La sociedad global está obsesionada con encontrar el elixir de la juventud. Sin embargo, nadie se preocupa por ellos y ellas. Siempre le atizan manifestando que son la peor generación que ha engendrado el horizonte temporal argumentando que los jóvenes de antes eran más maduros con las realidades socioeconómicas; y los actuales, solo atienden ante estímulos vinculados con las redes sociales.
En cambio, no estoy de acuerdo con esa afirmación puesto que son el colectivo, comparándolo con cualquier era histórica, más preparado académicamente y con mayor compromiso político de largo. Además, por dos razones debemos de prestarle mayor atención, sobre todo, desde las instituciones: primeramente, a ver quién nos va a pagar las pensiones; y, segundo, son la única esperanza para una Andalucía más igualitaria.
La juventud en Andalucía juega un papel fundamental en la lucha contra el 1d3 andaluz (uno de cada tres personas es desigual). En este sentido, según Red Andaluza de Lucha contra la Pobreza y Exclusión Social (EAPN-A) el 38,7% de la población andaluza está en riesgo de pobreza y/o exclusión social.
Por ello, con una población joven dinámica y comprometida, se pueden implementar políticas y acciones que impulsen el desarrollo económico, social y cultural de la comunidad.
En primer lugar, la juventud andaluza tiene la capacidad de generar cambios significativos en la sociedad a través de su participación activa en la toma de decisiones y en la defensa de los derechos de los más vulnerables. Con su energía y entusiasmo, los jóvenes pueden sensibilizar a la población sobre la importancia de erradicar la desigualdad, así como promover la solidaridad y la cooperación entre los diferentes sectores de la sociedad.
Además, la juventud en Andalucía cuenta con un potencial creativo e innovador que puede ser clave en la búsqueda de soluciones efectivas para combatir la desigualdad en la nación. A través de iniciativas emprendedoras, proyectos sociales y actividades culturales, los jóvenes pueden contribuir a la generación de empleo, la inclusión social y la mejora de la calidad de vida de las personas más desfavorecidas.
Por tanto, es fundamental empoderar a la juventud en Andalucía y brindarles las herramientas necesarias para que puedan convertirse en agentes de cambio y transformación social. Solo mediante una colaboración activa y comprometida entre los jóvenes, las instituciones y la sociedad en su conjunto, se podrá avanzar hacia un futuro más justo, equitativo y próspero para todos los andaluces.
Ahora bien, en Andalucía, existen varias razones que explican por qué la juventud andaluza tiene la peor media de desempleo de toda la Unión Europea. Entre ellas se encuentran, entre otros:
1. Las crisis económicas: Andalucía fue una de las naciones más afectadas por la crisis económica de 2008 y la crisis del COVID-19, lo que ha tenido un impacto duradero en su mercado laboral. La falta de oportunidades de empleo ha llevado a altas tasas de desempleo, especialmente entre los jóvenes.
Cuando una nación entra en crisis económica en función de cómo resiste sus efectos negativos así queda reflejado su capacidad productiva. En el caso andaluz, con una gran dependencia del turismo y la construcción en su economía el milagro no iba a existir. Así que los jóvenes…
2. Falta de formación y cualificación: Muchos jóvenes andaluces carecen de la formación y cualificaciones necesarias para acceder a puestos de trabajo cualificados, lo que limita sus oportunidades laborales.
También, hay que destacar dos cuestiones: uno, la ratio por aula son de las más altas del panorama nacional con todo lo que ello implica (rechazo hacia el ser crítico); dos, la universidades andaluzas están totalmente desconectado del ámbito productivo y emprendedor que necesita nuestra nación. Por ello, tenemos una gran cantidad de graduados jóvenes pero no de trabajadores y trabajadores con empleo de calidad ni jóvenes con iniciativas emprendedoras adecuadas.
3. Sin productividad no hay juventud. Somos la nación menos productiva de España, debido entre otros factores a que no producimos bienes y servicios con un alto contenido tecnológico.
A partir de aquí, aparece la precariedad laboral. De ahí, que muchos jóvenes en Andalucía se encuentran en trabajos precarios, temporales o a tiempo parcial, lo que dificulta su acceso a un empleo estable y bien remunerado.
4. Privatización de los servicios públicos: Antes con la rosa y ahora con la gaviota de “#juanmaloharia” los servicios esenciales como la educación, la sanidad y los servicios sociales, que son básicos para nuestro bienestar están siendo atacadas por el sector privados bajo el beneplácito de la élite política. Por tanto, joven como no provengas de una familia bien acaudalada…
5. Concentración de la riqueza. Los sectores económicos (financiero, mobiliario, alimentario, energético, tecnológico) están siendo, cada día, más concentrados. Esto solo genera dos conclusiones: menos oportunidades y más desigualdad. Joven sé la luz de cambiar esta oscuridad de concentraciones.
