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El Kit para la guerra

31 de Marzo de 2025
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Kit de Supervivencia
Foto: FreePik

En una reciente y trascendental reunión, un distinguido comité de expertos españoles, compuesto por lumbreras de la ciencia, la dietética y ex-miembros de los boinas verdes, especialistas en supervivencia, ha analizado las recomendaciones que los distintos estados han efectuado a sus ciudadanos. Así, se han percatado que en los países nórdicos, gente que vive masivamente en casas rurales, se recomienda hatillos de troncos de madera, gafas o preservativos. De ello, que tras un riguroso estudio, nuestra comisión ha decidido adaptar las recomendaciones de la Unión Europea sobre el kit de supervivencia de 72 horas para nuestro país, con el requerimiento adicional de que la situación pudiera ampliarse a más de una semana. Porque, claro está, sobrevivir es importante, pero hacerlo en las mejores condiciones es esencial.

Les hemos planteado el reto de rediseñar el Kit, adaptado a la sociedad española, que mayoritariamente vive hipotecada, en pisos pequeños y hacinada en bloques.

También, como especialistas en supervivencia, nuestros expertos, han detectado que no es preciso hacer ninguna adquisición extra, dado que, la práctica mayoría de los productos precisos los tenemos ya en casa.

De lo primero que nos han alertado, es de que cualquier confinamiento debe pasarse lo más solo posible. La presencia de suegras, sobrinos y cuñados acostumbra a conllevar episodios de violencia extrema a partir de las 24 horas. También se alerta a la población de episodios de “mono” que sufrirán los menores de 35 años, al no funcionar los teléfonos móviles ni los ordenadores.

Elementos imprescindibles del kit de supervivencia:

  1. Agua potable: Indispensable para la hidratación. No obstante, nuestro comité sugiere complementar con una bota de vino tinto y unas botellas, preferiblemente de Rioja o Ribera del Duero, para mantener el espíritu elevado en momentos de adversidad. Además, unas latas de cerveza, tampoco vienen mal. Han recordado nuestros expertos, que antes de la potabilización de principios del Siglo XX, los niños bebían vino y cerveza habitualmente y sin problemas, para no coger diarreas, entre otros problemas.
  2. Alimentos no perecederos: Por pequeña que sea vuestra despensa, encontraréis, seguro, las latas de fabada asturiana y lentejas con chorizo que trajo vuestro cuñado hace dos o tres años, el paté de higadillos de caballa que acompañaba vuestro lote navideño, las latas de sardina en escabeche que nadie toca desde el Pleistoceno y otras de en aceite. Finalmente, en el fondo, y llenas de polvo, encontraréis las dos latas de raviolis con tomate, de cuando aquel fin de semana que dejasteis solos al abuelo con los niños.
  3. La paletilla: Finalmente, se recomienda por nuestros especialistas, tener a mano la clásica paletilla de jamón del lote de Navidades, que eso no caduca, algo de queso manchego y un bote grande de aceitunas. Porque enfrentarse al apocalipsis con el estómago vacío es simplemente impensable. Para la ingestión de yodo, se recomiendan los berberechos, zamburiñas y almejas en lata. Y para postre, melocotón y piña, también enlatados, del que siempre hay un par de envases en cada despensa.

Nuestros expertos en supervivencia militar nos han alertado también que el cuchillo jamonero atado al palo de la escoba es un arma de guerra, y que llegó a estar prohibido por la convención de Ginebra.

  1. Medicamentos y botiquín de primeros auxilios: Para rellenarlo, solo hay que saquear las reservas del abuelo. Veréis que tiene reservas de todo para más de tres meses. Además de los básicos anteriores, no pueden faltar unas aspirinas para combatir las resacas y “almax” para la digestión, derivadas del consumo del punto anterior.
  2. Fuentes de iluminación y energía: Linternas y velas son esenciales. Sin embargo, unas velas, si son aromáticas, pueden aportar ese toque hogareño incluso en medio del caos.
  3. Radio portátil con pilas: Nos dice que es fundamental para mantenerse informado. Para eso tenemos el transistor del abuelo. Como beneficio, además, no nos perderemos el partido del domingo, porque la liga no se detiene ni en tiempos de crisis. Ni tan solo en Ucrania se ha detenido.
  4. Productos de higiene personal: Papel higiénico, que sirve para todo; toallitas húmedas para los más pequeños y una botella de colonia Nenuco. Porque, aunque todo se desmorone, oler a limpio, aunque no haya agua corriente, es una cuestión de dignidad.
  5. Herramientas básicas: Cuchillos y tenedores. Un abrelatas, una navaja albaceteña y, por supuesto, un sacacorchos. Porque una botella de vino sin abrir es un desperdicio imperdonable en tiempos de guerra.
  6. Documentación relevante: Fotocopias del DNI, la tarjeta sanitaria y, cómo no, el carnet de socio del club de tus amores. Las prioridades deben estar claras.
  7. Ropa de abrigo y mantas: Esa manta del fondo del armario y la bufanda del equipo. Porque el frío, si lo hay, se combate mejor con orgullo y pasión deportiva.
  8. Dinero en efectivo: Imprescindible. Nunca se sabe cuándo aparecerá un valiente hostelero dispuesto a servir una caña y una tapa en medio del desastre, y es que el dinero de plástico ya no va a servir.
  9. Productos multiespectro: Empezaremos por el “camping gas”, que es aquello que usamos en el verano, cuando se nos ocurre visitar la naturaleza. Hemos de acordarnos de tener, eso sí, al menos un recambio, porque se quedan sin butano en los momentos más inoportunos; y el mechero correspondiente para cada uno de los integrantes familiares. Nuestros especialistas nos sugieren, también, un garrafón de orujo blanco del pueblo, aquel sin marca y que tiene más de cincuenta grados. Es un perfecto desinfectante, limpiador y anestésico, pudiendo ser utilizado, también, en momentos de bajón psicológico.

Además, el comité recomienda incluir, un dominó y una baraja española. No hay mejor manera de mantener la moral alta que una partida de mus o brisca mientras el mundo se tambalea.

Con este kit, el ciudadano español no solo estará preparado para afrontar cualquier emergencia, sino que lo hará con el inconfundible sello de nuestra tierra: con buen humor, gastronomía de calidad y la certeza de que, pase lo que pase, siempre nos quedará el bar de la esquina. Porque, al fin y al cabo, la resiliencia española se mide en tapas, risas y sobremesas interminables.

Por acabar, también aconsejan reservar un bidón de diez litros de gasolina para quemar a lo bonzo a nuestros políticos, empezando por la Von der Leyen por ser más inútiles que un cenicero en una moto.

Y es que, si quieren cargarnos de miedo, que no se preocupen, que ya lo estamos por su pura estulticia.

Apostilla:

Hemos de interiorizar, como nota final, una máxima que nos la hemos de aplicar a fuego. Esta dice: “El día que veas a un banquero saltar de un séptimo piso, ese día, empieza a preocuparte. Mientras tanto continuarás pagando la hipoteca cada mes.”

Hasta el momento, no solo no vemos que los banqueros y grandes empresas se suiciden, sino que son felices porque se les han abierto grandes negocios, en los que continuaran utilizando pringados que trabajen a destajo y con sus cuatro duros ganados, les paguen las hipotecas.

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