Estoy seguro de que no soy la única persona que ha afrontado el día como si fuera una visita a un parque temático.
Igual que hay parques temáticos de zombies o de animales o de atracciones de feria, también podría haber un parque temático en el que la luz no funcionase, y con la luz: los teléfonos móviles e Internet.
Ha sido una experiencia interesantísima, y en verdad y en conjunto la he disfrutado mucho.
Ya desde el principio me he sentido en el interior de otro mundo.
Como cuantos me conoce saben, yo trabajo hasta las cinco de la noche, o incluso más tarde algunos días, y por lo tanto no me levanto antes de que hayan pasado al menos siete u ocho horas.
Eran un poco más de las doce y media cuando mi hijo ha entrado en el cuarto y me ha dicho:
-Papá, está pasando algo tó raro.
Ese tó, que se come la segunda sílaba y cuya "o" yo acentuo aunque no haga falta, ya me ha hecho entrar en escena, directamente. Luego ha añadido que no me asustase, pero yo ya me había levantado de un brinco y estaba buscando una brújula mental para moverme por el mundo de los despiertos.
Al principio, como todos los españoles saben, lo del apagón ha sido en esencia: misterio. Que si en España, que si en toda Europa, que si en todo el mundo...
Hasta que nos ha dado por pensar en la radio. Ese viejo invento. Y eso ha sido lo primero que ya me ha gustado muchísimo: que la radio resurgiese como un ave fénix y se convirtiese, como en la época de nuestros abuelos, en protagonista de nuestra vida.
Luego hemos bajado juntos a la calle, a husmear, a ver qué estaba sucediendo. Impresionante la cantidad de gente que desfilaba por las aceras en una y otra dirección, como si fuese la salida de un partido de fútbol, o una romería. Y sobre el asfalto los coches y los autobuses avanzaban tan despacio que parecían absolutamente parados.
Hemos buscado un sitio donde comprar pilas para la radio, la vieja radio que le regaló mi padre a mi mujer cuando aún estábamos en Dakar haciendo de diplomáticos.
Y ya allí, en la tienda del chino, me he quedado fascinado; ensimismado, que diría un poeta, observando la relación que teníamos todos los unos con los otros.
Me ha encantado. ¡Qué ambientazo! Ya lo he avisado en el título.
Madrid, Mad Madrid , como la llama mi amigo y personaje, Tigre Manjatan, es una ciudad durísima, cada uno va a lo suyo y lo habitual es ir protegido por una barrera de insociabilidad: a mí no me cuentes nada de lo que te pueda pasar, que no me interesa en absoluto.
Y, sin embargo hoy, con el apagón, éramos todos... uno. Creo que es la mejor manera de decirlo: éramos todos uno.
A todos nos importaba prioritariamente lo mismo, nos sentíamos iguales los unos a los otros, y a la vez la fragilidad en la que nos colocaba la situación hacía que necesitásemos actuar en grupo para no asustarnos de nuestra propia pequeñez.
Ahí, repito, yo ya estaba encantado y felicísimo, en plena aventura en el Parque Temático del Apagón.
Y luego, cuando hemos ido a un bar, al Bonhomia, que regenta mi maravillosa amiga Mara, quien nos ha fiado los menús para que nos los subiésemos a casa porque no llevaba suficiente efectivo encima, el ambiente era divino.
¡Parque Temático total y sin discusiones!
"A lo mejor estamos al borde del final del mundo y a punto de que se acabe la vida del planeta, pero a mí me pones otra caña, por favor. Y hasta me bebería una más, o dos, sin ningún problema."
Y luego, como conclusión, a través de la radio, la maravillosa radio, ya nos estaban prometiendo un final feliz, y aunque ninguno nos lo creíamos a pies juntillas teníamos la esperanza de estar simplemente, y en verdad, en un parque temático; y que cuando llegase la hora de salir volveríamos a nuestra vieja realidad.
Y así ha sido: primero, ya anocheciendo, ha vuelto la luz, y un poco más tarde, bastante más tarde en realidad, ha regresado también El Gran Dictador, nuestro Charlot jugando a Hitler, de cada día: Internet Móvil, Televisión.
Como he dicho al principio:estoy seguro de que no he sido la única persona en vivir así El Día Del Apagón, aunque por supuesto en mi caso era fácil. No estaba atrapado en ninguna oficina ni tenía que coger un coche para hacer treinta o cuarenta o cincuenta km antes de regresar a casa. Pero hasta quienes lo han tenido más duro seguro que se han sentido un poco en una suerte de parque temático cuando la luz ha vuelto y se ha invitado a todos los visitantes a salir del Parque Del Día Sin Luz.
Excelsior