Un milagro puede definirse con precisión como la transgresión de la ley de la naturaleza por una volición particular de una deidad o por la interposición de algún agente invisible (David Hume)
Por escépticos que seamos y por poco acostumbrados que estemos a estas señales excepcionales milagrosas, tal y como van las cosas en el ámbito nacional e internacional tenemos necesidad de un milagro con urgencia. Vamos a considerarlo con los casos que se están presentando.
Empecemos con la monarquía. Con el rey en un exilio dorado, cada día aparecen datos nuevos que producen sonrojo y más desasosiego. Ahora no es sólo el titular emérito, sino que también la propia reina utilizaba tarjetas opacas para sus viajes a Londres. Así que los tentáculos se extienden y afectan a más personas. La reina tiene fama de sobriedad y la gente la aprecia por lo bien que se había adaptado a un país al que llegó como extranjera. Con lo reacias que son las autoridades para investigar, hasta el destino les obliga a hacerlo. Todo tiene su raíz en el reconocimiento de la inviolabilidad, que ha terminado al haberse convertido en ex-reyes.
El virus sigue con nosotros. No se quiere ir, aunque lo matemos. Es igual, porque vuelve a reproducirse hasta que los hospitales acaben derrotados por él. Se da la paradoja de que las Comunidades que querían gestionar por sí mismas la sanidad, cada vez parece más impotentes. Cuando el Gobierno les ha ofrecido la co-gobernanza, algunas están pidiendo desesperadamente que les permitan del confinamiento domiciliario y casi exigen el mando único. ¿En qué quedamos?
Los presupuestos siguen dando que hablar. Prorrogados varios años ya, los partidos políticos se resisten a aprobarlos, convencidos de que el desgaste del partido gobernante es muy fuerte sin tener las cuentas claras y seguras de las que disponer. Se da la circunstancia entre nosotros de que algún partido estaría dispuesto a aprobarlos con tal de que no aceptaran que otro, que consideran contrario a sus intereses, lo haga. Esto es ya el colmo de la oposición. Si usted está razonablemente de acuerdo con el contenido, ¿por qué se empeña en que otro adversario político contribuya a dar su apoyo a los mismos? Parece que se trata de subrayar que hay ideas que son inaceptables, cuando otros das adoptan. Solo el choque es la única oposición legítima. ¿Dónde queda entonces el respeto a la pluralidad y la imprescindible tolerancia?
La transición ecológica está resultando imprescindible, así que es necesario caminar en esa dirección, pero no acaba de ponerse en marcha con firmeza y efectividad. El cambio climático nos está dando avisos terribles. Tenemos que ajustarnos para que la movilidad se haga sostenible y para ello los territorios han de optimizar su gestión. Podemos hacer mucho en su favor, pero no sé si tenemos voluntad para ello. Hay tantos espacios naturales esperando la protección adecuada que no sabemos por dónde empezar. Nuestro medio ambiente se encuentra abandonado, sacrificándolo en aras de un turismo de escasa calidad, que luego nos pasa factura. El saneamiento y planificación de este tema no puede esperar más.
El Consejo Interterritorial de Sanidad ha demostrado ser un organismo imprescindible en el tratamiento de la pandemia. Con reuniones semanales se encarga de la coordinación de las Comunidades y establece las recomendaciones que después gestionarán las distintas administraciones. Hasta ahora los acuerdos se adoptan por mayoría, contando con que siempre puede haber reticencias y, de hecho, algunas se salen de lo establecido con la excusa de que los acuerdos no han sido por unanimidad. Qué fácil resulta sacudirse la disciplina de la actuación común. Solo hace falta que, cuando una Comunidad no acepta seguir al colectivo, vote que no. Esto indica el poco estilo para reconocer la pertenencia a una identidad.
Las grandes plataformas comerciales asoman cada vez más su oreja peligrosa por querer anexionarse la totalidad de negocios, incluyendo los culturales. Anne Hidalgo, alcaldesa de París, llama la atención sobre Amazon, pidiendo a los parisinos que no compren ahí, porque matan las librerías y la vida de los barrios. Desaparecen muchas librerías, mientras que las ventas de libros en Amazon siguen aumentando. Hay que reconocer que tenemos un dilema: comprar en la plataforma a precios más reducidos y con más comodidad, o hacerlo en las librerías de barrio, donde los haya, con precios algo mayores. La rapidez que impone nuestra vida con sus prisas impide el placer de pasar un rato en la librería y oler los materiales en papel o charlar con los libreros que conocen sus productos y nos aconsejan acerca de los mismos.
Las elecciones norteamericanas. ¿No resulta decepcionante que un presidente en ejercicio deje por los suelos el noble arte de la política, proclamando que no reconocerá su derrota? Nunca se ha dado tamaño desprestigio, especialmente si todo está planificado con precisión desde hace tiempo. La democracia en América está en vilo y conduce a su propia negación, cuando se ha procurado previamente constituir un Tribunal Supremo con jueces favorables, que tomarán la última y definitiva decisión. La sociedad norteamericana ha quedado todavía más dividida y su sistema electoral es manifiestamente desastroso. Tanta torpeza puede acabar con la justicia y la misma democracia. Entonces nos quedaría establecer el orden mediante la fuerza de las armas y la violencia más extrema.
¿No vamos directamente al abismo por causa del egoísmo de mantener el poder como sea? Sólo un dios puede salvarnos, decía Heidegger, tan denostado en muchos aspectos de su forma de ser. Solo él podría producir ya el milagro que necesitamos. Sin embargo, Biden y Harris ya están aquí. También Pfizer, indicando que la eficacia de su vacuna supera el 90% de efectividad. Esperemos que se confirmen los últimos datos. Cuestión de ciencia e investigación. Tomemos nota.