Las últimas manifestaciones en USA contra el uso de las armas parecen desatender una idea que me parece importante: ningún arma se dispara sola, hace falta una mano que apriete el gatillo y elija el objetivo.Sacar la abundante cantidad de armas que hay en la calle puede alejar, en gran medida, su uso fácil y violento, pero no erradicar el verdadero problema. La no existencia de las mismas, no va a eliminar en manera alguna la agresividad o la violencia de ese gen primitivo que, como especie, traemos adherida desde el principio de los tiempos. Al eliminar las armas, probablemente utilizaremos cuchillos o tenedores de cocina, cualquier objeto punzante, e incluso, macetas si se diera el caso. Por ello, limpiar solo la zona de afuera no hará que la parte interior siga putrefacta y contaminada.¿Cómo convivir con dicho gen sin que afecte o atente socialmente? Supongo que no hay una solución matemática que proponga un resultado exacto, a lo sumo, muchas posibilidades que hay que explorar, y muchas formas diferentes en muchos diferentes casos, y que todo es más complejo que sentarse a planificar mañanas que aún no han traído sus derrotas. Lo que es evidente, y eso es visible a quien quiera verlo, es que, en lugar de alejarnos de todas las convicciones e ideas fanáticas, bien religiosas, económicas, políticas o sociales, que contraigan el instante para acabar en una explosión incontrolada, cada vez más, y en mayor medida, retenemos las mismas y las hacemos dueñas de nosotros. Y es todo esto, esta amalgama de inexactitudes con las que convivimos y con las que crecemos, las que fomentan irremediablemente los incontrolables actos de violencia desmedida. Las armas solo son el medio utilizado, la forma expresiva del estampido final del acto violento; pero todo nace más adentro, en otro lugar, en un lugar cargado y putrefacto de toda la contaminación económica, política, religiosa y social, con la que reside continuamente el ciudadano, con la que parece involucionar en su condición hacia los demás miembros actuales de la especie humana, y en peor horrenda proposición, una actitud que lo aleja de sí mismo.Como he dicho, probablemente las armas no sean la raíz problema, son el instrumento utilizado. Sin ellas, con toda seguridad, y en ese desatino en que nos hayamos sumergidos, serían otros los materiales o utensilios con los que sucumbiríamos a los asesinatos y a la violencia extrema.
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