Hay una frase que cada vez que pienso en ella, me maravillo de lo cargada de razón que está. Ésta es: “para alcanzar el poder no tienes que ser el más listo ni el más inteligente, solo no tener escrúpulos y tener bastante mala baba”. Igual el ser astuto sería otra cualidad a considerar.
Esto lo podemos aplicar al entorno empresarial privado. Pero ¿Qué hay que hacer para medrar hasta puestos de relevancia en política o en la administración pública? ¿Y cuando los que te ponen en ese lugar son los ciudadanos? Alguna idea tengo.
El 7 de octubre de 2022 entró en vigor la ley de “Solo sí es sí”. No lleva unas cuantas semanas en el código penal y ya ha empezado a dar sus primeros frutos, dando como resultado lo contrario de lo que pretendía. Una cagada en toda regla y eso que iban avisados por juristas que saben del tema.
Cuando un empresario se equivoca asume los costes de su error. Pero cuando es un político el que la caga ¿quién paga los platos rotos? El político no, desde luego. Por eso sabemos que la Ministra de “Igual da” no dimitirá. Renunciar a casi 75.000 € mas dietas es para pensarlo.
Es sorprendente que Irene Montero, siendo tan feminista como dice ser, haya llegado a ese cargo solo por haber sido la pareja de…, vista su incompetencia porque lo de cajera no creo que le haya servido de mucho. Y no me lo tomen a mal lo cajeros del super. Yo lo fui durante un tiempo.
Y luego están las otras dos “pánfilas” de Rosell y Rodríguez que han salido cacareando algo como que hay que formar a los jueces para la correcta aplicación de la ley, llamando machistas a los miembros de la judicatura cuando ésta está formada por un 66% de mujeres. En cualquier caso solo se limitan a aplicar lo que el gobierno ha legislado poniendo a éste y al ministerio en muy mal lugar.
Mas allá de tecnicismos y de legajos en los que no me voy a meter, sí quisiera mostrar mi perplejidad al ver con qué chulería habla esta gente sobre el poder judicial y la forma tan deleznable de subestimar a personas que en muchos casos, no paran de formarse durante toda su vida profesional para aplicar correctamente la ley. Otra cosa es que lo que apliquen no les guste.
Lo realmente vergonzante es que tengamos que sufrir a esta ralea de politicastros insulsos, absolutamente ideologizados y que nunca dan un palo al agua. Para algo que tienen que hacer, no solo lo hacen mal si no que además se ponen tontos cuando se les enmienda la plana.
Gobernar no es leerse a Marx y a Engels y pensar que uno ya está preparado. Gobernar es entender el intrincado mecanismo que conforma la realidad y tener mucha mano “izquierda”. La ideología puede estar muy bien pero algunas ideas deben quedarse en el limbo pues no todo es realizable. Si alguien piensa en reconducir las cosas a base de adoctrinamiento sin usar la razón, mal vamos.
No hay que ser muy audaz o buen conocedor del mundo para saber que una ley mal redactada o mal planteada puede dar resultados nefastos. Esto no es como jugar al Monopoly que se acaba la partida y ya está. Aquí hay consecuencias. Por eso deberíamos poner a los mejores al frente y no a una panda de niñatas pijomunistas que juegan a la política y cuya única experiencia profesional es haber sido cajera en una gran superficie; universitaria o trepa en partidos políticos de medio pelo.
Necio viene del término latino Nescius: Ignorante, que no sabe lo que podía o debía saber. Falto de inteligencia o de razón.
Dicen por ahí que hay días tontos y tontos todos los días. Ahora sabemos por qué. ¿Habrá que decir eso de tontos, tontas y tontes para que nadie se enfade, verdad Ministra? Ni usted misma se aclara.