El "Doctor No" es un personaje ficticio creado por el escritor Ian Fleming en su serie de novelas de James Bond. Aparece como el principal villano en la primera novela de la saga, Dr. No, publicada en 1958. En la historia, "Doctor No" es un científico loco que se encuentra trabajando en una isla secreta en el Caribe, donde lleva a cabo experimentos peligrosos y planea usar su tecnología para controlar el mundo. Si tuviéramos que encontrar un "Doctor No" en nuestra época sin duda lo más parecido sería Musk. No por esto lo estamos describiendo como un villano. Dios, o dios, nos libre de semejante afirmación. Pero Elon Musk, sin ostentar cargos públicos, ejerce una influencia global que podría ser tan poderosa o más que la de los líderes políticos tradicionales. No estamos diciendo que la influencia sea positiva o negativa tampoco porque cada uno es capaz de sacar sus propias conclusiones. Elon Musk, con su vasta presencia en las redes sociales y su capacidad para modelar la sociedad, encarna este tipo de poder que se mueve en las sombras, fuera del alcance de los controles convencionales. A través de sus empresas y plataformas digitales, Musk se ha posicionado como una de las figuras más influyentes de la era moderna, y su relación con las redes sociales ha sido esencial para consolidar su rol en el escenario mundial.
El poder de Musk, en este sentido, se configura como un poder digital, transnacional y no institucional. Al igual que un "Doctor No", con un solo tuit, Musk puede provocar reacciones globales, desde la caída de criptomonedas hasta el alza de las acciones de Tesla. Este tipo de poder, que escapa al control institucional, revela la vulnerabilidad de los sistemas tradicionales ante la influencia digital.
Este poder en las sombras plantea preguntas sobre el equilibrio entre los actores tradicionales del poder, como los gobiernos y las empresas, y los nuevos actores digitales, como Musk. Podemos decir, creo, que el ascenso de Elon Musk como un "nuevo Doctor No" refleja un cambio en las dinámicas de poder global. A través de las redes sociales, figuras como él pueden moldear la realidad de una manera que desafía las estructuras de poder convencionales. Su influencia digital ha creado una nueva forma de poder, que se mueve en las sombras de las plataformas sociales, pero que tiene un impacto directo y transformador en la sociedad global.