Espero que al difunto Milan Kundera no le moleste, allá donde quiera que goce de sus vacaciones definitivas y lejos ya de este " valle de lágrimas", que tome prestado el título de una de sus más famosas novelas. No puedo evitar recordarlo cada vez que un verano tras otro escucho los informativos matutinos. De hecho, los únicos con los que pierdo el tiempo. Es una especie de costumbre masoquista antes de ducharme para ir a trabajar y mientras saboreo mi café con leche atender en la televisión las noticias de la mañana. Media hora. Siempre igual. Cambio de una cadena a otra y todas dicen lo mismo en idéntico formato. Pueden invertir el orden. A veces primero las "olas de calor" y después los incendios forestales o al revés. Por supuesto con titulares explosivos que sofocan de solo oírlos, aunque tengas enchufado el aire acondicionado. " España arde" era el encabezamiento de uno de los informativos hoy. Que si el calor es asfixiante, que si no se puede conciliar el sueño, que si no se cuántas personas han muerto de golpes de calor, que si hay que hidratarse, que si no hay que salir a las horas centrales del día, que si lo mejor es un chapuzón ( asombroso descubrimiento). Inmediatamente llegan los testimonios de algunos transeúntes muy agobiados que portan abanicos o botellas de agua sobre el fondo de un lugar turístico lo más tórrido posible o si se tercia haciendo promoción de helados clásicos o de sabores exóticos. Tampoco se olvidan los informativos de las frases agradecidas de algún hotelero satisfecho de la extraordinaria ocupación de su negocio. Para aliviar la insoportable levedad de tanta majadería introducen entonces las tragedias forestales del fuego, generalmente provocado por mano humana pese a lo cual suelen aprovechar para la propaganda del cambio climático, venga o no a cuento. ¿ Pero no estamos en la canícula de agosto? En todo ello el informativo consume, en general, entre la mitad y dos tercios del tiempo. Casi todo el tercio final suele corresponder a los fichajes futbolísticos. ¿ Y las noticias internacionales?. Pues, de fuera de España, poco, muy poco.
Dice un amiguete que a nuestra edad estamos más cerca del arpa que de la guitarra para recordarme la proximidad de la jubilación y la polimedicación. Pienso que, sin privarme de dolencias diversas lo que diferencia mi juventud de mi madurez es la actitud hacia el verano, que ha pasado de un desaforado entusiasmo rebozado de hedonismo a un tedio inconsistente. Debe de ser que el verano es para los jóvenes y el otoño para los viejos. Tampoco deseo generalizar pero es que la caída de las hojas siempre me recuerda al progresivo vacío piloso de mi cráneo que en octubre ya no corre tanto peligro de ser abrasado por las radiaciones solares. Cuestión de seguridad. Mi preferencia por el otoño, digo.
Si. Nuestros informativos me aburren lo indecible. Sin embargo, históricamente los veranos no han sido leves en absoluto. Para nada. La Primera Guerra Mundial estalló en pleno mes de agosto y la Segunda un 1 de septiembre es decir, ambas en pleno estío. Un 18 de julio los españoles se empeñaron en comenzar a matarse. Los EEUU inauguraron la era atómica lanzando sendas bombas sobre Japón también en agosto, pero de 1945.Sadam Husein invadió Kuwait durante el tórrido verano de 1990. Si nos fijamos el siglo XX ha sido pródigo en trascendentales sucesos estivales. Y de siglos anteriores podemos decir otro tanto. Por señalar algo patrio, la malograda expedición de la Armada Invencible tuvo lugar en el verano de 1588. Bueno, los españoles también hemos tenido veranos propicios y el tórrido calor andaluz colaboró con el general Castaños para propinarle una buena zurra al ejército napoleónico en Bailén en 1808.
En fin, no quiero cansarles, pero lo que deseo señalar es que los veranos nunca han sido aburridos informativamente hablando. Todo lo contrario. Tal vez, incluso los hombres de épocas pasadas hubiesen deseado la insoportable levedad al interés informativo. Para desgracia de los habitantes de Gaza este verano de 2025 no es leve en absoluto por mucho que los informativos españoles le dediquen a semejante genocidio menos tiempo que a los sofocos de los turistas en Sevilla. Tampoco parece muy leve el posible encuentro entre Trump y Putin. ¿ De qué hablarán estos dos tipos? Para los noticiarios españoles no debe ser muy importante porque el tiempo que le dedican a semejante cita es mínimo. O tal vez en vez de aconsejarnos que no nos expongamos mucho tiempo al sol a las cuatro de la tarde podrían informarnos de los sucesivos ridículos de la política exterior europea. Al contrario de toda esta levedad informativa, pareciese en realidad que el calor vuelve locos a los hombres tal como nos lo contaba Albert Camus en " El Extranjero" novela en la cual el abrasador calor norteafricano desencadena la criminal acción del protagonista. O como sucedía en aquella memorable película de Lawrence Kasdan " Fuego en el cuerpo". No se la pierdan, la película digo. Nunca Kathleen Turner ha lucido tan bella y peligrosa arrastrando a la perdición a William Hurt por culpa del calor (externo e interno) Mucho más útil que gastar el tiempo en los telediarios españoles, insoportables en su levedad. Yo seguiré viéndolos. Hay costumbres que son condenas. Se llaman Neurosis.