No ignoro que a toro pasado todo es más fácil. Conociendo las consecuencias de nuestros actos u omisiones nada más sencillo que tomar otras decisiones evitando las equivocaciones y por tanto sus resultados. Un ejercicio que con frecuencia realizan algunos historiadores es el de corregir los errores de políticos o militares y de este modo paliar catástrofes, detener atentados o ganar batallas que en su día se perdieron.
De catástrofe absoluta e incompetencia extraordinaria se puede calificar lo sucedido en la provincia de Valencia, en cuya capital nací hace demasiados años aunque no tantos como para vivir la inundación de 1957. Al parecer se levantaron posteriormente las infraestructuras necesarias para evitar una nueva riada en la ciudad. Algo se aprendió gracias a Dios. Lo sucedido la última semana de octubre pasará, en cambio, a los anales de lo que jamás hay que hacer frente a un desastre natural. No pretendo hablar de lo que no conozco bien, de si esto es consecuencia del cambio climático o de imprudentes medidas ecológicas , temas harto controvertidos y ensuciados de intereses económicos y políticos. Sólo decir que resulta peculiar que aquellos que quieren evitar catástrofes dentro de 50 años pasen olímpicamente de las que suceden en tiempo real. Tampoco deseo entrar en los clamorosos fallos de los avisos previos o en los injustificables retrasos para movilizar el personal especializado de que dispone el Estado y que tan extraordinarios servicios vienen prestando en el extranjero. Ya se sabe : "En casa del herrero cuchillo de palo". Parece que este desbarajuste ha tenido relación con la descoordinación y la falta de preparación de los responsables políticos de los gobiernos central y autonómico.
Bien, entendemos la inutilidad, pero si encima, tras el desastre ya evidente, el presidente del gobierno Pedro Sánchez se limita a decir con su característica caradura que " si necesitan algo que lo pidan" o la ministra Margarita Robles que " el Ejército no puede ocuparse de todo", digo que dichos políticos pueden exasperar al más calmado de los hombres. De Carlos Mazón no recuerdo ahora declaraciones inhumanas posteriores al desastre porque creo que son incompatibles con la cara de estupor que se le ha quedado. El presidente Mazón sabe en realidad que no ha podido hacerlo todo peor. Vale, también lo entendemos, ahora, dimite y vete.
En estas condiciones a nadie le puede extrañar el iracundo recibimiento al Rey y a los dos presidentes incapaces en las zonas afectadas. Bueno, al menos el Rey Felipe VI aguantó el tipo y la Reina parecía realmente conmovida. Se agradecen enormemente los gestos de humanidad. Pedro Sánchez hizo mutis por el foro. Espero que más pronto que tarde nos escriba una nueva misiva justificándose. Supongo que le echará la culpa a la derecha, a la ultraderecha y a la máquina del fango que por una vez es literal. Este señor que preside el gobierno más progresista, feminista, inclusivo y sostenible de la historia de España parece especializado en agravar los problemas ya existentes, creando a su vez otros nuevos hacia los cuales se coloca él mismo como solución. Pero eso sí, cuando sobreviene un problema trágicamente real sólo sabe salir huyendo y largarle la culpa a los demás. En realidad, Sánchez sirve sobre todo para mantenerse en el poder. Eso lo hace muy bien. Aunque tal vez no sea precisamente lo que la mayoría de la gente espera.
Soy ya muy mayor para creer las palabras y las soflamas de los demagogos. Ahora se les llama populistas. No me dejo engañar por sus simplistas y radicales soluciones. Pero también hay que decir alto y claro que mucho de lo que denuncian es totalmente real. No vale calificar de derecha y ultraderecha a los que claman contra la corrupción y la incompetencia de nuestra clase política. Es que no hay donde mirar. Pensé que durante la Pandemia ya lo había visto todo en mentiras e inutilidad, en inhumanidad e incompetencia, pero nuestros "representantes" no pueden dejar de sorprendernos.
Como adoro la Historia no puedo finalizar sin mencionar una catástrofe que, si bien no se debió a una calamidad natural, si que fue directa consecuencia de la incompetencia política y que provocó la crisis definitiva del régimen de la Restauración borbónica iniciado en 1875. Me refiero al desastre de Annual en julio de 1921. Los más de 10.000 españoles muertos durante el hundimiento del frente en el Protectorado marroquí sellaron definitivamente el ataúd de un régimen monárquico que había durado casi 50 años. En sus últimos tiempos ya se había olvidado la estabilidad que trajo a España. Cánovas y Sagasta dejaron atrás un convulso siglo XIX marcado por los conflictos civiles. Pero en 1921 solo quedaba un escenario de corruptelas y nepotismo. Si, y finalmente se añadió la incompetencia. Tras Annual una población iracunda recibió bastante bien la Dictadura de Primo de Rivera. Creo que está bien mirar al pasado. Se aprende mucho. ¿No le encuentran parecidos con la situación presente? En el mundo actual parece que todo sucede muy rápido. Mañana mismo todos estarán pendientes de las elecciones de EEUU Tal vez todo cambie. Aunque yo creo, que, aunque con actores distintos, todo seguirá igual. El desastre de Annual fue minuciosamente revisado en el famoso informe del general Juan Picasso que para nada sirvió. Se echo tierra sobre el asunto y aquí paz y después gloria. Me juego lo que quieran a que con la catástrofe del Levante español pasa igual. Bueno, eso suponiendo que alguien tenga interés real en depurar responsabilidades, cosa que dudo mucho. Si es que el fango termina manchando demasiado.