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Humanidad en saldo. Lo que no te cuentan las noticias...

29 de Mayo de 2025
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Humanidad en saldo. Lo que no te cuentan las noticias...

¿Qué tienen en común un canje de prisioneros, una ley migratoria, un apagón nacional y una montaña de oro escondida? A primera vista, parecen fragmentos inconexos del caos global. Pero si afinamos la mirada filosófica, descubrimos un hilo silencioso que los une: el temblor profundo de una humanidad que ha perdido el centro. Esta semana, Rusia y Ucrania intercambiaron 780 prisioneros.

Un acto humanitario, sí, pero también un recordatorio brutal: en la lógica de la guerra, las personas son fichas. Se negocia con cuerpos, no con historias. ¿Puede haber dignidad cuando uno es reducible a moneda de cambio? En Europa, Italia y Dinamarca proponen reescribir las convenciones de derechos humanos para facilitar la expulsión de migrantes que hayan delinquido.

El lenguaje es técnico, pero la pregunta es moral: ¿cuándo dejamos de ver al otro como sujeto y lo convertimos en amenaza? El miedo —decía Hobbes— justifica todo. Pero el miedo constante engendra monstruos. Estados Unidos, mientras tanto, importa oro en secreto. El gesto es antiguo, casi mítico: atesorar lo eterno ante la tormenta. Pero detrás de la fiebre del oro hay otra fiebre, menos visible: la desconfianza.

La sospecha de que el sistema global, como un castillo de arena, podría venirse abajo. ¿Y si este oro fuera un grito silencioso de que la era de las certezas ha terminado? Y luego está España, que se quedó a oscuras. Un apagón total. Nada más simbólico para nuestro tiempo: todo depende de redes invisibles, todo puede fallar. Heidegger hablaba del "olvido del ser".

Quizá el apagón no sea técnico, sino espiritual: hemos olvidado lo esencial mientras lo accesorio brilla. Estas noticias no solo informan: interpelan. Nos preguntan qué humanidad estamos construyendo. Si nuestras tecnologías, fronteras y riquezas no están al servicio de la vida digna, ¿para qué sirven? En medio del ruido, la filosofía no da respuestas rápidas, pero sí hace la pregunta correcta: ¿qué nos está pasando... y quiénes estamos eligiendo ser? 

Personalmente creo que estamos eligiendo ser una humanidad que, ante la complejidad del mundo, responde con mucha simplificación; elegimos ser funcionales antes que libres; adaptables antes que conscientes. Habitamos un presente donde lo humano se mide en rendimiento y no en profundidad. Y eso está creando un futuro invisible nada hospitalario ni digno.

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