La campeona de la injusticia tiene la posibilidad de extender su reinado otro mandato más en la Comunidad de Madrid. Ayuso carga contra la justicia social como el PP nunca se había atrevido a declarar en su historia como partido. La verdadera líder de su partido saca al terrorismo en campaña por encima de sus víctimas a la vez que golpea el estado social, uno de los pilares de nuestra democracia. No queda nada sagrado que respete Díaz Ayuso para alzarse con el poder agitando las más bajas pasiones.
La cultura griega también tuvo su diosa de la injusticia antes de que el mito se hiciera carne y voz en Madrid. Adicia era el espíritu de la injusticia y el mal agüero inmortalizada en la obra de Pausanias. Frente a la fealdad con la que la retrata este autor, su reencarnación en el siglo XXI es musa de los medios generalistas que la aúpan e inspiración constante de “memes” eróticos de sus seguidores ayusers. Si el diario El Mundo publicaba en San Valentín que “su boca es un goloso remanso”, el tuitero experto en expresión visual ultra, @FachaArte , ha analizado la difusión de este material, que da hasta para hilos en Forocoches. La sexualización de su líder entra en el juego político, como el tsunami digital de la neonazi Isabel Peralta en los foros de su ideología, poniendo en duda la existencia del votante racional. Se tocan también instintos básicos con los que es imposible debatir.
Como se certificó en el pasado debate de Telemadrid, Isabel Díaz Ayuso es una experta en no debatir. En degradar el discurso hasta los ridículo para que sea imposible la discusión. Y en ser una roca con el discurso bien aprendido, sin lugar para improvisar sin pinganillo, usando los escenarios de los que dispone para arrastrar el debate público donde quiere y cuando quiere. Este debate no era el momento para argumentar su negacionismo climático porque no tiene argumentos. Pero, como Trump, infecta el imaginario colectivo con la duda y la mentira. Ahora toca morder a la justicia social y la equidad y coronar el discurso hueco con ETA.
Ayuso es la perfecta ejecutora de la estrategia populista y del uso de la imbecilidad política. Un paso más allá de su predecesora, Esperanza Aguirre, con un argumentario desarrollado en el tiempo. El amo de la marioneta es Miguel Ángel Rodríguez, pero tras la apariencia de frescura y sinceridad de Ayuso, hay una batería ideológica trabajada. Flota el pensamiento extremo de su, teóricamente, exasesor Jorge Vilches. Para este profesor de la Complutense, que dimitió tras la investigación del eldiario.es por incompatibilidades, incluso el PP abraza la socialdemocracia. Por eso tiene que confrontar antes o después con Feijoo, un atisbo de ese PP, y arrasarle o perecer en el intento. Vilches y Rodríguez han identificado los puntos débiles de lo que llaman democracia sentimental y van a morder en una vuelta de tuerca más de los neocons españoles.
Isabel Adicia Ayuso tiene su biblia neoliberal, su templo usando todos los recursos públicos de la administración y los profetas que repiten su mantra en todos los medios de comunicación mayoritarios. Tiene el respaldo judicial para salir indemne del abandono grotesco de las residencias de ancianos en pandemia. Cuenta con el favor los artistas que siempre se han arrastrado al poder. E incluso ha logrado la legitimidad con el apoyo de la desfachatez intelectual de Savater o Leguina mientras la distinguían en la Universidad. Todo preparado para que el 28 de mayo la diosa de la injusticia lance su dracarys en los barrios más desfavorecidos. Barrios en los que posiblemente gane.