Empiezo este artículo con algo que parece un juego de niños, de esos a los que jugábamos antiguamente: el escondite. En nuestra infancia esto era divertido porque sólo era jugar, no tenía mayores consecuencias; pero cuando nos convertimos en adultos y arrastramos con nosotros ese juego, la cosa cambia.
En coaching, cuandohablamos de juegos, también hablamos de beneficio a corto plazo.
Este tipo de juegos, en la edad adulta, no son ni tan divertidos ni tan sanos. Son comportamientos que arrastramos porque en su momento nos dieron resultado; pero ahora ya no somos niños, y recuerda: el beneficio a corto plazo a menudo se paga muy caro, porque implica que estás posponiendo una realidad a veces ineludible, aunque tú no la quieras ver.
Este es el comportamiento al que yo llamo la postura delavestruz, como no me gusta o no puedo soportar la realidad que vivo, la ignoro, paso de puntillas como si no existiese y me creo que no voy a tener consecuencias, hasta que ¡claro!, la realidad se impone y me doy de bruces con ella.
Algo así nos está pasando en este momento con temas tan importantes como los efectos secundarios de las vacunas en nuestros niños, de los cuales no se nos informa, y a veces, aunque tengamos la información, pasamos por ella de puntillas, como si ésta no existiese y jugamos a ser avestruces en nuestras propias vidas, sin ser lo suficientemente conscientes de lo caro que vamos a pagar por nuestro juego, que inevitablemente de una u otra forma, va a tener consecuencias directas en nuestros pequeños.
Cabe decir aquí que ¡cómo no!, la Big Pharma se lleva su gran tajada, y los reputados señores y señoras de las batas blancas muchas veces también, aunque por supuesto, eso no interesa tenerlo en cuenta porque si lo vemos, nos sentimos en la obligación de ser coherentes y asumir responsabilidades con respecto a nuestros actos.
Es evidente que existe la iatrogenia médica, y que muchas veces, estos señores de las batas blancas saben lo que hacen e incluso cobran algún dinerillo extra por ello.
Aunque esto no nos exime de cumplir con nuestras obligaciones como padres, ser adultos coherentes y responsables y luchar con uñas y dientes por la salud de nuestros hijos, le pese a quien le pese.
Entiendo que aquí se nos plantea un dilema ¿qué puedo hacer al respecto?
Obviamente te vas a poner en contra a personas de tu familia, amigos, personal médico, etc. Y ya sé que esto no es un plato de gusto, pero como madre que soy, también entiendo que quizás deberías empezar por ser valiente y congruente con el título de madre o padre y empezar al menos a informarte de los componentes de ese producto que tan bien te están vendiendo la mayoría de nuestros reputados pediatras.
En la sociedad en la que vivimos actualmente, es muy difícil encontrar la paz, al menos para la mayoría de los mortales (entre los que yo me encuentro).
Existe un término en el budismo llamado Santosha que nos invita a la aceptación consciente y el contentamiento interior. Y sería estupendo llegar a este estado, a veces tan difícil para nosotros debido a la dificultad de nuestra gestión emocional cuando nos toca de cerca alguna de estas vivencias.
Recuerda: hay decisiones que pueden tener consecuencias irreversibles, la salud de nuestros niños NOes negociable.