Desde siempre he oído decir eso de “no, si ya verás, si nos van a poner un impuesto hasta por respirar”.
Pues bien, la Generalitat de Catalunya hace ya tres años que ejecutó algo que tiene que ver con esto pues anunció una serie de impuestos medioambientales y, entre ellos, se impuso uno a los vehículos por emitir CO2.
Según un amplio número de políticos, medios de comunicación e incluso determinados científicos, el CO2 es un gas que estamos emitiendo en exceso y que provoca que llevemos matando el planeta desde hace muchos años y, lógicamente, a esto hay que ponerle remedio.
No obstante, en lugar de proponer, como buenos ecologistas, la utilización de medios técnicos existentes, homologados y sobradamente probados tales como filtros de partículas, conversiones a gas, etc., para minimizar o acabar con las emisiones perjudiciales de los vehículos, optaron por aprovecharse de esta supuesta aberración climática para llenar las arcas municipales. En resumen, si los vehículos pagan pueden seguir contaminando y perjudicando al medio ambiente y el problema ya no tiene tanta importancia. En conclusión, se pasa de ser ecologista a ser “ecolojeta”, término que creo que es hora de que la RAE se plantee incluir en su diccionario, pues cada vez se usa más.
Dicho esto, vayamos a la raíz del problema. Esto es lo que dice la página de la Generalitat:
“El impuesto sobre las emisiones de dióxido de carbono de los vehículos de tracción mecánica es un tributo propio de la Generalitat de Catalunya, cuyo objeto es gravar las emisiones de dióxido de carbono que producen estos vehículos y que inciden en el incremento de las emisiones de gases de efecto invernadero”
De lo anterior se deduce que el impuesto está justificado por la responsabilidad que tienen los vehículos de los ciudadanos catalanes en el incremento de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Con la ayuda de la Guía del cambio climático de José Ramón Ferrandis, vamos a hacer algo parecido a lo que D. José Ramón y otros muchos ya han hecho antes y cuyos resultados se han encargado de ocultar en los medios públicos otros tantos con más poder mediático. Aprovecho para agradecer de antemano a este periódico que está usted leyendo que no siga esta tendencia.
Vamos a cuantificar la incidencia de las emisiones de CO2 de los vehículos catalanes en el incremento de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Según una publicación del U.S. Department of Energy, (octubre, 2000), la composición de los gases de invernadero es la siguiente:
Vapor de agua | —- | 95.000 % |
Dióxido de carbono (CO2) | 72.369 % | 3.618 % |
Metano (CH4) | 7.100 % | 0.360 % |
Óxido nitroso (N2O) | 19.000 % | 0.950 % |
CFC’s (y otros gases diversos) | 1.432 % | 0.072 % |
Total | 100.000 % | 100.000 % |
Si resulta que todo el CO2 de la atmósfera es de aproximadamente un 4 % de los gases de efecto invernadero, sin ser científico, creo que muchísimo se tiene que incrementar el CO2 para que tengamos una catástrofe, pero sigamos buscando. La siguiente información aparece en un informe de 2001 sobre el cambio climático del IPCC (un departamento de la ONU).
(The Intergovernmental Panel on Climate Change (IPCC) is the United Nations body for assessing the science related to climate change)
Según estos datos oficiales:
- el porcentaje del CO2 natural es de un 97 % del total
- la humanidad solo es responsable de un 3 %
- según mis cuentas sobre TODOS los gases de efecto invernadero, del 4 % aproximado que constituye TODO el CO2 de la atmósfera, si solo el 3 % es generado por el hombre, resulta que la humanidad es responsable de la emisión del 0,16 % del TOTAL de los gases de efecto invernadero que hay en la atmósfera. ¿Nos están tomando por imbéciles?
- A lo anterior hay que añadir que el porcentaje de reabsorción de la tierra (98,5 %) es mayor que el que genera la naturaleza (97,1 %), con lo cual ¿qué pasaría si el hombre no generara CO2?, pues que probablemente se vería afectada la vida en la tierra, pero esto lo dejamos para otro día.
¿Debemos suponer que los datos que yo acabo de mencionar no los conocen los que nos bombardean día sí día también con este problema desde la tribuna de oradores del Congreso de los Diputados del Gobierno de España? Son datos de organismos oficiales al alcance de cualquiera que tenga interés en buscar información. Sin embargo, hay publicaciones científicas, instituciones y montones de periodistas que nos dicen lo contrario. ¿Será porque tienen algún conflicto de interés?
