Cada persona llega a su manera; con su actitud y sus expectativas personales. Entra el núcleo duro haciéndose notar con su actitud desafiante. Las chicas empoderadas caminan abriendo el pecho. Las que se sienten desubicadas dentro del grupo se abren paso hacia el fondo de la sala sin hacer mucho ruido. Las que sienten curiosidad verdadera apuran el paso hacia las primeras filas y los huecos alternos se van ocupando sin especial ilusión tras las directrices de la organización. La vida misma…Cada persona busca su sitio dependiendo de su momento vital.
La tensión baja cuando con mi sonrisa intensa y un tono de voz alto, les doy las gracias por el hecho de estar allí sentadas y dedicarme su tiempo. Lo noto en cuanto cruzamos la primera mirada y les doy la bienvenida.
Conectar con la juventud no es sencillo; pero tengo claro que hay que intentarlo desde la honestidad y con los pantalones remangados hasta las ingles. Que sientan que en ese camino te vas a dejar la piel por conseguirlo y que tu convicción y tus ganas son tan fuertes, que no contemplas una derrota. Solo desde ahí hay posibilidades de avanzar.
Las profes, mis superhéroes particulares, encaran así cada día al frente de nuestra juventud. Rebotando contra muros. Intentando encontrar el ángulo idóneo para que la pelota vuelva a su zona y no al otro lado de la tapia…
Llegan a sus manos adolescentes que están criadas vaya usted a saber cómo y tienen que conseguir que convivan y se respeten en un aula durante horas a lo largo del curso. Brigadas de hormonas pululando a cascoporro boicoteando cada sesión… Si están con asignaturas potentes entre manos, cada equipo tiene clara su función; unas enseñar, otras aprobar con más o menos interés.
Pero si en un gesto pedagógico y visceral, apuestan por mí espacio; persiguiendo nutrir y trabajar el interior de la juventud, ayudando a construir personas íntegras, reflexivas y resilientes, eso se convierte en una acrobacia sin red. Muchas jóvenes experimentan por primera vez ese viaje interior y se sienten perdidas y desconcertadas ante las posibilidades que se abren ante sus ojos y lo que exige construirse desde la honestidad y los valores positivos. Adultos, adultas, adultes…enfoquemos nuestra energía en apoyar a nuestra juventud en este maravilloso viaje que es crecer!