La izquierda avanza en América latina y el Caribe de forma desigual. Nuevos gobiernos de amplias alianzas, avances y retrocesos al mismo tiempo. Cada país nunca mejor dicho “es un mundo aparte”. El gobierno de Perú lleno de contradicciones. Cuba y Venezuela resistiendo. México con un gobierno ético. La argentina cediendo al FMI jugando al mal menor. Mientras que Bolivia va recuperando la estabilidad política y económica. El triunfo de Xiomara Castro en Honduras abre un nuevo panorama regional, especialmente en Centro América. Con sus matices todos los procesos políticos inclusive Chile tienen un carácter progresista. Estamos viviendo la segunda ola de esta corriente del pensamiento que intenta en el marco del capitalismo conseguir beneficios para los sectores más marginados de la sociedad. El primer intento termino con golpes de Estados duros y blandos. La destitución de Mel Zelaya fue el punto de inflexión de la estrategia norteamericana para la región. Golpe parlamentario contra Lugo, detención de Lula, los golpes judiciales, las fake news que perjudicaron a Cristina Fernández, el golpe sangriento de Bolivia etc.
Frente al avance de los pueblos el imperio aplica todas sus recetas desestabilizadoras. Por ejemplo antes de asumir Xiomara Castro intentaron un golpe parlamentario para condicionar el próximo gobierno. En Perú la oligarquía ha metido su “Caballo de Troya” dentro del gobierno, incluyendo un ministro de la ultraderecha peruana. La argentina queda hipotecada económicamente y políticamente con el FMI, que le puede hacer perder las elecciones dentro de dos años. Y así podríamos dar distintos ejemplos. Mientras tanto el próximo gobierno de Chile y el posible triunfo de Lula aumentan las expectativas progresistas para nuestro continente.
Algunos se preguntan si este progresismo socialdemócrata alcanza, para lograr la segunda independencia de Nuestra América. La realizad es que no, tan solo se producen ciclos, oleadas, pero no se avanza en los problemas estructurales de nuestros países.
Los partidos de izquierda tienen como única meta ser parte del sistema, humanizarlo y repartir según las condiciones de cada país las riquezas sobrantes.
Las oligarquías nacionales mantienen todo el poder para condicionar las economías y ser factor de atraso estructural. Mientras los EEUU a través de los endeudamientos ficticios del FMI, las sanciones económicas o los bloqueos amenazan a los países que se atrevan a sacar los “pies del plato” como pasó con Honduras.
Los procesos de cambio deben de tener un horizonte más claro, donde los pueblos organizados sean sus protagonistas. Para ello las clases más interesadas en seguir avanzando en procesos emancipadores deben de dotarse de instrumentos políticos que garanticen ese proceso.
Mel Zelaya desde una perspectiva antiimperialista desde el Seminario del PT de México lanzó la propuesta de crear una Internacional Antiimperialista de los Pueblos. Creo que desde esta visión ideológica se podrá avanzar de conjunto, enfrentar al FMI, rechazar los bloqueos y las sanciones económicas, terminar con los golpes de estado etc.