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La parada de los monstruos

15 de Abril de 2025
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La parada de los monstruos. Abascal y Trump

Puse la radio y el locutor, con la amenazante voz de Trump de fondo, daba cuenta de los castigos bíblicos, las nuevas plagas que iba a lanzar contra todos los países del globo sin excepción. Unos países cuyo pecado original consiste en no llamarse EEUU. Este nuevo Nerón con pinta de director de un casino de Las Vegas o de una cadena de puticlubs; el torvo y desafiante ogro naranja, el nuevo cíclope de esta “Odisea” que nos ha tocado vivir, divide el mundo en dos grandes bandos, a saber: los enemigos, los malos malísimos, como China e Irán, y los demás países, entre los que está España, a los que simplemente desprecia.  Como desprecia, humilla y se burla de todos los habitantes del planeta que han tenido la desgracia de no nacer en ese imperio que él ha prometido hacer grande de nuevo. Y sus votantes se lo han creído.  Entre ellos muchos hispanos que le han pedido mano dura contra sus hermanos hispanos que están en la misma situación de ilegalidad que ellos estaban hasta hace apenas  unos pocos años. Somos unos bichos así de miserables. Y así nos va.

Su guerra comercial contra el mundo comenzó subiendo los aranceles de entre el veinte al ciento cuatro por ciento, que le había puesto a China, su gran enemigo contra el que arremete, y quiere ajustar cuentas. Y ya puesto a ajustar cuentas, también las quiere ajustar con todos los demás. Y pobre del país que no se pliegue, que no doble la raspa, entre noventa y cuarenta y cinco grados, según, y no muestre la debida sumisión a su poder imperial postrándose ante él. Y esto solo es el principio, porque los porcentajes están sujetos al capricho del emperador, que puede subirlos de un momento a otro a aquellos países que se atrevan a levantar la cabeza hacia él y mirarle fijamente a los ojos, protestando y contraatacando con los mismos aranceles. A estos países díscolos, levantiscos y claramente subversivos, les tenía que enseñar las reglas del nuevo orden mundial que el representaba. Y haciendo un ejercicio de pedagogía, les contaría aquel viejo chiste de Forges donde uno de sus siniestros personajes de la tenebrosa caverna del franquismo, uno de aquellos esbirros de la terrorífica brigada político – social, con cara larga, bigotillo de fila de hormigas y gafas negras modelo Pinochet, le dice a un aterrado ciudadano corriente al que le está pisando la cabeza: “Mire usted joven, es muy sencillo de entender: si yo le hago a usted esto, es libertad. Pero si me lo hace usted a mí, es libertinaje".

Pocos días después de este alarde de autoridad y poderío, que a un tipo patológicamente narcisista y egocéntrico como él, le habrá sabido a gloria, y disfrutado tanto o más que sus frecuentes encuentros con las “Stormy Daniels” de turno, de las que es, desde siempre, un asiduo cliente, ha hecho caso a sus consejeros y ha concedido una moratoria de noventa días, dejando los aranceles en una tarifa plana de un diez por ciento a todos los países, excepto China, que, según él, todos ellos, sin excepción, han gorroneado, se han aprovechado de mala manera de los buenos, justos y santos EEUU, un país que, según clama amargamente, siempre ha sido una víctima del resto del mundo. Y lo dice con toda la desfachatez y la caradura de la que es capaz este gran patán, que no es poca, a un mundo que asiste boquiabierto, incrédulo a este espectáculo del disparate y la sinrazón. Él sabe que la descomunal mentira que acaba de soltar, no resiste la más somera ojeada a los libros de historia, que dicen claramente que los EEUU nunca han sido la víctima sino, muy al contrario, el verdugo de todas la democracias que no se han postrado ante ellos mostrando su lealtad incondicional, su obediencia perruna, sin rechistar, so pena de fulminarlos vía golpe de Estado.