Resulta que ahora yo, humilde ciudadano, revisando informes públicos de reputadas agencias, compruebo que la influencia de la humanidad en la emisión de CO2 era de tan solo un 0,16 % en el año 2001, cuando los vehículos no estaban aún adaptados a normativas de emisiones como la EURO 4. Estimado lector o lectora, si a usted esto le pilla de sorpresa, me alegro de haberle aportado esta información y, humildemente, solicito que la difunda.
Claro que alguien me podría decir que en veinte años estos datos han cambiado y los números se han disparado. Vamos a seguir indagando a ver si eso es cierto.
Bajo otro escalón y me encuentro con otro informe de 2014 del IPCC, organismo de la ONU como ya he mencionado anteriormente. Según sus datos, la influencia del transporte en el total de todos los gases de efecto invernadero que genera el ser humano (no solo del CO2) es del 14 %.
Fuente: IPCC (2014); Exit based on global emissions from 2010. Details about the sources included in these estimates can be found in the Contribution of Working Group III to the Fifth Assessment Report of the Intergovernmental Panel on Climate Change.
Para curarnos en salud y teniendo en cuenta que se haya podido producir un incremento bestial en los últimos veinte años, supongamos que el total de ese porcentaje fuera de CO2 y, además, vamos a suponer que fuera EXCLUSIVAMENTE de los vehículos sin tener en cuenta la aviación, la navegación, las incineradoras de residuos o las actividades industriales que, como todos sabemos, generan muchísima más contaminación. Vamos a suponer que ese 14 % es SOLO de los vehículos. Teniendo en cuenta estas cifras, el resultado es que el los vehículos de todo el mundo podrían ser los responsables del 0,0224 % de las emisiones totales de CO2.
Y esto, que somos capaces de verlo los ciudadanos de a pie, ¿no lo ha visto la Generalitat y todos los “ecolojetas” que acabo de mencionar y su legión de asesores?
Dejo a los responsables de la Generalitat que calculen qué porcentaje de los vehículos de todo el mundo son los de Cataluña, que ya les digo yo que la cifra no va a llegar ni al porcentaje de la cerveza sin alcohol.
Así pues, por favor, señores responsables de la Generalitat, expliquen a los catalanes y a toda España en general, por qué justifican un impuesto por unas emisiones de efecto invernadero que suponen un 0,000... % del total del CO2 cuando, ADEMÁS, HAY MEDIOS TÉCNICOS PARA EVITARLAS.
Expliquen por qué cuando estaban a punto de sacar este impuesto no escucharon a muchos ciudadanos, al gremio del motor y a un sinfín de entidades las cuales, tras ser reiteradamente ignoradas, acabaron acudiendo al Síndic de Greuges (Defensor del Pueblo de Cataluña).
Expliquen por qué hicieron caso omiso al informe del Síndic que dejaba muy claro que, si es que el impuesto era indispensable (pues las arcas de la Generalitat estaban vacías) fuera calculado, al menos, de acuerdo con las mediciones y kilómetros circulados, información toda ella sencilla de obtener en las estaciones de ITV y que, además, tuviera en cuenta una serie de consideraciones técnicas y sociales.
Expliquen por qué solamente consideraron una exención de pago del impuesto a aquellos vehículos que están en venta en las tiendas o de baja temporal o que hayan sido robados ¡¡¡es que eso era de traca!!! Como dijo el Síndic “esto solo lo puede parar un juez”.
No es de recibo que los ciudadanos deban defender constantemente sus derechos frente a los tribunales de justicia, debería bastar con un diálogo abierto.
No es normal que el ciudadano deba acudir a los tribunales ante las consecuencias de la agresiva implantación de las ZBE, impuestos al CO2 y demás ocurrencias que siempre llevan a empobrecer al más débil en lugar de buscar una solución realmente “ecológica” que permita que, a la vez que evitamos la polución, sigamos con nuestro desarrollo como sociedad y nuestro estado de bienestar, algo que es perfectamente compatible y posible.
La lectura es muy clara, estos “ecolojetas” oyen, pero no escuchan y esto va a terminar muy mal.
Sigan ustedes adelante, en vez de rectificar, dar marcha atrás y proceder a devolver el dinero recaudado y los intereses devengados y provoquen situaciones como las que se están dando estos días en Alemania, ¿o no será eso lo que pretenden, que seamos los próximos en salir y bloquear el país?