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Los impecables empleados del Corte Inglés

12 de Abril de 2020
Actualizado el 02 de julio de 2024
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El Corte Inglés

El Corte Inglés no era el Corte Inglés: era uncampo de batalla, era una zona sitiada. La planta baja y el primer y el segundopiso estaban precintados del mismo modo que se precinta y aísla un crimen enlas películas o series de televisión.

No se podían utilizar las escaleras para subir,ni tampoco los ascensores. Había que hacerlo por la rampa. Y al llegar altercer piso, el del Hipercor donde está instalado todo lo referente a drogueríay alimentación, reinaban el miedo y la tensión.

Y sin embargo...

Me puse los guantes colocados al efecto a laentrada del supermercado.

Este ya no es mi Corte Inglés, ese que canté en LOS MARAVILLOSOS EMPLEADOS DEL CORTE INGLÉS y al que dediqué un capítulo en la novela Las Carpetas del Tiempo”.

Pero me equivocaba. Sí era, sí seguía siendo,sorprendente y fascinantemente, mi Corte Inglés. El ambiente, la calidez ycalidad de los empleados, nada tenía que ver con los otros supermercados a losque había acudido ya desde que comenzó el horror, el aislamiento, el arrestodomiciliario.

No había mucha gente; siempre me muevo a horasen las que no hay mucha gente, y la mayoría de los que estaban haciendo sucompra, llenando carritos, eran empleados cumpliendo encargos realizados porteléfono. Alguien me sonrío, y yo le sonreí. Y me fui calmando; salí tranquilo;al bajar la rampa ya no parecía siquiera tan apocalíptica la cinta que aislabalas secciones de la primera planta.

Era la primera vez que acudía después de queel mundo entero, la vida como la conocíamos, se volviera del revés como uncalcetín.

He vuelto más veces, por supuesto. Lapenúltima, hasta hoy, fue en un día muy malo para mí: tenía dos alumnos en laUCI golpeados por el virus. Tratando de no ahogarme en el miedo y el horror mepuse a buscar -qué extraña es la cabeza- mermelada de limón, inconscientementeme recordaba a cuando era niño y mi madre y mi padre me solucionaban todos losproblemas. La magia increíble de que hayaalguien que te solucione todos los problemas.

A quien me conozca no le extrañará que nofuera capaz de localizar la mermelada de limón, y tampoco le extrañará queacabase pidiendo ayuda para encontrarla.

-Sí, espere, le acompaño.

Y ya que alguien me acompañase me hizo sentir unpoco mejor.

-Pues no, parece que no hay. Pero espere,también puede haber en otro sitio.

Y empujando mi carrito la seguí hasta el fondode la planta.

-No, tampoco aquí.

-Bueno, no te preocupes, te agradezco igual.

-Vamos a intentar un último lugar. Es que hayuna buenísima, yo la probé una vez y me sorprendió lo rica que estaba. Meencantaría que la probara.

¡Dios mío, qué maravilla de mujer! Quégenerosidad. Era casi la hora de cierre y se preocupaba por mí, cómo si meconociera. No encontramos la mermelada de limón, pero ni falta que me hacía ya.Estaba feliz: lo seguían consiguiendo esos tipos y tipas, esa gente que trabajaen el Corte Inglés y te hacen sentir como si fueras tan importante y millonariocomo Richard Gere en Pretty Woman.

No sólo Carmen, así se llamaba la mujer que meacompañó en la aventura de la mermelada (lo sé porque se lo pregunté), sino engeneral todos. Quien te daba el pan, a cualquiera que le preguntases, elpersonal que estaba en las cajas...

Era muy difícil, joder (y perdónenme loespontáneo de la expresión). Era muy difícil seguir manteniendo el nivel,superándolo incluso, en aquellas circunstancias. Respeto y calidad y calidezhumana, más allá de las circunstancias eso es lo que me transmitían, lo que erancapaces de transmitirme, los empleados del Corte Inglés. Los impecablesempleados del Corte Inglés.

Nadie les aplaude desde las ventanas. Pero yosí, desde aquí. Hasta hacerme daño en las manos, les aplaudo. Es muy importantepara todos que existan oasis en mitad de este desierto en el que parece habersetransformado el mundo, lugares a los que se pueda llegar con confianza e irsesin miedo. No sé, nadie sabe, qué sucederá mañana, cuánto durará esto, pero sísé lo que siento cuando, en este ahora extrañísimo, encuentro profesionalesasí. Bien, simplemente vuelvo a sentirme bien.

Gracias, y amén.

https://diario16.com/los-maravillosos-empleados-corte-ingles/

(Mecanografía:MDFM)

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