y terminada en otro, revisada en función del ritmo de lectura, de la musicalidad, de la continuidad, de los tonos de unos cuantos escritores que han sido influencias más importantes que cualesquiera de los edificios reseñados. Mimado, después, por los editores para que os llegue tal y como lo había imaginado.

     Sólo me queda brindároslo. Esperar que os guste. Con que lo disfrutéis un 10% de lo que he disfrutado escribiéndole pasaréis un buen rato.

     Va por vosotros.

1_ Encontraréis esto mejor explicado en Los orígenes de la postmodernidad, de Perry Anderson.

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