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La democracia como tótem y la posibilidad de ir más allá de ella como tabú

26 de Julio de 2020
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socialdemocracia

“Se da, en efecto, el hechosingular de que los hombres, no obstante serles imposible existir en elaislamiento, sienten como un peso intolerable los sacrificios que lacivilización les impone para hacer posible la vida común” (El porvenir deuna ilusión. En S. Freud, Obras completas. P. 2962, tomoVIII. Madrid: Biblioteca Nueva. 1927). 

Conjeturando que somos losherederos de los parricidas, que describió el viénes en “Totém y tabú”, eltotemismo se incribe como institución de un lazo que es más fuerte que el lazode sangre o familiar, a decir de Frazer, citado por Freud. En referencia alvocablo “tabú”, que se correspondería con una traducción del “horror sagrado”,determina prohibiciones que carecen de fundamentos. “El código legal no escritomás antiguo de la humanidad” tal como lo refiere Wundt, también citado en laobra “Tótem y tabú” de Freud. 

Podríamos conjeturar que desde hacevarias generaciones, herederas de aquella horda primitiva, que funda nuestraoccidentalidad, se estableció, como elemento totémico a lo democrático y pensarpor fuera de ello o más allá de la misma, activa una funcionalidad de tabú.

“Desde que el mundo es mundo, aexcepción de breves períodos históricos y en determinados países, existe unaempresa dirigida desde el poder para organizar el sometimiento de los pobres.Este hecho fue ocasionando contradicciones y tensiones que se han resuelto dediferentes maneras en cada momento histórico, ya que es imposible pretender quelos seres humanos vivamos según el orden de un hormiguero o un panal. Suobjetivo es controlar la libertad y la condición pulsional del ser humano. Porello el poder no se agota en los aparatos del Estado, los grupos económicos,los partidos políticos y las instituciones sociales sino también -deberíamosdecir fundamentalmente- se encuentra en cómo se relacionan los sujetosen la sociedad” (Carpintero, Enrique. 2007.La alegría de lo necesario: laspasiones del poder en Spinoza y Freud. Bs.As. 2da. Ed. Topia Editorial). 

La democracia se constituye comosignificante amo o significante extenso en su doble rol de tótem y tabú,inaugurando un estadio que rompe el espejo de la mismidad, para dar curso, cómosíntoma de lo carente, al individuo escindido, mutilado, para convetirse ensujeto representado en la faz pública o política. 

Por más que se tengan en lasdiferentes aldeas, en donde pulula como fantasma “lo democrático” y a cada ratoy en todo momento, estudios estadísticos que hablan a las claras de larutilante pérdida de credibilidad de los múltiples hacia el tótem, lo cierto esque funge como penalidad el horror sagrado de lo tabú. En síntesis, se habla,de lo mejor que podría ser lo democrático, pero nunca descartándolo osuprimiéndolo. Ni a nivel teórico o práctico. Plantearse el imposible desustituir lo democrático, sería matar al otro, liberar la pulsión de muerte, enque nos invaginamos como sujetos, absolutizados en una sóla forma o manera deorganizarnos.

Surgen, claramente, intentos,simulados para pretender una suerte de liberación o emancipación. En términospolíticos, de derecha a izquierda, la democracia, sólo es entendida yexplicada, desde conceptos primos o relacionados, cómo sistema, poder,capitalismo, producción, y demás epítetos que permiten lo único permitido porel tótem, la crítica solapada o parcial a lo democrático. 

“El orden simbólico que nosorganiza, como conciencia moral, tuvo su origen en la forma humana sensible delotro que, por identificación redoblada, nos hizo ser. Éramos todo y parte almismo tiempo: lo bueno estaba adentro, lo malo afuera. Pero en realidad, en laforma del otro estaba también organizándonos, desde adentro de nosotros mismos,la forma obligada de toda satisfacción. Quedamos aferrados al otro sensiblecuyo orden, sordamente, nos regula con su modelo de ser que delimita, dentro denosotros mismos, el contorno de nuestra propia carne. El debate, adultos ya, secontinúa en este campo interior donde la semejanza germinal con el otro que noshabilitó a la vida, se abre como diferencia meramente subjetiva en la concienciadel yo. De este modo, la relación adulta individuo mundo exterior setransforma, regresión mediante, en una relación individuo- individuo”.(Rozitchner, León .1998. Freud y los límites del Individualismo Burgués. MéjicoSiglo veintiuno editores. Pág. 208). 

La transgresión al tabú, en lamayoría de las veces se pagó mediante la muerte. Evitar el cumplimientoirrestricto de la máxima que la última ratio es la violencia, principioperformativo tan poco democrático, tendría que corresponderse con desacralizarlo totémico en que hemos constituido a lo democrático. 

La única manera, forma, que noimplica la ruptura de lo humano cómo sinónimo de quién evita la violencia o laagresión concreta, tiene que ver con el mundo de los conceptos, de lapalabra. 

Paradojalmente, cuando lademocracia deje de ser totémica, podría significar, lisa y llanamente,pensamiento con emociones, comunicación con prioridades, conversaciones odiálogos.

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