Como ya me sucedió en Cataluña con el conflicto independentista, observo, no sin asombro, y esta vez a nivel nacional, el uso de la palabra “equidistante” como expresión de desprecio, casi de insulto contra el que no está a favor ni en contra de las posiciones extremas que se defienden acaloradamente estos días.
En redes sociales y en según qué medios asoma la tendencia a considerar al equidistante como un enemigo, alguien que no se moja y contemporiza para no tener que tomar partido, cuando realmente el equidistante es alguien que conserva la cabeza fría y no se deja arrastrar ciegamente al choque.
Y yo me pregunto: ¿Cuál es el camino si se impone uno de los extremos al otro? ¿Arrastrar el odio del perdedor durante años sabiendo que tienes a un enemigo en casa que cuando pueda va a volver a la carga? ¿Repetimos por enésima vez la cantinela barata de las dos Españas? Os recuerdo que en las cunetas ya no hay más sitio.
¿Que váis a hacer con los que están frontalmente en contra? ¿Les seguiréis insultando? ¿Los seguiréis despreciando? ¿Los eliminaréis?
No estaría mal que pienses que “la verdad” que defiendes es algo subjetivo, en función de muchos factores circunstanciales, es “tu verdad”, por eso la defiendes a muerte... eso sí, métete en la cabeza que los que están enfrente piensan exactamente igual que tú pero al revés... y ya tenemos “dos verdades”.
Intenté hacerle ver a mi hijo Pau, independentista convencido, que si cuando él era pequeño me hubiesen ofrecido un trabajo en Valladolid, por poner un ejemplo, y hubiese pasado allí su infancia, escolarización y adolescencia, sus ideales serían totalmente contrarios a los que tan enconadamente defiende ahora.
Muchos estáis dispuestos a todo por defender posicionamientos en los que tiene mucho que ver cómo os han educado, en qué entorno habéis crecido, dónde habéis nacido. Váis al choque frontal, os sentís apoyados por otros que piensan como vosotros, os sabéis propietarios de “la verdad” y miráis al de enfrente con odio, véis a un enemigo... y al equidistante como un estorbo, una molestia, le creéis carente de ideales.
Pero uno puede tener un comportamiento equidistante aún teniendo sus valores y principios claros y marcados, y sabedor de que es imposible estar a gusto de todos, evitar el enfrentamiento y dirigir sus esfuerzos al diálogo.
Hay muchos momentos en los que se puede cambiar el curso de las cosas sin necesidad de perjudicar la convivencia, en las elecciones, educando a los hijos, debatiendo mucho e intentando escuchar bien y explicarse mejor.
Quizá estés leyendo esto y seas uno de los que defienden posturas extremas... ¿qué necesitamos para que te sientas satisfecho? ¿Callar y reprimir a la otra mitad verdad? Esto se acostumbra a hacer mediante guerras, disturbios, con violencia, con represión... ¿es esto lo que quieres?
¿Para qué te crees que sirve la democracia? Me da la sensación de que la democracia es el menos malo de los regímenes, evita el enfrentamiento, la guerra civil, la opresión de los que han perdido. La democracia es la única manera de que cedamos todos un poco y nos intentemos convencer de forma civilizada, pacífica.
Pero si dentro de la democracia hay elementos que se lo quieren llevar todo a su terreno sin dejar espacio para los que piensan distinto, lo que se está haciendo es traicionar a la democracia, socavarla, debilitarla hasta que el pacto social que nos permite convivir se rompa y llegue el conflicto.
Y en estas estamos, insultándonos por redes, agrediéndonos ya por las calles, vociferando en los Parlamentos y escribiendo panfletos en los periódicos, todo por no ceder ni un ápice de terreno.
Y encima exigiendo esa mierda de: “Si no estás conmigo estás contra mí”, valiente futuro nos espera con tanto hiper ventilado suelto, con tanto eslogan ofensivo diseñado en despachos para conseguir lo que ya está pasando, dividir a la sociedad para seguir dirigiéndola.
De esta situación sólo podemos salir airosos siendo todos un poco equidistantes, la pasión es enemiga de la razón, o nos acercamos para entendernos... o nos acercaremos para pegarnos.
Y de propina: quizá si dejáramos que el humor nos sirviera de bálsamo para quitarle hierro a las cosas, pero ni reír se puede sin que te juzguen por un lado o por otro...
Qué inconscientes son algunos, qué malos otros, que ciegos todos... y aún hay quién se sorprende cuando digo que mis prioridades en esta vida son Divertirme, Reír y Follar...