Un problema, por definición, es un desajuste. Una desviación entre lo que ocurrió y lo que debió ocurrir. El desastre de la gestión del modelo neoliberal nos dejó sobradas muestras de ello. Es aquí donde destacamos que la solución a aquellos desmanes reside en un cambio de conductas.
La gestión empresarial se centra en el diseño y elección apropiada de medios para corregir esas desviaciones. El factor laboral no debe ser siempre la variable de ajuste de los errores de juicio de la dirección. Esa siempre fue la solución fácil. En cualquier caso, también es cierto, no somos esclavos de las acciones negativas que sobre nosotros se ciernen, sino que somos seres libres para elegir nuestras conductas. Planificar nuestra adaptación a los cambios técnicos mejorará nuestras posibilidades de inserción y mejora. Practicar la cultura del esfuerzo. Entonces, los estímulos que provengan del entorno deben afrontarse por parte de todos los participantes, sean empresarios o trabajadores, del modo apropiado. Practicando la empatía. Evitando negar los indicios. Ello puede permitir organizar respuestas oportunas a dificultades nuevas. Aunque siempre sea recomendable analizar los indicadores para anticipar todo lo posible las acciones pertinentes. Siempre considerándose el factor humano en juego.
Eso es, en resumen, una conducta que podría calificarse de proactiva. Lo opuesto es un comportamiento de gestión reactivo, lo que supone siempre mayores costes y esfuerzos en procurar el ajuste. Energías dilapidadas en conflictos innecesarios. Lo importante que deben comprender los gestores, en especial en las micropymes, es que la decisión es suya ya que son los responsables directos del entorno laboral a crear y las conductas consecuentes a practicar. En cualquier caso, también debe entenderse que los modos no deben regirse por el impulso ni el azar. Deben tenerse objetivos precisos a los cuales acercar las posibles soluciones. En cada ocasión que se tome una decisión debe evaluarse si ésta nos acerca o nos aleja de nuestros objetivos. Aunque la idea del “yo gano tú ganas” siempre debe prevalecer. Por ello debe derogarse la reforma laboral de M. Rajoy que impuso a los trabajadores el “yo gano tú pierdes”, a favor de los empresarios.
Otra conducta importante que debe rescatarse es la empatía hacia su entorno. Se podría resumir en que procure primero comprender y después ser comprendido. Ponerse primero en el lugar del “otro”, da la perspectiva de ver las cosas desde su punto de vista. Aunque sea el más difícil de practicar, porque casi siempre pasamos más tiempo hablando que escuchando y creemos que las cosas sólo pueden ser de la manera en que nosotros las vemos. Una conducta empática puede tener, y generalmente tiene, resultados beneficiosos para el negocio. Por último, otra conducta recomendable, es la generación de sinergias. Ese concepto nos dice que la sinergia es aquella en la que el resultado es superior a la suma de las partes. Trabajar en equipo.
Por tanto, una persona que se quiera convertir en exitosa, trabajadora o empresaria, debe trabajar sus conductas para llegar a construir todas las sinergias posibles entre todas las actividades en las que esté involucrada.
A la suerte hay que ayudarla con las conductas apropiadas. Esto deberá ser así, porque seguir canibalizando a los más débiles será la perdición de todos.