Escribo este artículo para contestar al artículo de Gabriel Rufián aparecido hoy en prensa y que lleva por título “No han vetado a Irene Montero, la han vendido”. Como no podía ser de otra manera aprovecharemos para hablar de algunas cosas más.
El título ya ofende. El argumento principal del artículo es que Irene Montero sufre un rechazo mediático “por ser mujer, por ser de Izquierdas, y por ser de clase trabajadora”. Si esto fuera cierto, y por poner solo un ejemplo, tendría que sufrir también un rechazo mediático Yolanda Díaz, que cumple también con estos requisitos. Sin embargo, Yolanda es aceptada. No es una cuestión de ideología, es otra cosa. Ahora iremos a eso. Yo le diría al Sr. Rufián que si tan válida es Irene Montero, y tan grave es la afrenta que se le hace al no incluirla en una lista electoral de un partido que no es el suyo, ¿por qué no se la incluye en posición de salida en una lista de Esquerra Republicana? Sinceramente, no creo que a ella le importase. Obviamente, la cuestión es otra.
Podemos surgió como respuesta al cabreo de la gente. Un cabreo que Podemos supo instrumentalizar muy bien. El problema de Podemos, como lo será también el de Vox, es que ideológicamente no tienen cabida. Ya hay partidos que llevan toda la vida haciendo las mismas reivindicaciones que hace Podemos. Simplemente, Podemos canalizó y aglutinó el cabreo mayúsculo de la sociedad en un determinado momento. Como lo previsible era que la sociedad fuera “descabreándose” conforme la situación económica y social mejorase, lo natural era la pérdida de apoyo social. Es decir, los cabreados son cada vez menos. Podemos ha intentado dotar a su existencia de una identidad ideológica propia, pero “el cargo” ya estaba ocupado, eso es todo. Ahora lo normal es su extinción. Lo mismo que le ha pasado a Ciudadanos y su viaje a ninguna parte al espectro-engendro neoliberal-progresista, y lo mismo le pasará al Vox, cuya existencia solo se sustenta en el miedo que ellos alimentan. Vox crecerá porque viene una crisis económica y ellos canalizan el miedo y el odio propiciando a la población “intelectualmente desprotegida” víctimas propiciatorias: inmigrantes, rojos, sindicalistas, etc. Cuando las cosas mejoren, dentro de unos años, Vox desaparecerá.
Pero, volviendo al tema, ¿qué problema tiene Irene Montero que no tienen otras personas que como ella son mujeres trabajadoras de Izquierdas, o simplemente, otros compañeros y compañeras de Podemos? El radicalismo. Es el sector radical (mayoritario) de Podemos lo que “resta” en el proyecto de Sumar. Esto es lo que Gabriel Rufián (radical él) no entiende: que los posicionamientos radicales están equivocados per se, y que la mayoría de la población no es radical, sino moderada. Yolanda Díaz quiere construir un proyecto mayoritario y moderado de Izquierdas en el que los radicalismos no tienen cabida. Eso es todo.
¿Tiene futuro el proyecto Sumar? En el corto plazo, sí. Muchísimo; en el medio plazo, regular. En el largo plazo, ninguno. Sumar es una amalgama ideológica constituida por fuerzas excéntricas (como lo fue en día UCD) que desgarrarán el proyecto cuando Yolanda no esté, o caiga en desgracia. Dentro de unos años. Mientras, aguantaremos el tirón y trataremos de apoyar la vital e inaplazable modernización del Psoe para que deje de ser el Partido Socialista Obsoleto Español. Después de las elecciones explicaremos, de manera monográfica, los cambios que necesariamente han de hacerse. Y así, tal vez, nos ahorremos para el futuro el bochornoso espectáculo de las listas electorales. Un saludo a todo el mundo.