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El maniqueismo en el mundo moderno

21 de Septiembre de 2024
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El maniqueismo en el mundo moderno

Uno de los grandes problemas a los que se han enfrentado las religiones monoteístas ha sido siempre la explicación de la maldad dada la fe en un ser superior omnisciente atributo exclusivo de Dios. Resultaba contradictorio que un presunto creador estuviese tras un mundo tan injusto e imperfecto desde el punto de vista humano. No planteaba problema alguno, en cambio, para el maniqueísmo, una religión que compitió brevemente con el cristianismo en el bajo Imperio romano. Fundada por el sabio persa Manes en el siglo III d.C. en el Imperio sasánida mezclaba elementos del viejo zoroastrismo, enseñanzas orientales y dogmas del todavía joven cristianismo. En esencia plantea un constante conflicto a lo largo de la historia humana entre dos principios creadores, el bien y el mal. Como el yin y el yang, aunque en el taoísmo son dos fuerzas opuestas pero complementarias que se encuentran en todas las cosas existentes en el universo y sin la connotación moral del conflicto eterno entre la Luz y las tinieblas.

San Agustín uno de los padres fundadores de la Iglesia profesó el maniqueísmo antes de convertirse al credo cristiano y como es lógico fue muy influido por su doctrina. Tras el saqueo de Roma en el 410 d. C. escribió " La ciudad de Dios" . En la citada obra la influencia maniquea era muy clara ya que planteaba un enfrentamiento eterno entre la materia expresada en la carne y el espíritu asociado a lo divino. También reconocemos la influencia de Platón y su dualismo de cuerpo y alma. Y algo más planteaba San Agustín ya que consideraba que en el tiempo lineal y propiedad de Dios se revelaba su voluntad avanzando inexorable hacia el Juicio Final. Para San Agustín el amor propio( y con ello los pecados de la carne) conduce a la ciudad del hombre y el amor de Dios a la ciudad de Dios. Ambas ciudades, como ya he indicado, en eterno conflicto tal y como enseñaba el maniqueísmo.

Muchos siglos después, el historiador y periodista alemán Fritz Gerlich (1883-1934) presentó en 1919 un ensayo titulado " El comunismo como teoría del reino milenario" En esencia planteaba el bolchevismo como una variedad secular del cristianismo donde la vieja igualdad de las almas ante Dios se convertía en una igualdad generalizada de los hombres en el mundo  al advenimiento de un futuro paraíso proletario, pleno de felicidad y ausencia de conflicto demasiado similar a la "Ciudad de Dios". El problema es que los planteamientos de Gerlich se aplicaban igualmente a todo tipo de totalitarismos incluyendo el "Reich de los mil años" hitleriano. Por eso los nazis terminaron asesinando a Gerlich. Porque para los nazis, como para los comunistas, el maniqueísmo continuaba presente situando el bien en todo lo referente a su ideología particular y el mal en toda crítica o cuestionamiento de sus utópicos dogmas. Como señalaba Bertrand Russell el comunismo tenía su Jesucristo en Marx, sus mártires en los caídos por la revolución, su Biblia en las obras de Marx, su iglesia en el Partido, su Pueblo Elegido en el Proletariado y su Ciudad de Dios en la futura Sociedad Comunista. Y todo lo que se opusiera al bien absoluto eran las tinieblas a las cuales era menester combatir. Para Marx como para San Agustín el tiempo era lineal, un progreso marcado por la dialéctica marxista que indudablemente conduciría al paraíso en la tierra.

El maniqueísmo, disfrazado de ciencia o de filosofía impregnó todas las ideologías y los nacionalismos ( otros credos laicos) que surgiendo en el siglo XIX se pusieron en práctica en el siglo XX con los resultados de todos conocidos. Probablemente el maniqueísmo tenga tanto éxito porque se adapta muy bien al estilo cognitivo de los seres humanos que busca simplificar una realidad compleja separando lo bueno de lo malo. Raramente la realidad se adecúa a este modo de pensar( el propio ser humano está atravesado por numerosas contradicciones durante toda su vida) y es preciso retorcerla y eliminar o silenciar a todos aquellos que no comulguen con la visión dogmática predominante. Por eso el pensamiento religioso maniqueo siempre estará presente. En la actualidad lo sentimos en la nueva religión "progresista" que inunda el pensamiento, la política y las prácticas occidentales. El feminismo, la sexualidad, la inmigración, la justicia, la educación quedan condicionadas por un progresismo maniqueo que se supone nos conducirá a un futuro sin conflicto donde todos los seres humanos seremos iguales en todo. Si. La agenda 2030 parece una nueva "Ciudad de Dios".

Pero el maniqueísmo transporta muchos peligros. Estas vacaciones visité la vieja villa de Belchite destruida en la brutal batalla del verano de 1937. El  excelente guía nos explicó los combates (en realidad la Guerra civil ocasionada por unos políticos maniqueos de los años treinta) de modo crítico, sensato y objetivo, pero a la vez señalando de modo emotivo algunas olvidadas tragedias individuales. Es decir nos explicó la historia de un modo no maniqueo ni religioso en el peor sentido de la palabra. Las ruinas de Belchite nos recuerdan, como mudos testigos los peligros del maniqueísmo y de las burdas simplificaciones de la realidad. Y si, la omnipresente censura que sufrimos es otra de las expresiones del maniqueísmo actual que nos rodea transmitido ahora con mayor eficacia por los altavoces de la propaganda. Ignoro lo que pensaría San Agustín de ver transformada su "Ciudad de Dios" en el paraíso progresista de felicidad, derechos, salud, feminismo, vacunas, parques eólicos, energías verdes e intersexualidad que nos aguarda al final de los tiempos que espero no se acelere con algún próximo intercambio de misiles (en defensa, por supuesto de la libertad y la democracia) que origine un gran número de nuevos Belchites.

 

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