En Latinoamérica, especialmente en ámbitos relacionados con la cultura, suele escucharse cada vez más comentarios sobre el comercio ilícito de la riqueza que tienen los museos.
La prensa revela que esta actividad ilícita genera sumas comparables con las del narcotráfico. Una gran noticia es que la Pandemia reciente que invade el mundo, revela que es posible rescatar el potencial de los museos en el presente y futuro. Existe una sociedad con horizontes más amplios si se toma en cuenta el valor de la informática y si se conjuga con la riqueza infinita de los museos.
En los últimos dos o tres años se constata la movilización de diversos grupos e instituciones que tratan de impulsar el desarrollo de la informática para que el contenido de los museos llegue a las casas de familia y fomentar asociaciones de protección a la riqueza y significado de la reserva social e histórica que posee una ciudad, un país, un continente, el mundo.
Dos países –México y Argentina- lideran estos programas innovadores.
El Museo Universitario Arte Contemporáneo de la Universidad Nacional Autónoma de México cerró sus puertas a causa de la pandemia. Después de 15 meses de cierre, reabrió en el segundo semestre de 2021 con un conjunto de interrogantes y proyectos.
“El Museo como Arena Publica”, busca “hacer comunidad”, y puede emprender el camino, pero al igual de complejo es el vuelco a lo digital, de negociar, ceder y vincularse con comunidades organizadas.
Si se logra esta alianza, el museo puede convertirse en un dispositivo, un espacio de mediaciones, de visibilidad y una plataforma de discusión. Es factible desarrollar habilidades digitales para producir contenido y poder interactuar con las comunidades virtuales.
Nos vamos al extremo sur del continente. La crisis está despertando la creatividad del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires. Comento la Directora de Argentina, Victoria Norton P.
Hoy, remarca que se vive en un contexto global atravesado por la pandemia, el duelo, la crisis económica, la fragilidad laboral, entre tantas otras situaciones, pues el arte surge como una herramienta para sensibilizar al ser humano y transformar el mundo.
El arte y artistas en actividad demuestran que esta área es un poderoso agente de cambio, capaz de concebir y poner en práctica las transformaciones necesarias en las más diversas áreas de la vida económica y cotidiana.
En un conversatorio latinoamericano realizado en Washington, el ano pasado los bibliotecarios que participaron pudieron formularon las siguientes preguntas centrales: ¿cómo seguir siendo un museo sin un espacio físico? ¿Cuáles son las repercusiones respecto de nuestra misión? Y ¿cómo se transforma la relación con los públicos?
Se remarcó que no se trata tan solo de pensar en las deudas históricas que tienen los museos, como instituciones modernas, en materia de equidad, justicia racial y de género, tanto dentro de nuestros equipos como en la programación. El debate es más amplio, que abarca los procesos de descolonización de las instituciones y de la vida pública.
El primer cisma al que se enfrentaron los directivos de los principales museos fue la migración hacia lo digital. Se afirmó que una programación digital estable busca ofrecer contenidos específicos a los diferentes públicos del museo —nuevos, remotos, fieles, desconocidos— bajo diferentes ejes.
Que estos contenidos abarcan una gama muy amplia de actividades: tutoriales creativos para niños; dinámicas interactivas; podcasts que buscaban dialogar con distintos agentes culturales sobre el momento actual y sus efectos;
Las redes sociales complementaron su mensaje con un nutrido brazo académico: cursos especializados a distancia y dos encuentros virtuales internacionales. El primero, llamado “Museo Digital. Ciudadanía y Cultura”,
El presente exige que las instituciones culturales deben ser consideradas como parte del mundo social y no como “catedrales” inaccesibles, al tiempo que lograr articular las formas en las que pueden contribuir y ser parte de la arena pública.
Un ejemplo de ello es el proyecto artístico “La arena fuera del reloj. Memorial a las víctimas de COVID-19”, comisionado por el museo al artista Rafael Lozano-Heme. Esta obra, enteramente digital, buscaba honrar a las víctimas, al mismo tiempo que producir un espacio de reflexión en el momento más cruento de la pandemia.
Un museo no se define exclusivamente por sus obras de arte o por su programa curatorial, sino que se trata de un espacio de encuentro social.
El proyecto argentino Brillantinas, es una cuenta de Instagram (@Brillantilas_MUAC) dedicada a temas de género, desde una perspectiva Y espacio se generan y comparten contenidos hechos en colaboración con artistas, activistas
Hoy, en un contexto global atravesado por la pandemia, el duelo, la crisis económica, la fragilidad laboral, entre tantas otras situaciones, el arte es una herramienta para sensibilizar al ser humano y transformar el mundo, y el artista es un poderoso agente de cambio, capaz de concebir y poner en práctica las transformaciones necesarias en las más diversas áreas de la vida económica y cotidiana.
Esta es la convicción que rige las acciones del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, un museo público fundado en 1956, lanzamos nuestro nuevo programa digital #MuseoModernoEnCasa, que llegaría a involucrar activamente a más de ocho millones de personas.
Para concluir, se suma la información de Unesco: estima que el 90% de los aproximadamente 60.000 museos del mundo se ven obligados a cerrar total o parcialmente sus puertas. Independientemente de su tamaño, ubicación o situación, los museos se enfrentan a retos difíciles, que incluyen la protección de sus colecciones, la garantía de la seguridad y la salud del personal, la resolución de problemas financieros y el mantenimiento del compromiso con su público. Los museos están contribuyendo a nuestras sociedades, proponiendo ideas innovadoras e inspirando a todos en estos tiempos difíciles e inciertos.