¿Objetivo cumplido?

Rubén Bejarano
22 de Junio de 2018
Actualizado el 28 de octubre de 2024
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Pedro Sánchez

No cabe duda de que el triunfo de la reciente Moción de Censura contra Mariano Rajoy y la llegada a la Moncloa a Pedro Sánchez, hecho inédito en nuestra democracia, ha sido recibido con gran entusiasmo por la sociedad en general y por la izquierda política y social en particular. En el primer caso, la apatía instalada en el PP, con un sinfín de casos de corrupción, se convirtió en una verdadera inacción de Gobierno, inasumible para una sociedad castigada brutalmente por una crisis económica que el PP ha aprovechado para legislar de manera antisocial. Desde el punto de vista de la izquierda, la salida de Rajoy supone estar ante la posibilidad de un cambio político después de muchos años de políticas conservadoras y neoliberales que han contrarreformado los derechos sociales más básicos de la ciudadanía. Un cambio donde estos derechos y políticas tienen que ser el eje sobre las que pivote el rumbo de un Ejecutivo con un claro y marcado carácter social. Es evidente que los primeros días de Gobierno están generando una ilusión ansiada en nuestra sociedad, aunque solo sea por tratarse de aire fresco. Todo Ejecutivo necesita un tiempo antes de someterse a las valoraciones iniciales sobre su políticas y acciones de gobierno. Creo que sus primeras medidas hay que celebrarlas. La gestión del Aquarius, la rápida dimisión de un ministro o la vuelta a la universalidad de nuestro sistema sanitario suponen una  declaración de intenciones que evidencian un cambio de rumbo respecto al Partido Popular. Pero una vez aplaudidas sus gestiones iniciales, veremos cómo transcurre el paso de lo que queda de legislatura. Porque el objetivo no está cumplido ni mucho menos. Unas nuevas formas de hacer política no son suficientes para dibujar un nuevo escenario político. No podemos desaprovechar esta oportunidad para llevar a cabo ese cambio hacia la izquierda que necesita esta sociedad. Porque, no nos engañemos, el proyecto de la derecha no está agotado y espera, seguro, reorganizándose en la oposición para retomar su proyecto pulverizador de derechos y libertades, de privatización. No está en su hoja de ruta renunciar a nada. Por ello, es imprescindible que no nos conformemos con la alternancia, necesitamos la alternativa real, no solo posible. Parece que se han puesto las bases para conseguirlo, no desperdiciemos la ocasión. Siendo realistas, la fuerza que tiene Pedro Sánchez en el Parlamento no da para llevar a la práctica en solitario los cambios que le están pidiendo su propia base social y el grueso de la sociedad progresista: derogación de la reforma laboral, LOMCE, Ley Mordaza, reforma fiscal, etc. Son imprescindibles otros grupos parlamentarios, especialmente los que se reclaman de la izquierda. Precisamente, lo más positivo de este cambio es que la izquierda, plural, puede trabajar de forma conjunta por esa construcción altamente demandada. El próximo año hay un ciclo electoral qué hay que aprovechar para configurar también esas nuevas mayorías en el resto de instituciones. La lectura del momento nos hace constatas que ningún partido solo podrá construir esa izquierda. Si el PSOE es capaz de liderar esa elaboración conjunta, de edificar y confeccionar de forma plural, con respeto y sin sectarismos, estaríamos en la senda de lo que muchas personas venimos anhelando. El resto no tiene menos responsabilidad que el PSOE. Diría que la misma. Practicar la política sin medir cada paso según el beneficio propio ayudaría a estar a la altura y conseguir el objetivo compartido. Hablamos de intereses superiores. Hablamos de hacer lo que de verdad beneficia a las mayorías sociales de nuestro país. Hablamos de hacer política con madurez.

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