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México con el pueblo de Venezuela

06 de Febrero de 2019
Actualizado el 02 de julio de 2024
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AMLO_USA_EBRARD
La postura de México tiene un sentido profundo que va más allá de apelar al diálogo y la paz del conflicto venezolano, significa el fin de una época de obediencia al guion estadounidense.La dependencia de México impuesta por el comercio libre regional se acompañó de gobiernos dóciles entregados al apoyo a la dominación norteamericana en la región.Esta política de total allanamiento al intervencionismo se explica mejor si comprendemos que los expresidentes mexicanos de las últimas tres décadas estaban involucrados en el narcotráfico y lo que menos deseaban era provocar a los norteamericanos.Por corruptos los expresidentes optaron por inscribirse en la tesis de la inutilidad de la soberanía, de hecho, los doctrinarios del régimen negaban la violación a los principios de no intervención y libre autodeterminación de los pueblos bajo el argumento de la mutación de las disposiciones constitucionales.La justificación era que, aunque la Constitución no había sido reformada los principios cambiaron su sentido, mutaron frente a la nueva realidad, por lo que si bien no habían sido reformados y su redacción estaba intacta en los hechos encontraron un nuevo significado.Esta negación constitucional llegó a su fin con la determinación de rechazar el reconocimiento a Juan Guaido como el encargado del gobierno venezolano, el dictado estadounidense dejó de ser el mandato para la política exterior mexicana.El presidente Andrés Manuel López Obrador tuvo la autoridad para recobrar el orden constitucional precisamente porque nada tiene detrás, es un político sin indicios de corrupción ni intenciones de enriquecimiento, obstinado con hacer historia. Tiene dominio de ella, la ha escrito y la protagoniza.Es un político que evita la comodidad a diferencia de los anteriores, quienes habían optado por seguir el guion norteamericano de supuesta defensa a los derechos humanos en Cuba y Venezuela, les pareció sencillo subirse a la ola de la condena del aparato de dominación imperialista para ocultar la crisis propia.La postura de neutralidad es una expresión de soberanía que restituye dignidad a México, es un antes y un después en la historia de la política exterior, además de convertir al país en el faro latinoamericano al ser un posible factor para promover la salida democrática a la crisis venezolana.La esperanza de una solución democrática se antoja remota bajo la consideración de que más que un conflicto doméstico se está ante un ensayo de los intereses imperialistas, la intervención armada parece tan sólo cuestión de tiempo.Lo cierto es que por más remoto que parezca hay una esperanza en la definición conjunta entre México y Uruguay, seguramente se comparten sinceros deseos de convencer a los venezolanos que el remedio es peor, no hay nada que supere la maldad de un gobierno impuesto por las potencias extranjeras.La conferencia de Montevideo es un espacio en el que podría resurgir la esperanza, México está tan convencido de esta posibilidad que es directamente el experimentado secretario de relaciones exteriores Marcelo Ebrard el que encabeza el solidario esfuerzo en favor de los destinos del pueblo hermano de Venezuela.La solución pacifica de los conflictos, la no intervención y la libre autodeterminación de los pueblos son principios constitucionales que México instituyó a través de sus intervenciones inspirados en la política juarista del siglo XIX al defender a México de los intereses imperialistas, a la vez que son proclama de las Naciones Unidas, esperanza para la región y la receta para Venezuela.
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