Desde hace un tiempo hasta hoy no hago más que escuchar un solo tema y es la «huella de carbono».
¿Qué es la huella de carbono?, ¿alguien lo sabe?
Se dice que cada acto en nuestras vidas deja una huella de carbono que contamina, que influye en este nuevo «cambio climático».
Ante este nuevo paradigma se me plantean varias dudas.
¿Debo beberme una lata de cerveza o de refresco por la calle sabiendo que el gas que contiene la lata podría modificar el clima?
El otro día iba por la calle y, solo en un parque, iba a tirarme un cuesco, pero vi pajarillos en los arboles y me dije: «¿Y si los desplomo en muerte súbita?... O espera, ¿eso no lo hacían las ondas electromagnéticas del 5G?»
También nos dicen que tener mascotas o animales de granja y huertos dejan también huella de carbono, y digo yo, ¿acaso no son como nosotros? ¿Seré muy conspiranoico si pienso que igual es que no quieren que comamos carne y verduras de nuestras granjas? Pero, claro, en las comidas y reuniones entre políticos, estos no se quedan cortos en el menú, con sus corderos, chuletones, langostinos, caviar, ensaladas …
Igual es que sus menús son como los virus, que a ellos no les afecta la huellita de carbono.
Nos cuestionan nuestra forma de viajar en aviones, barcos y trenes, pero es curioso que nuestros representantes políticos se muevan en jets privados y lujosas limusinas…
Hace poco escuché decir en la tele, a un tal Pedrito, que el uso de corbata también contamina. Yo por suerte nunca la usé; siempre me pareció un complemento de ropa para representar algo que no se es.
Ni que decir de mi furgoneta, que lleva diésel. Me siento fatal por que emito muchos gases a la atmosfera...bueno, quizás no tantos como las fábricas de aceite o de Coca-Cola, o los mismos chemtrails que arrojan metales pesados por aire. ¿Creéis que harán algo para acabar con ellos?
Luego está el tema de los restos vegetales. Pues no, que ahora insisten en llamarlos residuos, como si de plástico, cristal o papel de la basura se tratara. Esto a más de uno le puede fastidiar bastante porque, claro, ¿no es lo mismo quemarlos en el campo como se ha hecho toda la vida que quemarlos en nuestras chimeneas para generar calor gratis?
Lo último fue algo de que para calentarnos en casa deberíamos abrigarnos más y no encender tanto la calefacción.
No sé vosotros, pero esto de la huella de carbono y el cambio climático me suena a cuento chino porque haciendo uso se mi sentido común, como ser vivo que hace un debido uso de su criterio propio, si mi vehículo contamina, el del presidente también; si no puedo comer carne, los ministros tampoco; si no puedo encender la calefacción, a ver lo que hacen en la Moncloa para calentarse; y si no me puedo tirar un cuesco en mitad del campo yo no tengo por qué ver las fumigaciones día tras día, y sin mi consentimiento.
Ante tanta incongruencia, la última cosa que se me pasó por la cabeza era que, hagamos lo que hagamos, la naturaleza seguirá su curso como lo hizo antes de que existiéramos, y lo hará cuando nos extingamos; así que la mejor huella que podemos dejar es la del raciocinio y la inteligencia.
Utilicemos la masa gris que nos dió la vida para cuestionar cualquier nueva paradoja que nos digan los demás, sobre todo si viene de los medios de comunicación.