6. Turistificación. Andalucía se está convirtiendo en la nación del turismo. Es decir, las viviendas para los turistas y los trabajos más precarios para los jóvenes. Te doy un consejo joven huye que puedes y ya seremos nosotros los mayores los que llevemos, con el andador taca taca, las bandejas de cervezas para los foráneos que pretendan visitarnos.
En definitiva, la combinación de factores como la crisis económica, la falta de formación, la baja productividad, la concentración de la riqueza, la turistificación, la privatización de los servicios públicos y la falta de conexión de la universidad, entre otros, le está llevando a la juventud andaluza a un callejón sin salida de desigualdad con la única opción de aceptar trabajos precarios y, directamente, la migración.
En esta línea, una de las consecuencias más preocupantes, que tienen los factores económicos, anteriormente mencionados, es que somos la nación con mayor tasa de desempleo juvenil (desde los 18 a los 25 años) en toda la Unión Europea. Según datos del Eurostat en enero del 2024, la media de la UE-27 son del 14,9% y la media de España son del 27%, mientras la media andaluza vive alrededor a una tasa media juvenil del 35,3%. Es decir, Andalucía posee casi el doble que la UE-27.
Pero no sólo son llamativos los datos anteriores sino que durante los últimos lustros se ha cocinado un colectivo mencionado como la “generación NININI”; es decir, un sector de la juventud (desde los 18 a los 25 años de edad) que ni trabaja ni estudia ni ambas cosas.
En este caso, los datos andaluces tampoco son halagüeños puesto que según un informe del año 2020 de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Andalucía supera el 20 por ciento mientras que España se sitúa con un 18,5% y la media de la OCDE marca un 13.4%. Esto supone para Andalucía otro NININI debido que NI somos productivos NI nuestros jóvenes se forman NI tampoco están aportando a la caja del bien común. Así, que si los jóvenes no son partícipes en los ingresos fiscales que tipo de Estado del Bienestar nos espera en el futuro.
Entonces, cuál es el único camino que les queda a los jóvenes andaluces para poder satisfacer sus necesidades pues, según el informe sobre la «Situación sociolaboral de la juventud en España 2019-2020», elaborado por el departamento confederal de Juventud de USO, el único sendero es la migración. Y, como constata tal informe, 6.581 jóvenes de entre 16 y 35 años emigraron a otras zonas de España, sin entrar en aquellos y aquellas que se instalaron en países extranjeros.
La cuestión es muy simple, un joven andaluz o andaluza que ni trabaja ni estudia ni tiene inquietud es únicamente por culpa de las instituciones que no saben encontrar una solución a ello; y, de seguir así, nos vemos encaminados hacia una nación con una población envejecida sin energía y lleno de turistas.
Por ello, la inquietud en los jóvenes es importante para acabar con la desigualdad andaluza porque son el futuro de la región y son quienes pueden impulsar cambios significativos en la sociedad. La inquietud les motiva a informarse, educarse y actuar para combatir las injusticias y desigualdades que existen en Andalucía.
Además, los jóvenes tienen la vibración, la creatividad y la determinación necesarias para generar propuestas innovadoras y buscar soluciones a los problemas sociales que afectan a la región. Su participación activa en la lucha contra el #1d3andaluz puede contribuir a la construcción de una sociedad más justa y equitativa en Andalucía.
Por lo tanto, es fundamental buscar herramientas para fomentar la inquietud en los jóvenes y apoyar su participación en iniciativas y movimientos sociales que busquen acabar con la desigualdad andaluza. Su compromiso y su implicación pueden ser clave para lograr cambios positivos en la región y para construir un futuro más justo y equitativo para todos.
Por cierto, curiosamente, y hablando de nuevas generaciones según un estudio de Evolución de los Fondos NextGenEU en España en base a fuentes de la Junta de Andalucía, Andalucía es el territorio que más ha recibido de los Fondos Next Generation procedentes de la UE (3939,9 millones de euros). No obstante, ha recibido 3.199,80 millones de euros, ha autorizado 1.332,90 millones de euros, tiene disponible 674,90 millones de euros y sólo ha gastado 412,50 millones de euros. Esto significa la poca agilidad y competencia adquirida en la gestión de estos recursos que son determinantes ya no para mejorar la capacidad productiva de la nación andaluza sino para ser un posible escape para, nunca mejor dicho, las nuevas generaciones; es decir la juventud.
Joven andaluza y joven andaluz, necesitamos que tu inquietud sea más fuerte que el billete del dinero y que el sillón del poderoso. Sólo contigo podremos reventar el #1d3andaluz; y sólo tú serás, juventud andaluza, será quién inicie el movimiento NO NI NA.
La mirada del joven andaluz y andaluza será el faro que ilumine nuestra tierra de oportunidades para todas y todos
X la revolución de los desiguales….