Después de las 22.30 de la noche, después de más de siete horas de debates, el Congreso aceptó tramitar la proposición de ley de amnistía. Los diputados del PSOE, Sumar, ERC, Juntos, EH Bildu, el PNB, Podemos y BNG iban poniéndose derechos, según eran gritados, para sostener su apuesta por la medida de gracia. En total, 178 síes. Una mayoría absoluta que contrastó con la división y aburrido debate que se vivió en el pleno, el primero de la legislatura y en el cual ERC y Junts dieron casi por amortizada la amnistía y señalaron ya un futuro referéndum sobre la independencia de Cataluña.
Ante el hemiciclo en el cual no estaba el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de viaje en Estrasburgo para hacer balance de la presidencia española de la UE, pero sí una numerosa representación de ministros, el portavoz del PSOE, Patxi López, dijo de la amnistía que es excepcional, pero no inconstitucional, que no es pedir perdón ni perdonar, sino que saca conclusiones y resuelve problemas, tiene muchas garantías y es más transparente y democrática que los indultos, porque estos dependen del Ejecutivo, mientras que la ley para exonerar las causas del proces pasa por el debate abierto con luz y taquígrafos del Congreso.
Patxi López decía: Ustedes juegan a dar miedo, nosotros queremos sembrar esperanza, concluyó. Sus palabras no convencieron a Núñez Feijóo ni Santiago Abascal. Tampoco la diputada de CC ni el de UPN. El líder del PP, calificó la sesión como la más triste y decadente desde la del 23-F [el golpe de estado fallado de 1981], acusó a Sánchez de conceder la amnistía para evitar la alternancia política, y anunció que si el PSOE no les facilita información, impulsarán una comisión de investigación en el Senado, donde tienen mayoría absoluta, sobre los verificadores que Sánchez ha aceptado con Juntos y ERC, por separado.
El PP forzó que la votación fuera por llamada, cosa inusual, para que los diputados socialistas se retrataran. Cuanto más nos amenazan, más convencidos estamos, les respondió Patxi López.
Aun así, todas las miradas estaban puestas en ERC y Junts, y en el tono de sus intervenciones. El portavoz de los republicanos, Gabriel Rufián, aseguró que la proposición de ley podía gustar muy poco, mucho o regular, pero que será una ley aprobada por la inmensa mayoría del Congreso.
Les invito a ver las declaraciones de Gabriel Rufián y otros intervinientes en el debate sobre la entrada de la ley de amnistía en el Congreso de diputados.
Abascal, lejos de rectificar sus polémicas palabras sobre colgar de los pies Sánchez, insistió que el pueblo acabará cansándose y le deseó al jefe del Ejecutivo un juicio justo: Pueden estar seguros que nosotros no les concederemos ninguna amnistía, declaró al finalizar su comparecencia.
Las críticas de la derecha no se reflejaron en la calle. Ante el Congreso no había ni un alma para protestar. Ante la sede del PSOE, en la calle Ferraz, todavía resistían dos centenares de personas protestando pero sin los incidentes de días atrás.
Al resto del hemiciclo, las formaciones sobre las cuales descansa la gobernabilidad del país, defendieron la proposición de ley. Tanto su conveniencia como su ensamblaje constitucional. No pone en riesgo ni el estado de derecho ni la separación de poderes ni la democracia ni los derechos fundamentales, dijo el diputado del PNB Mikel Legarda. Acaba con una injusticia, abre el camino del diálogo y la negociación y con la ley la democratización del Estado será más reconocida, recalcó el parlamentario de EH Bildu, Jon Iñarritu.
No está de más recordar las amnistías, llevadas a término hasta ahora, y que siempre han beneficiado a los mismos. La de 1977 especialmente la que les salvó el culo a los responsables de asesinatos, torturas y represiones en la época franquista y que fueron exonerados de toda culpa como si nada hubiera pasado.
Es necesario no olvidar las tres amnistías fiscales a los defraudadores que, casualmente, acostumbran a formar parte de la derecha españolista y patriótica, pero que estiman más su dinero por encima del amor patrio. Ahora, pero, harán lo imposible para que la amnistía, que ha entrado en el Congreso, no llegue a buen puerto, naturalmente para el bien de España y su santa unidad.