Diario16 fue el primer periódico en el que escribí en mi vida. Apenas cumplidos los veinte años. Siempre lo he echado de menos, incluso cuando escribía para Cambio16 añoraba el ritmo joven y dinámico de Diario16. Por lo tanto hoy es un día grande para mí: vuelve mi periódico más amado. Y lo hace en un momento oportuno. Necesario.Necesario porque vivimos tiempos convulsos. Porque los medios están en manos de grandes grupos y políticamente escorados. Los blogs, las redes sociales, son una nueva realidad, pero al ser tantos y tan dispersos carecen del peso concreto y suficiente: pequeñas chalupas y no poderosos barcos.Hay tantas cosas que contar. Europa, España al borde del fin del bipartidismo, las nuevas generaciones, la tecnología, el paro. Y sobre todo hay que hablar de nosotros, de todos nosotros, de los españoles, que éramos un pueblo optimista, esencialmente alegre, y hemos visto cómo se esfumaba nuestra alegría so pretexto de una crisis articulada por los grandes poderes económicos. Qué difícil comprender para alguien que no llega a fin de mes, que no tiene para dar de comer a sus hijos, que la prioridad de sus dirigentes sea rescatar a los bancos.Pero estamos aquí de nuevo, fuertes y renovados. Gracias al esfuerzo, una vez más, de un gran hombre, Manuel Domínguez Moreno, que será recordado por la historia, amén de por su línea de pensamiento siempre coherente, por haber luchado siempre para impedir que mueran y desaparezcan los medios más señeros e importantes de nuestra historia en los últimos cincuenta años; valgan como ejemplo Cambio16 y Cuadernos para el diálogo entre otros muchos. Los grandes hombres son un lujo para cualquier nación, pero lo son más aún en la frágil coyuntura por la que estamos atravesando.Como siempre, diré lo que pienso; y más aún, lo que siento. Hoy soy un hombre feliz. Parecía un barco naufragado, pero no. Aquí está de nuevo, con el casco en perfectas condiciones, las velas henchidas y desafiantes. El valeroso navío de Diario16. Larga vida. Prósperos años.
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