Aunque sobre el rey emérito había sospechas mas que fundadas de que durante su etapa de jefe del Estado, tenia conductas cuando menos indeseables, pero desde quienes, por sus responsabilidades constitucionales, tenían que haber intervenido para que no actuara con esos comportamientos. Sin embargo, durante todo este tiempo estuvieron “mirando para otro lado”.
Pero con la aparición de videos y declaraciones de Barbara Rey examante del Rey Juan Carlos I, ha salido a relucir la verdadera e indecente personalidad de éste, en lo que respecta a su vida personal. Pero lo realmente preocupante es en lo referido a su representación como jefe del Estado y el papel que jugó el 23 de febrero de 1981. Hay una versión más plausible que es la del jefe de la Casa Real, Sabino Fernández Campos, pues con la información que disponía, pretendía derivar al monarca de sus indeseables conductas, pero para éste, eso era algo que no estaba dispuesto a permitirle, inmiscuirse en “su vida privada”. Hasta tal punto de que, por ese motivo, en 1993 lo destituyó de su cargo que venia desempañando desde 1977.
Con arreglo a la versión de Sabino Fernández Campos sobre el 23f, facilitada en 1994 por despecho con relación al trato que le había dado el monarca, fue éste quien promovió el golpe de Estado. También intervino su testaferro Manuel Prado y Colón de Carvajal. Eso lo comprobó el jefe de la Casa Real cuando junto con la reina y su hijo, vieron que estaban los dos brindando con champan y comentando que afortunadamente todo había salido muy bien.
Pero hasta ese momento, no había actuado el teniente coronel Antonio Tejero Molina que, estaba al frente de los guardias civiles, protagonistas del asalto y que, se enfrentó al general Alfonso Armada, que iba a ser el ejecutor de las ordenes emanadas por el rey, para que el golpe de Estado se llevara a efecto con todas las consecuencias. Afortunadamente y por descoordinación todo fue una chapuza, con la negativa de Tejero a obedecer las órdenes de Armada. De no haber sido así, con toda probabilidad, ahora estaríamos sufriendo las consecuencias.
El 22 de abril de 1983 el Tribunal Supremo condenó al general Armada a 30 años de prisión, pero por motivos de salud, el Gobierno de Felipe González le indulto el 24 de diciembre de 1988 y, falleció sin dar su versión de los hechos el 1 de diciembre de 2013.
Por circunstancias personales, ese día estaba en Madrid y mediante una invitación pude acceder al Congreso de los Diputados, en donde estuve retenido hasta las 22,20 horas. Era secretario general insular por Gran Canaria del Sector de Sanidad de la UGT y en mis desplazamientos a Madrid, me solía quedar en un piso que mis compañeros de la Ejecutiva Federal tenían en la Calle Príncipe Vergara. Pero en esa ocasión, no pudo ser debido a que ésta tenía una reunión y necesitaba disponer de la vivienda.
En consecuencia, me vi obligado a alquilar por esa noche una habitación situada frente al Hospital Gregorio Marañón. Cuando llegué a la vivienda nada más entrar se encontraba el salón donde estaba la familia propietaria esperando el discurso del rey. Pasé delante de ellos y dándoles las buenas noches, me fui a la habitación que me habían alquilado.
El caso es que, al salir el rey y expresar lo que expuso, todos se dedicaron a insultarle y proferirle muy graves amenazas. En ese sentido, desde la habitación y como lo hacía gritando pude escuchar la voz del dueño de la vivienda que decía: “pero si éste (aludiendo al monarca) lo sabía y estaba de acuerdo”. Fueron unas palabras intrigantes y muy preocupantes. Denotaban estar a favor del golpe de Estado y según sus elevadas conversaciones sabían lo que estaban diciendo. Estuvieron así, hasta bien entrada la madrugada y, lógicamente esa noche no pude conciliar el sueño. A la mañana siguiente regresé a Gran Canaria, y en el interior del avión, las personas se manifestaban sobre lo sucedido, inquietantemente con disparidad de criterios y muy elevada tensión.
Mucho peor que las cuatro horas que me tuvieron retenido en el Congreso de los Diputados, fue comprobar al salir que, en sus alrededores, estaban concentrados miles de fascistas que manifestaban sus apoyos al golpe de Estado. La ciudadanía de Madrid estaba muy atemorizada y no se atrevió a defender el orden constitucional y a la democracia.
Todo lo acontecido y las experiencias vividas, desde aquel entonces, no ha hecho nada más que ratificarme sobre la autoría del golpe de Estado protagonizada por Juan Carlos I. Irónicamente y en gran medida, los principales lideres políticos, importantes medios de comunicación y los poderes facticos en general, han venido dando la falsa versión de que “gracias a él se pudo evitar el referido golpe de Estado”. Entonces, no debería haber inconveniente en la desclasificación de los correspondientes documentos. ¿Y por qué no se ha hecho?.