Hace más de sesenta años Gabriel García Márquez escribía una obra maestra que se titulaba “Cien años de soledad” donde se analiza, como un espejo metafórico, las dinámicas socioeconómicas que alimentan la permanente desigualdad latinoamericana. No obstante, la soledad de la desigualdad de América Latina no ha sido sólo de cien años sino que empezó a vislumbrarse desde su descubrimiento, hace más de quinientos años en el que sus recursos naturales han sido y son objeto de expolio, robo y extracción por parte de occidente.
En esta línea, existen gente que lo llaman de “encuentro”, edulcorando así el término descubrimiento, pero fue, en toda regla una invasión, para convertirse después en una colonización que, posteriormente, ha quedado en una colonialidad de poder cuyo objetivo principal es la obtención de sus recursos preciados. Todo ello ha generado como resultado final ser la región más desigual del mundo.
A partir de aquí, la novela vislumbra una serie de paralelismos con la realidad que identifican un número de elementos socioeconómicos que explican el panorama de inequidad que sufre Latinoamérica durante siglos.
Primeramente, la familia Buendía, fundadores de Macondo, representa una élite inicial que acumula poder en el pueblo. A medida que la historia avanza, el poder se concentra y colapsa debido a la ambición y a la incapacidad de adaptarse a los cambios. La llegada de la Compañía Bananera intensifica esta desigualdad, ya que los beneficios económicos no llegan a la población local, sino que se centralizan en las manos de la empresa extranjera.
En esta línea, la historia socioeconómica del continente está marcada por la concentración de riqueza en pocas manos, ya sea a través de élites terratenientes, corporaciones extranjeras o gobiernos autoritarios. Asimismo, la explotación de recursos naturales por multinacionales, similar a la llegada de la Compañía Bananera en Macondo, perpetúa una estructura económica desigual conocida en términos económicos como heterogeneidad estructural. Además, está concentración ha fomentado una “cultura del privilegio” que beneficia a los más acaudalados en cuestión de oportunidades socioeconómicas.
Mientras vas leyendo la novela vas observando como los trabajadores de la Compañía Bananera sufren explotación y condiciones laborales inhumanas. Cuando se rebelan, son reprimidos violentamente, culminando en la masacre de las bananeras, un evento que es borrado de la memoria oficial y minimizado por los personajes de la historia.
Hoy en América Latina, parte de los conflictos sociales son iniciados por parte de los movimientos sociales debidos a la gran desigualdad, en todas sus vertientes, que lastima a Latinoamérica. De igual manera, la represión de movimientos sindicales, de la sociedad civil y popular es permanente tanto en la historia de la región como en la actualidad. En este caso, podemos estudiar la cantidad de movimientos de campesinos e indígenas que son reprimidos por defender sus tierras. Por tanto, el paralelismo con la narrativa de García Márquez es evidente; y la exclusión y marginación de las clases populares latinoamericanas es una constante.
Desde la colonización, la dependencia socioeconómica y el papel de las potencias extranjeras, que trazan gran parte de sus políticas, son una relevante seña de identidad en la economía latinoamericana. Por un lado, los mercados externos y su papel como proveedores de materias primas reflejan este patrón de dependencia; y, por otro lado, la explotación de recursos y la intervención de potencias extranjeras dejan a menudo a las comunidades locales en situaciones precarias, sin beneficios sostenibles a largo plazo.
La dependencia e influencia de naciones extranjeras se subraya en la novela con la llegada de la Compañía Bananera. Este momento simboliza el impacto del imperialismo económico en América Latina donde la empresa impone sus intereses, altera el orden local y finalmente abandona Macondo, dejándolo en ruinas.
Por supuesto, los gobiernos locales en "Cien años de soledad" son títeres de intereses extranjeros o están dominados por la corrupción. La justicia es inexistente y la historia de Macondo se desarrolla en un caos institucional. De esta manera, y como ocurre, en varias zonas de Latinoamérica, la corrupción es uno de los principales obstáculos que impide reducir la desigualdad. Por ello, gobiernos débiles, instituciones cooptadas y sistemas judiciales ineficaces perpetúan las brechas sociales y económicas.
De ahí, sin unas instituciones socioeconómicas fuertes es poco probable que edifiquen un Estado del Bienestar que propicie oportunidades para todos y todas como indican los actuales premio nobeles de economía Daron Acemoglu, Simon Johnson y James Robinson.
Si hablamos en el ámbito del género, las mujeres Buendía juegan un papel fundamental en la vida de Macondo, pero muchas de ellas enfrentan opresión o roles limitados que manifiestan tintes machistas. Sin embargo Úrsula, rompe ciertos moldes al liderar y mantener unida a la familia durante décadas.
Volviendo a la vida real latinoamericana, tristemente, al feminismo le queda un mundo por andar en términos de acceso a empleo, educación y derechos básicos. A pesar de ello, como en la obra de García Márquez, las mujeres son claves en sostener familias y comunidades, convirtiéndose en líderes resilientes en contextos adversos.
Por último, Macondo y sus habitantes parecen condenados al olvido, repitiendo errores y negándose a aprender de su historia, como se observa en la masacre de las bananeras y la eventual decadencia del pueblo. Pero en el año 2025, el olvido y la manipulación histórica son estrategias que utilizan las élites para mantener su poder. Tanto es así que la maquinaria de la “desinformación” está al orden del día para manipular procesos electorales que dinamitan la democracia. Por ello, la falta de una memoria histórica compartida y la implementación de una legislación que penalicen la desinformación malintencionada dificultan, de manera notoria, la lucha contra la desigualdad. De no arreglar lo anterior, las injusticias del pasado a menudo se repetirán; y la sociedad, mediante información falsa, seguirá decidiendo gobiernos perjudicando así a los más vulnerables.
"Cien años de soledad" no solo es una obra maestra de la literatura, sino también un reflejo simbólico de las estructuras socioeconómicas que perpetúan la desigualdad en América Latina. Las dinámicas de poder, exclusión, explotación y memoria histórica descritas por García Márquez encuentran paralelismos directos en los problemas que enfrenta la región. Al mismo tiempo, la novela invita a reflexionar sobre cómo romper con la trampa de soledad en oportunidades para así construir una sociedad más equitativa.
Por cierto, son más de quinientos años de soledad…
La revolución de los desiguales…