José Manuel Calderón, futbolista cuyo club, el Córdoba, ganó el ascenso a la segunda división de fútbol en su reciente enfrentamiento contra el filial del F.C. Barcelona, el Barcelona Atlètic, hizo, en redes, el ingenioso comentario que da título a este artículo.
No seré yo quien niegue el lirismo de sus palabras y la sutileza que destila el pensamiento que le proporciona su neurona, pero no puedo dejar de preguntarme qué hubiera pasado si un futbolista catalán hubiera pronunciado una frase similar referida a los andaluces. Naturalmente, con toda la razón, habrían llovido chuzos de punta sobre el hipotético jugador. Sin embargo, las noticias que se han podido leer en los medios de fuera de Cataluña suelen ser más exculpatorias que otra cosa. “Ya se sabe que, después de un partido, se les calienta la boca, a los jugadores” y otras cosas por el estilo. Además, los medios no catalanes hacen hincapié, sobre todo, en las disculpas que se vio obligado a ofrecer el futbolista pensador. Disculpas que, por cierto, fueron breves y dirigidas solamente “a quien haya podido ofender”.
Señor Calderón, ha ofendido usted a todos los catalanes. A todos. A los que tenemos como lengua propia el catalán y a los que tienen como lengua propia el castellano, a los independentistas y a los unionistas, a los de derechas y a los de izquierdas y también a los cinco compañeros de su equipo que son catalanes. Hasta los españoles normales, que entienden que no se puede tolerar tamaña desconsideración se deben haber sentido molestos por su espontánea expansión. Y no se puede tolerar porque alude a los seres queridos que ya no están entre nosotros, abuelos, padres, hermanos… Hijos, quizás… Y eso toca una parte muy profunda de los sentimientos, a la que nadie –nadie– tiene derecho a acceder y mucho menos en un tono así.
Desde luego, yo me cuento entre aquellos a “los que haya podido ofender”. Por supuesto. Y no le acepto las disculpas, señor Calderón. No se las acepto porque no son sinceras. Sé que no lo son porque nadie se pone en la boca a los muertos ajenos si no siente un severo desprecio, quizás rayando en el odio, por aquellos a los que alude. Y sus palabras, tanto si son previamente meditadas como si no lo son, le delatan. Estoy seguro de que usted, señor Calderón, en el fondo, siente ese desprecio por todos los catalanes por el simple hecho de ser catalanes, sin considerar las peculiaridades individuales que nos singularizan, a cada uno de nosotros, como seres humanos. Porque usted no cargó contra los aficionados del Barça, muchos de los cuales no son catalanes. Usted se refirió, sin ningún matiz, a los catalanes, sean del Barça, del Espanyol, del Sant Andreu, del Europa, del Nàstic, del Girona, del Lleida o del Real Madrid, que también los hay.
Se puede estar en contra de determinadas ideas, pero no se puede dar por supuesto que, en un colectivo de ocho millones de personas, pensamos todos lo mismo ni es tolerable faltar gravemente al respeto a nadie. Ni por las ideas que tenga ni, aun mucho menos, por su procedencia geográfica. Eso es nacionalismo rancio, pura xenofobia, que, a lo mejor, usted no sabe lo que es, pero puede preguntarlo y le dirán que se parece mucho al racismo. Por eso, no le acepto las disculpas. Porque no son sinceras. Porque obedecen al temor de las consecuencias que puedan derivarse de su deleznable expansión verbal. Pero no se preocupe que no va pasar nada porque es usted un español que insulta a los catalanes y eso suele parecer menos grave en España. Si fuera al revés, ya sería otro cantar. Por eso y por muchas otras cosas, los catalanes estamos tan satisfechos de que se nos retenga a la fuerza dentro del Estado español sin permitirnos celebrar una consulta sobre qué es lo que queremos.
Porque ¿ahora qué va a pasar? Insultaron a Vinicius desde la grada y se armó la de Dios. Y me pareció muy bien porque los comentarios racistas que le dedicaron hay que erradicarlos no solo del futbol, sino de todas partes donde se produzcan. Ahora se ha insultado gravemente a ocho millones de personas. Bueno, pero como son catalanes… ¿Verdad…? ¿Y qué va a pasar con esto? ¿Ya está? ¿Se ha disculpado un poquito y con eso basta? Un deportista, aunque juegue en categorías inferiores debe saber que, lamentablemente, es un referente para muchas personas, sobre todo, jóvenes, menores que todavía están formando su pensamiento. Y estos comentarios, hay que arrancarlos de cuajo de donde se produzcan. Pero, sin embargo, nadie va a hacer nada y esto se va a quedar así.
¿Cómo quieren que no haya independentistas en Cataluña si, en este Estado, se pueden decir barbaridades como esta sin que pase nada? Ya lo he consignado más arriba. ¿Qué les hubiera parecido, amables lectores, una frase como “me cago en los muertos de todos los andaluces” en boca de un jugador catalán del Barcelona Atlètic después de haber ganado el ascenso? Pues eso mismo nos parece a los catalanes, la de ese jugador bocazas del Córdoba. Pero claro, en España, como en este caso se insulta solo a los catalanes…