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Nuestros mayores y el 35

08 de Agosto de 2024
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Nuestros mayores y el 35

Las proyecciones demográficas indican que, incluso con previsiones de crecimiento del número de personas jóvenes a causa del incremento de las tasas de de población inmigrante, en los próximos 25 años veremos aumentar de forma importante la población mayor de 65 años, pasando del poco más del 20 por ciento actual a porcentajes que superen el 30 por ciento.

Parece también que seguiremos con tasas bajas de nacimientos, la edad media para tener hijos seguirá estancada en torno a los 32 años, habrá menos nacimientos que defunciones y, en consecuencia, la población envejecerá paulatinamente.

Eso sí, seremos más los que lleguemos a los 85, o incluso a los 100 años. Hasta tres veces más de centenarios. El porcentaje de mayores se irá incrementando, ya lo hemos dicho, hasta alcanzar entre el 30 y el 35 por ciento, en función de la evolución del flujo de inmigrantes.

Leo noticias que indican que el 35 por ciento de los españoles mayores de 65 años cuida de sus nietos varios días a la semana. Al parecer el 80 por ciento de nuestros mayores son abuelos y abuelas y quienes asumen estas responsabilidades familiares dedican una media de 16 horas semanales a cuidar a sus nietos. Un porcentaje muy superior, por cierto, a la media europea, que se sitúa en el 23 por ciento, con datos como el de Alemania de un 15%, o Francia, con un 12%.

Otro dato importante es que la mitad de las abuelas y abuelos contribuye al soporte económico de sus familias, mientras que este dato ascendió al 80% en los tiempos duros de la crisis económica desencadenada en 2008. Además, son esas abuelas y abuelos los que abren las puertas de su casa a sus hijas, o hijos, cuando sus parejas se rompen.

Son características de una sociedad española que ha convertido a las familias en la red fundamental de protección social. Si hay familia por medio muchas otras ayudas se ven limitadas, o excluidas. Así son las cosas en nuestro país. Así nuestros mayores son víctimas de carencias, demandas, lacras y problemas, a los que el resto de la sociedad presta escasa atención.

El 35 por ciento de nuestros mayores, dice un Informe de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, que viven en sus domicilios y toman fármacos, sufren alguna reacción adversa. Estos efectos adversos llegan a suponer un 35% de los ingresos hospitalarios de nuestros mayores.

Las enfermedades crónicas, la polimedicación (tomar más de cuatro medicamentos al día), la falta de estudios suficientes sobre los efectos de determinados medicamentos sobre las personas mayores, son factores que alimentan e incrementan estos riesgos. Tan sólo un reforzamiento de la atención sanitaria de las personas mayores que siguen viviendo en sus domicilios podría aportar algún remedio. Sobre todo si se trata de personas que viven solas.

Y, de pronto, una noticia procedente de la Fundación MAPFRE. Resulta que menos del 35 por ciento de los españoles mayores de 55 años presta atención a su salud mental. Es curioso que la inmensa mayoría de nuestros mayores atienda, de alguna manera, su alimentación, intentando llevar una forma de vida saludable, aunque sólo la mitad hace algún ejercicio físico y menos de la mitad procura controlar su consumo de tabaco, o de alcohol. Sin embargo sólo uno de cada tres presta atención al surgimiento de problemas relacionados con su salud mental.

En el caso de la alimentación, parece ser (en este caso la noticia procede de Europa Press), que el 35 por ciento de las personas mayores tiene problemas nutricionales, lo cual se agrava cuando son personas que viven solas. El sobrepeso, la obesidad, la diabetes, el colesterol, tienen mucho que ver con la malnutrición y con la edad.

Y, para culminar, sin ánimo de exhaustividad, parece ser que el 35% de nuestros mayores busca alguna manera de utilizar su vivienda habitual para obtener mayores recursos, teniendo en cuenta que la media de las pensiones no asegura la calidad de sus vidas y mucho menos atender otras necesidades familiares.

Quieren seguir viviendo en su casa y, a ser posible, quieren que esa vivienda pueda pasar a sus hijos. No siempre es fácil, pero ya el moderno capitalismo ha comenzado a inventar fórmulas más o menos tradicionales, para conseguir convertir en negocio ese segmento de población necesitada, propietaria de una vivienda.

En pocos momentos el Estado y sólo algunas Comunidades Autónomas y Ayuntamientos, han comenzado a pensar en estas situaciones y a intentar atender a sus personas mayores, teniendo en cuenta ese porcentaje cada vez mayor de personas con más de 65 años y ese 35 por ciento de carencias, problemas que presentan en muchas de sus realidades cotidianas, desde la medicación a la alimentación, desde la vivienda a la cobertura de necesidades sociales de sus familias, desde la nutrición a la salud mental.

Ya va siendo hora de que nuestra clase política se implique de manera activa en atender estas necesidades y solucionar estos problemas, aunque sólo sea por egoísmo, por la cantidad de votos que los mayores mueven y teniendo en cuenta que todos esperamos llegar a vivir en los mejores entornos y en las mejores situaciones posibles. Esos es la política.

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