En los momentos que estamos pasando, de una obediencia cuasiciega a las más o menos sensatas medidas del gobierno; gobierno que,desengañémonos, no es ni bueno ni malo, ni mejor, ni peor, sino que hace lo quebuenamente sabe y puede, están floreciendo una serie de personajeshiperventilados que vale la pena destacar.
Los primeros, la oposición, que no saben que más hacer paraesconder sus miserias y recortes del pasado y hacer parecer que ellos siemprelo hubieran hecho mucho mejor. Entre la categoría de hiperventilados “cumlaude” nos encontrariamos con VOX y toda la serie de “cuñaos” y “dictadores debalcón” votantes suyos, que, a falta de mejor trabajo, se han dedicado asembrar de bulos las redes sociales.
Quizás algunos de ellos sí merezcan una mención aparte.Muchos de los creadores de bulos son altos y medios funcionarios, a sueldo detodos y escondidos en su casa, que les “jode” que les mande un perroflauta. Sonesos mismos funcionarios que están dejando que lidien con el coronavirus lostemporales y los interinos, trabajadores que en cuanto pueden, los decapitandesde su sillón como ya hemos vistos con los sanitarios madrileños. Habremos depensar que hacemos con tanto parásito disfrazado de liberal.
También hiperventilan los últimos días, muchos policías, quehan encontrado en la Ley de Seguridad Ciudadana una especie de salvación parasu ego, multando a troche y moche, con la excusa de que “ya probará elciudadano”. Pues bien, han acreditado sobradamente que la herramienta que lesconfiere dicha ley la han mal utilizado. Es preciso recordarles que, también enépoca de pandemia, rigen los principios de proporcionalidad, oportunidad ycongruencia. Son servidores públicos, no controladores sociales.
Hiperventilado también está el Consejo General del PoderJudicial, defendiendo un rancio clasismo en una Justicia del siglo XIX. Y si nome creen, leanse el Decreto de Activación de la Justicia, que en la época delteletrabajo, aún habla de “fax”. ¿Se acuerdan de lo que era?. Pues resulta queeso del teletrabajo para el poder judicial era un farol.
Pero finalmente, nos encontramos con la categoría máspeligrosa de hiperventilados, los que juegan, y de verdad, con nuestra salud.
En este momento, diariamente, se están registrando docenasde patentes alrededor del COVID19. Los laboratorios están lanzados en trombapara desarrollar técnicas y productos que les hagan aún más inmensamente ricos,de lo archimillonarios que ya son.
El “bussines” ya ha empezado con los artículos científicos yresultados de estudios, pidiendo pago por consulta de los mismos.Afortunadamente un “hacker” piadoso los ha liberado (los más importantes) paratoda la comunidad científica.
Pero hemos que recordar, que al igual que ha pasado con lasresidencias de ancianos, el dinero con el que investigan los laboratorios espúblico. Todos los estados del planeta, empezando por España, han enterradocentenares de millones de Euros en las investigaciones de dichos laboratorios yen financiarlos.
Sólo faltaría que ahora, con estos antecedentes, que lasvacunas estuviesen sujetas a propiedad intelectual del laboratorio de turno yno fuesen accesibles a todos, empezando por nuestros mayores, o que nuestrasanidad tuviera que volver a pagarlas de nuevo.