Honduras: Entre la miseria real y la narrativa miserable del fascismo

Ricardo Salgado
15 de Abril de 2025
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Toma de posesión de Xiomara Castro. Honduras

En enero de 2022 llegó al poder político del país el primer gobierno de corte progresista en toda su historia; aunque los liberales reclaman como tal al gobierno de Ramon Villeda Morales, la verdad es que el mismo, solo cumplió con dar paliativos a la clase trabajadora, antes de que esta tomara ejemplo de la revolución cubana, recientemente triunfadora de una guerra liberadora que lleno de optimismo a los pobres del mundo.

Pero este gobierno ha estado condicionado por fuertes presiones externas e internas, y una correlación de fuerzas muy desigual, desde el día uno. De hecho, el primer atisbo de lo que se venía, se produjo el 25 de enero, cuando la derecha trato de tomar por asalto el Congreso Nacional, con la colaboración de un grupo de diputados traidores del mismo partido de gobierno. Aquella intentona fue derrotada gracias al valor de la actual presidenta, y el abrumador apoyo popular que recibió frente a esa primera agresión.

Todo proceso revolucionario provoca, necesariamente, una contrarrevolución, y el caso hondureño no es la excepción. Con los mismo rasgos de la agresión al Presidente Salvador Allende, en Chile, el 28 de enero, 24 horas después de tomar las riendas del gobierno, este tuvo que enfrentar un tsunami de noticias falsas, calumnias e insultos, que cuenta con un aparto mediático totalmente alineado con la causa de evitar a toda costa que se conozca la verdad de lo que esta sucediendo en el país.

Tres años y medio después, existe una realidad en los medios, que es repetida con una precisión impresionante, en la que el gobierno “no ha hecho nada”, el gobierno es “tan corrupto o mas que los anteriores”; el expresidente Manuel Zelaya Rosales, es una especie de bandolero, del mismo estilo que pintaban a Pancho Villa los gringos a inicios del siglo XX, y, el ingrediente que no podía faltar “es un gobierno vinculado al narcotráfico con fuertes vínculos con el cartel de los soles que dirige Nicolas Maduro”. Toda esa historia tejida día con día, ha hecho mella en una clase media, con malísima educación, proclive a consumir toda la basura generada por el sistema, y que sufre grandes temores de perder lo que no tiene, incluida una supuesta libertad, de la que no goza.

Hablar de lo que se encontró el actual gobierno tomaría muchos tomos, y largas horas de lectura. Baste con decir que miles de archivos fueron desaparecidos, documentos eliminados, servidores reseteados con toda la información borrada. Parecía una escena sacada de una película de guerra, en la que el perdedor se empeña en borrar todas las huellas de sus fechorías. Pero la conspiración contra el gobierno de Xiomara Castro se comenzó a tejer a finales de noviembre de 2021, o incluso antes, cuando la oligarquía tenia claro que su victoria era inevitable. Y hay que decir, que la oligarquía, es la dueña de los medios de comunicación que han hecho la guerra; imaginemos lo que hizo el Mercurio contra Allende, pero amplificado millones de veces por la tecnología, las redes sociales, y todos los recursos existentes hoy.

A pesar de toda esta situación, el gobierno de Xiomara Castro, es hoy, por mucho, el que mas obras materiales a favor de la población y el país, ha construido en nuestra historia. Algo que es posible ver en ningún medio de comunicación, a menos que el gobierno pague por pauta, lo que de paso es visto en un área gris, lindante con el delito. (irónico que, en la sociedad de libre mercado, el Estado no pueda legalmente contratar los servicios de los medios, aunque eso se ha ido corrigiendo en este gobierno).

Xiomara Castro ha iniciado una verdadera revolución, que ha reconocido la importancia de la inversión pública y la planificación centralizada. Por ejemplo, en el área de infraestructura se han construido más kilómetros de carreteras que en los 25 años precedentes. En algunos casos, como en el departamento de El Paraíso, el bipartidismo construyo unos 125 kilómetros de carretera pavimentada en 120 años; hoy ese departamento cuenta con mas de 250 kilómetros de pavimentadas, es decir este gobierno hizo entre años tanto como la derecha en más de un siglo.

Se están construyendo ocho hospitales nuevos, después de que el sistema publico de salud, no hizo ninguna construcción en al menos 45 años. Se han superado las crisis de medicamentos, pero se sostiene una lucha constante con actores promovidos desde la derecha fascista, como el Colegio Medico de Honduras, que es un agente de sabotaje permanente. El gobierno ofrece ahora un programa oftalmológico de primer nivel, con la colaboración de especialistas cubanos, llevando servicios gratuitos de calidad a miles de hondureños que de otra forma no podrían costear su derecho a la visión.

En el área productiva se ha impulsado un fuerte programa de recuperación de la producción alimentaria, alcanzando la suficiencia en la cosecha de frijol ya en 2023. Mientras se construyen nuevas escuelas, o reparan las ya existentes, que quedaron muy maltrechas después la ola de saqueos durante la administración de tres gobiernos post golpe de estado. Durante este periodo de expoliación, grupos económicos poderosos, los mismos de los dueños de los medios de comunicación, impulsaron una versión torcida de Ciudades Modelo, que apuntaban al desmembramiento del país en 19 regiones económicas especiales, sin empresas públicas, y un Estado encargado apenas de solucionar los problemas sociales de aquellos que no pudieran integrarse en ninguna de estas zonas. Todo un panorama distópico, que fue abortado, con el inicio de la revolución del gobierno de la Resistencia Nacional, presidido por Xiomara Castro, de la mano del Partido Libertad y Refundación, guiado por el compromiso inquebrantable de José Manuel Zelaya de cambiar el futuro de nuestro pueblo.

El lector no debe caer en la tentación de creer que estas líneas buscan rendir pleitesía a personajes en particular; se trata simplemente de reivindicar de alguna forma, las figuras de liderazgo de nuestro pueblo, que siguen siendo vilipendiadas sin cuartel, todos los días por las elites que son las únicas culpables del atraso, la dependencia y la miseria de este país. Si hay alguna culpa en la dirigencia del país, esta es no doblar las rodillas ante la oligarquía, y librar una batalla contra esta, siempre en condiciones muy difíciles.

Así las cosas, en Honduras se libra una batalla singular, que tiene como frente de combate en la mente de las personas. Existen aquellos enajenados que son incapaces de percibir los cambios sustanciales que se ha producido, y que son inducidos a odiar profundamente al gobierno y sus dirigentes, y aquellos que reciben los beneficios directamente y perciben los cambios porque eso afecta su existencia material de forma más directa.

La guerra cognitiva que se libra hoy, tiene un momento decisivo el próximo treinta de noviembre, y aunque los fascistas tienen pocas opciones de ganar, si están dispuestos a hacer lo indecible, sin importar las consecuencias. Nadie puede aquí dudar que nos enfrentamos a un conflicto de clases, y que los intereses d cada uno de los polos son completamente antagónicos, y, hoy, mas que nunca antes, irreconciliables. Diríamos entonces, que la decisión esta en manos de la clase trabajadora, que esta llamada a defender su revolución y asegurarse de su continuidad, recordando siempre que la burguesía no perdonara nada y de ganar tratara de borrar de la faz de la tierra todo vestigio de este maravilloso proceso histórico hondureño por el que nadie habría apostado diez años atrás.

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