En el año 1163 se empezó a construir Notre-Dame y se terminó en 1345. El 15 de abril de 2019 un incendio devasto parcialmente la catedral. Casi 700 años después, se ha reinaugurado. Los trabajos de reconstrucción han sido considerados de interés nacional. Han pasado algo más de cinco años desde entonces y este pasado sábado 7 de diciembre de 2024 se celebró la ceremonia, por todo lo alto, con la asistencia de 40 jefes de Estado, incluidos Trump i Zelenski, y 1500 invitados.
Para su reconstrucción, hasta el momento, se han invertido 700 millones de euros de los 840 millones recaudados. Este dinero se ha obtenido de donaciones voluntarias de empresas, organizaciones, multimillonarios, ricos, no tan ricos y gente corriente y anónima, materializado en 340.000 aportaciones de 150 países.
Es fantástico. La generosidad, el altruismo se hace visible. Debemos felicitarnos, eso es lo que dicen los medios, lo que dice el gobierno y otros estamentos franceses, lo que corean los países asistentes a la ceremonia. La calidad y categoría histórica de la catedral, lo que representa, es importante, valía la pena su recuperación.
Pero a mí me surge una pregunta, y es la que planteo aquí. Cuál ha sido el motivo que ha movido a los patrocinadores a donar más de 800 millones para Notre-Dame para reconstruir un edificio de piedra, y no lo hacen para otras causas que podrían mejorar y salvar la vida de personas que se encuentran en una situación desesperada en tantos lugares del mundo. Vale más una catedral que la vida de no sé cuántas personas desconocidas (lo de desconocidas es importante)?
Después de darle vueltas, sólo se me ocurre una razón. El egoísmo.
El egoísmo, característica del ser humano, se puede expresar también a nivel colectivo, convirtiéndolo de esta manera en algo bueno por no ser individual. Nos sentimos reconfortados por hacerlo colectivamente. No podemos estar equivocándonos, no soy el único que lo hace.
¿Pero estamos en lo cierto?
El egoísmo, según la R.A.E.: Inmoderado y excesivo amor a sí mismo, que hace atender desmedidamente al propio interés, sin cuidarse del de los demás.
Aristóteles, el filósofo griego, ya en el siglo IV a.c. decía: “Si todos los hombres fueran virtuosos, toda la humanidad tendría todas sus necesidades satisfechas, porqué hacer el bien es también provechoso tanto para quien lo practica como para los demás.
Creo que la reconstrucción de Notre-Dame es un espejo del egoísmo que domina en nuestro mundo desde tiempos antiguos y no hemos mejorado.
Para mí sería interesante que alguien pudiera darme una razón mejor…….