Una obra que hoy es terriblemente actual y que data de 1914: una canción de cuna contra la guerra. En contra de la intervención italiana en la Primera Guerra Mundial, el poeta Carlo Alberto Salustri (en arte Trilussa) utilizó el dialecto romano en su “Ninna nanna de la guera” para sacar a relucir una verdad incómoda: en toda guerra solo unos pocos ganan, mientras que la comunidad solo puede perder.
Era el año 1914.
La opinión pública estaba dividida entre la neutralidad y la intervención en la Primera Guerra Mundial.
El frente pacifista había producido numerosas obras anti intervencionistas, pero la más exitosa fue una de las más inesperadas: una canción de cuna.
Desde la capital, donde nació, se extendió como por contagio por toda Italia.
Luego, cuando prevaleciera el frente intervencionista, se escucharía cantar hasta en el silencio de las trincheras.
Era la canción de cuna de Trilussa: dulces líneas y directas en dialecto romano capaces de explicar la atrocidad de la guerra incluso a un niño.
Ninna nanna de la guera
Duerme niño más profundo
que tus noches sean ajenas
a las infamias y las penas
que acontecen en el mundo
entre espadas y fusiles
de los pueblos más civiles
Duerme sin conocimientos
de suspiros y de lamentos
de la gente que se inmola
por designio de una sola
que se ata y se amordaza
en ventaja de una raza
o en ventaja de una fe,
por un dios que no se ve,
y que sirve de escudero
al monarca carnicero.
Estas bandas criminales
que ensangrientan nuestra tierra
saben bien que cada guerra
es fuente de capitales
y que abona bien el sembrado
para los cacos del Mercado
Duerme y sueña mi pimpollo
cuando acabe este embrollo
volverán los soberanos
apretándose las manos
demostrando ley y estima
abrazando al que se arrima
Con el afín y con el pariente
ser cortes es conveniente,
cuando volverán cordiales
en los tratos personales.
Y con sumo desparpajo
sin pesar por el trascurso
nos darán un gran discurso
sobre la Paz y el Trabajo
para al pueblo memo y zoquete
escapado del mosquete