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Los que juegan

10 de Junio de 2021
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juegos

A lo largo de mi vida he tenido la oportunidad de conocer a ciertas personas que me han llamado poderosamente la atención. Para poder describirlos tendríamos que hacer un discurso sobre los roles sociales y qué relación tienen con la identidad, la personalidad, etc. No obstante, y simplificando el problema, voy a hacer una descripción personal de los más significativos.

El primero de ellos es “el malvado”. He conocido a personas de esta clase y todas ellas creían sentirse víctimas de una circunstancia pasada por lo que su maldad es una acción de justicia con el entorno (extraña relación entre el victimismo y la maldad). El segundo de ellos es “el sufridor”, y son las personas que aceptan su adversidad y la sufren como acto de humildad, sin deseo de rebeldía. Otro es “el jugador”, el que suele tener recursos para vivir holgadamente y carece de contenido en su interior.

Para rellenarlo interpreta diferentes roles a lo largo de su vida.  Además están “los buenos”, los que creen en la justicia social y asumen el papel paternalista de benefactores. En este caso hay que dividir entre los anónimos (los mártires) y los populares (los que quieren limpiar su conciencia y parecerlo, sin riesgos pero con los méritos). Después están “los que huyen” ya sea de un hecho grave o de algo que no saben qué es. Estos últimos tienen un problema de identidad no resuelto. Y están “los egoístas”. No son malvados pero mirar por su interés puede acarrear desgracias ajenas. 

Existen más, obviamente, pero siento más curiosidad por “los que juegan”. A mí me parecen los más peligrosos de todos. A bote pronto son personas que pueden cambiar camaleonicamente de roll en cualquier momento y con ello modificar su relación con los demás sin previo aviso. Pueden ser cualquiera de los otros roles. Precisamente por su ausencia de previsión se me antojan de alto riesgo. Tal vez por eso sean personas muy tóxicas. Quizás podríamos argüir que tienen rasgos  psicóticos porque saben cómo fingir emociones y se toman esa acción como un juego, sin valorar o no el dolor que pueden llegar a causar.

Muchos de los jugadores no saben que lo son. Esas son las personas que de repente nos sorprenden y nos hacen daño. No obstante para estos existe un antídoto. A un jugador ya detectado lo que hay que hacer es dejar de seguirle el juego. Nada más. Nuestra indiferencia acaba con ellos de forma efectiva.  

Sumario: De todos los roles los mas tóxicos son las personas que juegan porque pueden interpretar a cualquiera de los demás.  

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