Aquí todos cantan victoria y yo sólo veo vacaciones de verano para recuperar los mismos problemas después. Hechos probados: no es verdad que la ultraderecha retroceda, regolfa al PP del que salió gracias a los votantes radicalizados por el extinto Rivera y la campaña de desgaste del propio PP a VOX para recuperar lo suyo.
Dos problemas, el partido se ha radicalizado, dinámica ya iniciada por los aznaristas, Ayuso o González Pons, y ha alcanzado, en esa tesitura, sus límites electorales. La tragedia del PP es que se ha ahorcado él solito; para ganar ha de situar fuera de sus límites al resto de los españoles, por lo que no tiene capacidad de negociación. Yerra Feijoo presentando una posibilidad de Gobierno y pidiendo responsabilidad a los demás, es pura demagogia que redunda en la división de España porque es él mismo el que cerró cualquier posibilidad de conversación de antemano, no puede negociar nada salvo consigo mismo (o el disparo en el pie de su VOX) y eso le hace vencer para perder.
El PSOE sólo tiene como obstáculo ahora volver a conseguir que la gente de izquierda se movilice para votar. Se lo han puesto fácil, pero se puede equivocar. Si hace bastión en la apertura al diálogo con los nacionalistas, está en el camino acertado, pero si el nacionalismo acelera en sus peticiones: se lo ponen mejor, porque puede aparecer como el defensor sensato de la legalidad y obtener un resultado mejor en votos. Lo que no puede hacer es dejarse ver como débil frente a delincuentes, sí, delincuentes, que pretenden por vías no legales objetivos de independencias legítimos... pero sin violencias de ningún tipo, ni físicas ni de ordenamiento jurídico.
Hay un velo que destapar y se debe insistir en él. La izquierda no puede ser nacionalista, es una contradicción en los términos. En Cataluña se ha comprobado en el Gobierno de la Generalitat; la esencia del movimiento es burguesa y empieza a perder fuelle frente al socialismo, siempre ambiguo sobre esta cuestión y ésta es la clave, no dejar de plantearlo y hacer lo justo para moverse unos milímetros, la aceleración sólo obedece a intereses económicos que la apoyarían si vieran muy claros los beneficios, al dinero le importa una mierda la bandera salvo si le renta bien.
La pregunta clave es: ¿Cómo un partido que gana en diputados no puede negociar absolutamente nada y por tanto no gobernar? Por el camino de la radicalización se obtiene esto, y ni al PP ni a España interesa esta posición. Si Feijoo se fuera, porque ya tocó techo y ha mostrado sus debilidades (mentiras, mal genio, amenazante si no se le baila, con grandes lagunas de conocimiento, irresolutivo, incapaz de afrontar hechos...), ¿qué se nos viene encima? Por el camino de esa internacionalización del trumpismo que alguna ha encarrilado sólo queda la victoria o el fracaso, pero eso no es política sino guerra, aunque sea larvada.