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Indecencia chulesca infame

20 de Mayo de 2025
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Indecencia chulesca infame. Carlos Mazón en una imagen de archivo.
Carlos Mazón en una imagen de archivo.

Junto a la tragedia que supone la pérdida de vidas humanas por la negligencia de personas incompetentes, desde el pasado día 29 de octubre asistimos, con estupor e indignación, a la actitud indecente de quién debía estar, y no estuvo, dirigiendo el operativo de emergencia para paliar el impacto humano de la DANA. Desde ese infausto día venimos comprobando la cobardía, sin rubor, de quien huye hacia delante para escapar de su responsabilidad y salvar el pellejo; aunque esa espantá no se sabe si es por mantenerse en el cargo el tiempo suficiente para, una vez descabalgado del poder, cobrar el rédito económico de la vergüenza; o si es la estulticia del personaje la que lo lleva a no reconocer la realidad, sumergido en una irrealidad que solo ve él en la que no se siente culpable de nada, lo que hace más patética su caída inapelable porque el alargamiento absurdo del fin, supone aceptar vivir en la impostura constante que le recuerdan los valencianos cada vez que sale a la calle. ¡Mazón dimisión!

Mazón es el responsable máximo por la desidia demostrada al optar por estar en las horas clave con una señora—aún no sabemos con certeza dónde y haciendo qué—, en lugar de ocuparse de salvar a sus administrados del ahogamiento; y por configurar un Gobierno en el que puso al frente de la Consejería de Interior, a una incompetente como él, Salome Pradas, que no sabía, como ha declarado a la juez del caso, cómo se gestionaba una situación de emergencia. Mazón, como todo ser engreído y conocedor de sus limitaciones, necesita rodearse de personas con un nivel intelectual más bajo que el suyo—si tiene alguno—, de los comúnmente llamados tontos útiles que no deben pensar y solo decir amén a lo que dice el jefe. 

Solo así se explica, según han declarado a la jueza los expertos en emergencias de segundo nivel, que Pradas no se atreviera a enviar el mensaje de alerta a los móviles de los ciudadanos, que estaba redactado desde a 18:36 horas, hasta que no recibió la conformidad de Mazón al que localizó a las 20:00, después de tres llamadas a las que no respondió. Alerta que tarde, muy tarde, recibieron los ciudadanos a las 20:11 horas. Una hora y media después.   

Cobardía que Mazón pretende ocultar echando la responsabilidad de la gestión de la emergencia al Ejecutivo central, cuando el Estatuto Valenciano recoge en su articulado que la responsabilidad de la gestión de los desastres naturales en su territorio es de la Generalitat Valenciana. Y, si esta se ve superada, puede solicitar la declaración de nivel 3 de emergencia al Gobierno central, en cuyo caso serían los servicios de emergencia del Estado los que se hubieran puesto al mando de la gestión del impacto de la DANA. Mazón no quiso hacerlo porque, en su pequeña y mezquina visión del mundo, eso hubiera supuesto reconocer su incapacidad que, al final, se tradujo en una trágica pérdida de vidas humanas.

El segundo incapaz en este dramático desastre, es el jefe de Mazón, Feijóo, que ejerciendo de Feijóo, de don Tancredo (ni sí ni no), le sostiene desde la distancia, para asombro de propios y extraños, asumiendo el sinsentido de aguantar el descrédito de mantener a un inepto epítome de la indecencia política. Mazón ha demostrado que es un ser frío y carente de emociones, al desdeñar a los afectados con los que no se ha reunido por iniciativa propia para pedirles perdón: ¡que lo soliciten ellos! Y Feijóo un sin sustancia que en lugar de ejercer el liderazgo que dice tener y forzar la caída de Mazón, prefiere dejarse acariciar por la idea que le pone en el oído el escuadrón de la ponzoña que rodea al PP, de iniciar una campaña de acoso y derribo de la jueza que instruye el sumario, como siempre con mentiras y bulos, para forzar su sustitución por otro juez más afín. Nada nuevo bajo el sol. 

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