La inmunidad de rebaño, recientemente rebautizada como inmunidad de grupo para no ofender a nadie, es un concepto ampliamente conocido en biología, veterinaria y medicina: se trata de un fenómeno a través del cual se interrumpe la cadena de transmisión de un patógeno infeccioso cuando parte de la población es inmune a una enfermedad, actuando como cortafuegos y protegiendo, a su vez, a los no inmunizados ante el contagio.
Conviene recordar que la palabra “inmune” suele significar (según la RAE) no atacable por ciertas enfermedades, es decir, invulnerable, y es esta acepción la que necesariamente nos ocupa al hablar de la posibilidad de que en una población pudiera surgir la inmunidad de rebaño.
La población española parece haber olvidado que ha pasado meses sometida a un continuo bombardeo mediático en el que se llamaba “completamente inmunizados” a los que habían recibido las inyecciones contra COVID19, España parece haber borrado de su memoria la cuenta atrás televisiva y política que se nos presentaba para alcanzar la inmunidad de rebaño y el retorno a la ya olvidada “antigua normalidad”. No recuerda ya nadie que muchos decidieron inyectarse “por solidaridad” o “para proteger a los más vulnerables” y la amnesia alcanza el punto en el que pocos recuerdan el acoso, la discriminación y el señalamiento de los que, ejerciendo sus derechos como pacientes, se negaron a recibir el pinchazo.
Ahora todos, a coro, recitan: “Se sabía desde el principio que estas vacunas no impedían la infección”.
Cabe preguntarse entonces, si es verdad que lo sabían desde el principio, ¿de qué manera puede ser un acto de generosidad y solidaridad con los más vulnerables inyectarse algo que no impide la transmisión?, ¿a qué obedeció la inquina, las amenazas, la privación de libertades, los insultos y las presiones que recibieron los que no se inocularon?, ¿por qué se instauró un pasaporte COVID, que aún sigue en marcha, si ya se sabía que estos productos no impedían la infección?, ¿por qué se trataba de engañar, corrompiendo el lenguaje al hablar de “completamente inmunizados” como denuncié en la misma fecha en la que Pedro Sánchez contaba 100 días para alcanzar la “inmunidad de rebaño” que, por definición, era imposible de alcanzar?.
Y aún se puede llegar más lejos: si desde el principio se sabía que estas sustancias no impedían la infección por SARS-CoV-2 ¿por qué se marcó la necesidad de alcanzar la cifra del 70% de la población con la llamada por entonces “pauta completa” que a día de hoy tampoco es completa?.
Solo existe una respuesta posible: los medios y los políticos le engañaron entonces y le engañan también ahora.
Los médicos asistenciales rápidamente pudimos comprobar que la gente seguía infectándose con la ya también sumida en el olvido “pauta completa”; incluso algunos avisamos con mucha antelación de que sería imposible alcanzar la inmunidad de rebaño a través de las inoculaciones… y nos insultaron por ello.
Ahora esos mismos medios y esos mismos políticos que viven de saquearle y de hacerle la vida imposible, los que en enero y febrero de 2020 negaron la posibilidad de un colapso, los que indujeron un miedo injustificado en verano de 2020 con bastantes menos muertes atribuidas a COVID19 que durante este verano de 2022, los que aseguraban que con las vacunas todo acabaría, los que trataron de aterrorizar a los que no se querían pinchar asegurándoles un paso por la UCI, los que jaleaban a las masas con una cuenta atrás a través de un porcentaje creciente con el que se retornaría a la normalidad tras alcanzar el 70, pretenden que usted, solamente por orgullo, compre el nuevo relato y acompañe al coro que canta y cacarea: “Se sabía desde el principio que estas vacunas no impedían la infección”.
He de decirle que el orgullo nunca debe anteponerse a la dignidad. Me veo en la obligación de señalarle que participando en el coro mediático quizá crea que conserva lo primero, pero en su fuero interno sabe que le han estafado y, por dignidad, debería pedir explicaciones a los que le engañaron porque, de no hacerlo, quedarán impunes y será usted parte de ese 70% de la población que necesitaban todos estos sátrapas de todos los partidos del arco parlamentario para generar su propia, egoísta y exclusiva impunidad de rebaño que, ya sin duda, utilizarán contra usted más pronto que tarde.
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