- A ver… ¿puedes guardar el móvil, por favor, que estamos en clase? Comenta el profesor a su alumno en un tono un tanto resignado, como si no fuera la primera vez que dice la frase en cuestión.
- Oye… No te lo vuelvo a repetir, ¡Guarda el móvil, que estamos en clase!... Vuelve a repetir el profesor ante la pasividad del alumno, que sólo ha alzado la mirada un momento hacia el profesor y la ha vuelto a bajar hacia el dispositivo haciendo caso omiso a lo que le dicen.
- Vale. Se acabó –grita desesperado el profesor- ¡Dame el móvil de una vez y no se te devuelve hasta que tus padres vengan a recogerlo al centro!...
- El móvil – contesta el niño sin pudor alguno- no se lo doy ni a la madre que me parió.
En un centro de Educación Secundaria cualquiera de cuyo nombre no quiero acordarme, ocurre la siguiente escena. Una conversación entre un profesor y uno de sus alumnos:
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