Las leyes de amnistía en España han jugado un papel crucial en diferentes momentos de la historia del país, reflejando las dinámicas políticas y sociales de sus respectivas épocas.
Dichas leyes han perseguido promover la reconciliación, cada una de ellas, pretendiendo dar respuesta justificada a las necesidades y circunstancias específicas de su tiempo.
Posiblemente, en lo concerniente al Proyecto de Ley de 2024, no queden justificadas muchas controversias subjetivas recogidas abruptamente, mediando en las mismas ciertas valoraciones ajenas, junto, a otros intereses presuntamente espurios.
Por tanto, no son comparables las circunstancias de antaño con las que se han pretendido “prefabricar” de un tiempo a esta parte, mayormente producto de intereses políticos, antesala de intencionalidades de cuasi inmediata independencia.
Repasemos y contrastemos anteriores circunstancias:
Amnistía de 1931
Con la proclamación de la Segunda República Española en abril de 1931, se concedió una amnistía general para liberar a los presos políticos encarcelados durante la dictadura de Primo de Rivera (1923-1930) y el gobierno posterior de la monarquía de Alfonso XIII. Esta medida buscaba reconciliar y pacificar al país tras años de represión y dictadura tras la caída de dicho Monarca.
Amnistía de 1977
Consistió en la Transición de una dictadura a una democracia después de la muerte de Franco, facilitado la transición democrática y consolidando la reconciliación nacional.
Tuvo una amplia controversia, ya que impedía la persecución de crímenes cometidos durante el franquismo, incluyendo violaciones de derechos humanos, lo que ha sido objeto de críticas y demandas de justicia en años posteriores.
Proyecto de Ley de 2024
Una de las principales controversias, se encuentra generada por intensos debates sobre la justicia y el respeto al estado de derecho, así como sobre el impacto en la unidad e integridad territorial de España, auspiciada por nuevas corrientes políticas, con posibles incidentes e inicialmente concebidos, junto a miradas de soslayo.
En particular, se ha hecho demasiado hincapié en las complejidades de la política contemporánea y las tensiones territoriales excesivamente focalizadas que marcan la España actual, que por cierto ya existían desde 1714, con Felipe V.
CONCLUSIONES
El resultado de las Elecciones ha resultado sorprendente y concluyente para todos, en especial para los sectores independentistas.
La sociedad catalana, mediante su elevada abstención, ha patentizado su rechazo, supuesto, que este autor viene defendiendo cuando el ciudadano se encuentra en desacuerdo ante las urnas, y en el presente caso, tanto al Proyecto de nueva Ley, como a “futuras aventuras independentistas”.
He vivido varios años en Cataluña, y nunca me he sentido incómodo, con sus peculiaridades, sí, espetando que se trata una tierra ciertamente enamorada de sus costumbres y tradiciones, admirable por supuesto, y que, además, saben convivir.
Por último, ya les adelantaba días atrás que existían algunas “cuentas que nocuadraban”, entre ellas, el aparente hartazgo hacia sus nuevos políticos y que la sociedad civil desea convivir dentro de su cultura. ¿Quién no lo hace?
Nos basamos en datos y hechos concluyentes, que posiblemente conlleven mensajes, tales como:
- Alta abstención y falta de apoyo electoral.
- Conciencia de que una independencia es compleja.
- Las poblaciones civiles, no necesitan reconciliarse. Si acaso las facciones políticas, pero no lo desean, porque pierden protagonismos.
- Si la amnistía fue una promesa electoral o un compromiso previo, en la abstención se puede encontrar la respuesta.
- Los votos actuales no parecen estar actuando en base a un mandato democrático recibido y en anticipación a una nueva consulta popular.
- Etc.
Personalmente, nunca he creído en una independencia entre partes de España, de alto valor lesivo para todos. De hecho, he escrito algunos Textos discrepantes. Si mal no recuerdo, allá por septiembre de 2023, titulé el Artículo: Una Amnistía Prêt à Pôrter, o el Estado Soy Yo, al cual siguieron otros.
Pretendía recordar con ello a sus iniciales protagonistas, mediante una expresión francesa que significa textual y coloquialmente en el mundo de la moda: “Listo para llevar, usar y tirar”, junto a la figura del absolutismo, naturalmente sin pretender ser peyorativo, que no nos encontramos ante tales símiles sujetos a “mercadeo”, y visto lo visto, salvo mandato imperativo, los políticos deberían mantener sus pensamientos alejados por ahora.
Nos queda por observar tanto las reacciones de las Bases de ERC a esa supuesta Convocatoria para refrendar a sus dirigentes, como al Sr. Puigdemont.