Si no fuese porque ya sabemos dónde estamos y dónde nos quieren llevar, si no fuese porque se ha perdido toda autoridad moral, sería escandaloso leer las declaraciones de Monseñor Paglia, Presidente de la Academia Pontificia para la Vida. Ya en agosto del año pasado, este mismo Monseñor consideraba la ley del aborto “como un pilar de la sociedad”. Pero los cristianos ya no nos escandalizamos de que el tufillo de Satanás se haya metido hasta los tuétanos de la Iglesia Católica: sabemos que es lo que tiene que pasar porque es lo que está predicho, la apostasía general y la abominación donde no debe.
Como médico se me hace muy duro leer las declaraciones que salen en infocatólica donde el titular dice que se declara a favor de la legalización del suicidio asistido. Y es lo menos herético de lo que dice, porque si san Pío X levantara cabeza se quedaría ojiplático al escuchar a un individuo con sotana (no me sale llamarle sacerdote) decir que la “Iglesia católica no tiene un paquete de verdades preconfeccionado” entre otras barbaridades. En un discurso de principio a fin tocado de la imbecilidad que se ha trasladado al clero tras la pandemia, no se hace referencia en ningún momento a Dios. Un discurso en el que se deja entrever la mano de agentes políticos de agenda 2030 y pachamama, acaso de Federico de Montalvo, aquel que tras introducir las mismas reformas en el Código de Deontología Médica en España (la ministra de sanidad le nombró Presidente del Comité de Bioética de España), fue llevado de la mano de Bergoglio a asistir a esa Academia Pontificia “para la Vida”. Todo un ejemplar.
La cizaña se expande entre el trigo, las ovejas andan perdidas sin pastor. Siguiente reto, normalizar la pederastia. Pero Dios no abandonará a sus elegidos. El mismo que lanzó las imprecaciones “Maledictus qui facit opus domini fraudulenter” (Jeremías 48, 10) cumplirá la palabra de que sus elegidos “non laborabunt frustra “(Isaias 65, 23). Se hará justicia sobre el daño de los falsos pastores. Permanecer en la fe de siempre ya es haber vencido.