Ni los cambios que derogaron el voto rogado ni las escasas muestras de interés por parte de nuestros representantes políticos en la diáspora española se trasladan a los programas ni a las listas de los partidos políticos en ninguna de las elecciones que hemos tenido en los últimos años.
De los 3 millones de españoles y españolas que viven en el exterior y a pesar de contar con muchos y muchas emigrantes afiliados a partidos, parece que solo se cuenta con su participación en sus roles como interventores o para ayudar a promocionar sus listas electorales sin plantearse si seria justo que esta parte del electorado pudiera tener una voz y una aportación mayor a la actividad política de nuestro país.
Más aun cuando hablamos de unas elecciones para elegir a nuestros representantes en el Parlamento de la Unión Europea y con gran parte de la emigración que vive en otros países miembros y que podrían aportar la visión de alguien nacido en un país y residiendo en otro diferente con el fin de enriquecer un proyecto común, que necesita nuevas energías e ideas que ayuden a reforzarlo.
Me hace gracia ver como algún miembro de algún nuevo partido de extrema derecha trata de hacer uso de su experiencia (breve y sin ningún impacto) fuera de España y que en parte se benefició de la libertad de movimiento de la UE y que ahora abandera partiduchos antieuropeístas, xenófobos, misóginos y racistas…otro personaje más de aquellos que critica un sistema del que se ha aprovechado toda su vida.
Parece que aquellos proyectos que empujan por la movilidad dentro de la UE de su ciudadanía luego no se traduce en un impulso e intento firme de lograr que sus parlamentarios sean ciudadanas o ciudadanos que hayan experimentado la vida en diferentes países de esta comunidad con los beneficios que tendría a la hora de aportar una visión diferente.
El programa más conocido será seguramente el de Erasmus, que ofrece becas para que estudiantes, profesores, jóvenes y otros profesionales puedan estudiar, trabajar o realizar voluntariado en otro país de la UE. Erasmus+ también apoya proyectos de cooperación entre instituciones educativas, empresas y organizaciones de la sociedad civil.
Hay otros programas como el cuerpo europeo de solidaridad que permite a los jóvenes participar en proyectos de voluntariado en toda Europa y abarca proyectos que se centran en una amplia gama de áreas, como la protección del medio ambiente, la ayuda social y el desarrollo cultural.
En este intento de fomentar la movilidad entran también los esfuerzos de la Red Europea de Servicios de Empleo. Esta red facilita la búsqueda de empleo en toda la UE. Ofrece un portal web con ofertas de empleo, consejos para la búsqueda de empleo y asistencia para la reubicación.
Aparte de los programas en sí, también existen una serie de herramientas e instrumentos que aportan en el mismo sentido y entre ellas tenemos la tarjeta sanitaria europea, que permite a los ciudadanos de la UE recibir atención médica gratuita o a un precio reducido durante su estancia en otro país de la UE o el permiso de conducir europeo, también se suma a estas iniciativas y permite a los ciudadanos de la UE conducir en cualquier país de la UE.
La UE ha adoptado una serie de normas que protegen los derechos de los pasajeros que viajan en avión, tren, autobús y barco. Estas normas incluyen el derecho a la información, el derecho a la compensación en caso de cancelación o retraso del vuelo, y el derecho a la asistencia en caso de pérdida de equipaje.
El proyecto TEN-, bastante desconocido si lo comparamos con alguno de los proyectos nombrados previamente, tiene como objetivo crear una red europea de transporte transeuropeo que conecte las principales ciudades y regiones de la UE y dentro de sus medidas incluye la construcción de nuevas carreteras, ferrocarriles, aeropuertos y puertos.
La Unión Europea parece, tras leer la lista de programas, que ha puesto en marcha multitud de actividades y proyectos desde su inicio con el fin de lograr que la ciudadanía vea a la Unión Europea como algo más que la suma de varios países y parecen buscar conseguir que los 448 millones de ciudadanos y ciudadanas pasemos a tener un sentimiento de pertenecía y una identidad europea.
…pero cuantos de los parlamentarios y parlamentarias han vivido en varios países de la Unión Europea, o en cualquier caso fuera de sus países de origen?
Para muchos de los miembros elegidos para el Parlamento Europeo la primera experiencia fuera de sus países es cuando son elegidos, y entre el 6 y el 9 de junio de 2024 parte de los 61 escaños se ocuparán por políticos que no han salido jamás de España a trabajar y que difícilmente podrán entender los problemas desde un prisma más “europeísta” …aun cuando no hay que olvidar que obviamente tendrán que luchar por los intereses de nuestro país.
Quizás esta última afirmación en realidad no se ciñe a la realidad ya que los bloques políticos que se presentan, formados por partidos de diferentes tamaños de cada uno de los países, votan en realidad siguiendo las directrices de los bloques en vez de las opiniones de los votantes que los auparon a sus escaños.
Es importante también considerar los millones de votos que llegan desde fuera de la UE por ciudadanos que residen fuera del continente y aun es más curioso el considerar el peso de la ciudadanía europea que reside en un país como Reino Unido que decidió salir de la UE y que supera los 4 millones según datos de 2021, aunque Reino unido recibió más de 6 millones de solicitudes de estado de asentado.
Una manera de apoyar una posible reentrada, lejana o quizás simplemente imposible, pasaría por no usar nuestros votos para proyectos antieuropeístas.
Hemos sufrido de primera mano las decisiones de partidos y posiciones frentistas a proyectos comunes y ahora podemos asegurar que dentro de la UE nos iban mucho mejor las cosas.