Foto del perfil del redactor de Diario16 Vicente Mateos Sainz de Medrano.

Las muertes que causaron les resbalan

09 de Marzo de 2025
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Las muertes que causaron les resbalan. Residencias Madriid

En la cota más alta de perversión moral están los personajes con poder que no se sienten concernidos por las muertes que provocan sus decisiones o su dejación. Individuos sin sentimientos, al borde de la psicopatía, que duermen tranquilos ajenos al dolor humano que procuran sus acciones. Seres sin corazón que no se sienten responsables; por ejemplo, de la muerte 7291 personas en las residencias de la Comunidad de Madrid, por la orden de Isabel Díaz Ayuso para que no fueran derivadas a los hospitales durante la pandemia del Covid, si tenían otra enfermedad añadida. O de las 227 personas que murieron ahogadas por la Dana en Valencia, por la incompetencia e incomparecencia del Presidente autonómico Carlos Mazón.

Almas gemelas en el desprecio que muestran hacía las personas afectadas que reclaman justicia que, en el caso de Ayuso, llega al límite de insultar y faltar al respeto a los fallecidos y sus familias, con las que nunca se ha reunido, cada vez que en la Asamblea regional la oposición le saca el tema: "esas mierdas de siempre", o la más descorazonadora y vil de "se hubieron muerto igual". Desparpajo infame que comparte también Mazón que prefiere no mencionarlas y ningunearlas, como si no existieran y con las que tampoco se ha reunido, preocupado por seguir en el cargo arrostrando que ya no puede andar por la calle ni ir a actos públicos sin recibir todo tipo de improperios. Clamor que ni oye ni escucha, le resbala, mientras siga en el machito; como a IDA no le afecta lo que pueda decirse de ella, porque con su lengua viperina es capaz de replicar lo que sea.

La mentira también les une para escapar, huir, de la responsabilidad que les persigue y perseguirá siempre, por mucho que quieran obviarla. La una haciendo gala de una mente ilógica y un discurso irracional, capaz de mezclar churras con merinas, con el objetivo de desviar la atención para que el dedo impida ver la luna. El otro, negándose con mendacidad a dar una explicación clara y precisa sobre dónde estuvo mientras decenas de valencianos se ahogaban. ¿Qué le impidió ponerse desde primera hora al frente del operativo de emergencia y tomar decisiones que hubieran salvado muchas vidas? Ambos casos son ejemplo palmario de cobardía.

Victimizarse es el trampantojo más manoseado para salvar el culo tirando por elevación al Ejecutivo central —el mantra de siempre — culpándole de la tragedia, tergiversando la realidad en un intento infantil por hacernos creer que son los oponentes, los enemigos políticos, los que me quieren mal porque siempre buscan el lado negativo en todo lo que hago para acabar conmigo. No hay nada más baboso y ruin que negarse a sí mismo. Excusas de mal pagador, para no dar la cara y asumir con responsabilidad los efectos de sus actos, que ya no cuelan en una sociedad que, por fortuna, comienza a ver la verdad que se esconde detrás de las mentiras y las tergiversaciones de los hechos y datos objetivos.

Por eso Mazón, ya no puede ir a ningún sitio sin que los valencianos le recuerden sus vergüenzas, y con la rabia propia de la impotencia clamen por su dimisión. Como Ayuso, que siempre tiene que ir rodeada de una corte de guardaespaldas y de pelotas para protegerla cuando sale a la calle, siempre por los mismos barrios donde, ¡o casualidad!, siempre hay un grupo de corifeos que la aclaman. Ninguno de los dos se salvará de la persecución y apelación a su conciencia de los muertos que acumulan en sus mochilas, porque nunca podrán escapar de su San Martín. Como tampoco podrá huir de su conciencia el líder de la derecha Feijóo que les ampara. Como tampoco escaparán a sus conciencias, el frío y cruel Netanyahu, por mucho que se abrace al sátrapa mayor del reino, Donald Trump, insignes representantes de la abyección más cruel.

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