Pero la devastadora ola de ultraderecha que nos asuela, tiene como principal estrategia, además de mentir, tergiversar y manipular descaradamente, hacerse la víctima. Aquí también tenemos una muestra de este falso victimismo en la figura de otra perturbada, otra egocéntrica obsesa del poder, que emplea la misma táctica, la misma maniobra, que no es otra que la de hacerse pasar por víctima de un gobierno al que, un día sí y otro también, trata por todos medios de derribar, incendiar, destruir, echando mano de todos los bulos y las mentiras, no importa la gravedad ni el calibre de éstas, que se le ocurren. A ella y a su marionetista y tramoyista Miguel Ángel Rodriguez, que no tiene el menor sentido de la decencia, de la dignidad y la vergüenza. Y ustedes perdonen por sacarles, otra vez, a relucir a Isabel Díaz Ayuso, porque igual están comiendo y se les puede revolver el estómago. Lo siento, pero lo requería el escrito.   

Cambié de emisora y escuché la voz de un conocido y siempre muy acertado analista diciendo que Trump no estaba loco, y que el objetivo de sus agresivas maniobras arancelarias a nivel mundial tienen como objetivo a China, un país que ya le supera en el terreno económico y también en el tecnológico. La idea, según el analista, es aplicarle los aranceles a China y después negociar con el resto de países una bajada de aranceles si dejan de comprarle a China. Lo que es un chantaje de manual. Una desesperada y marrullera estratagema, una alcahuetería, como no podía ser otra manera viniendo de los EEUU, para debilitar todo lo posible a la pujante economía del gigante asiático.

Cuando el tertuliano acabó su análisis del negro panorama que ha provocado el mandatario norteamericano y su equipo de asesores, todos ellos, curiosamente, multimillonarios a los que, sobra decir, les preocupa poco o nada el bienestar de la ciudadanía a la que dicen representar. Lo que les preocupa realmente, no hace falta ni decirlo, son la marcha de sus grandes negocios, que no es que vayan mal, pero podían ir mejor, y para ello han tomado las riendas del poder político.

El  locutor dejó aparcada, de momento, la crisis de los aranceles y dio paso a una encuesta en la calle donde se les preguntaba a los ciudadanos lo que pensaban de la política. Y uno a uno decían que pasaban de política, que era algo cada vez más lejano y ajeno. Intereses y ambiciones de gentes poderosas con las que ellos poco o nada tenían, ni tampoco querían, tener nada que ver. Algo muy alejado de los antiguos griegos que percibían la política en todas partes, dando forma y significado a su vida diaria. Tomó la palabra otro colaborador del programa, para decir que una antigua leyenda contaba que los dioses crearon a los seres vivos con tierra y fuego y luego encargaron a los hermanos Prometeo y Epimeteo repartir entre ellos las distintas capacidades. Epimeteo, que era bastante torpe y atolondrado, quiso  ocuparse él solo del reparto de habilidades. Empezó por los animales, intentando que todos ellos tuvieron los suficientes recursos para asegurar su supervivencia.  A unos les dio garras, y dientes afilados; a los más débiles les dio velocidad para huir o un efectivo camuflaje. Y sin darse cuenta gastó todas las capacidades en los animales y olvidó a la especie humana. Cuando su hermano Prometeo vio al hombre desnudo, descalzo y sin defensa, subió la cielo y a robar el fuego del rayo para regalárselo a los humanos que, al calor de las llamas, dieron los primeros pasos en el camino de la civilización.

Pero los humanos vivían aislados, presos del miedo, cercados y atacados por las fieras que a las que servían de alimento. Entonces, el mismísimo Zeus, viendo el desastre, se apiadó de ellos y les regaló la justicia y el sentido político, para que que pudieron formar una comunidad. Unidas sus fuerzas y fortalecidos por la colaboración, la especie humana prosperó hasta el punto que dominaron el mundo. El mensaje de este cuento está bien claro: la política no son las artimañas de unos pocos seres sin escrúpulos sedientos de poder, sino el arte de poder vivir todos juntos, uniendo nuestra fuerzas, colaborando para hacer prosperar la especie. 

Don José María  Figaredo, joven diputado de Vox, vástago de la prestigiosa familia de don Rodrigo Rato, lo cual es garantía de máxima seriedad y honradez, ha exigido desde la autoridad que le da su escaño de diputado en el congreso, que el gobierno presidido por Pedro Sánchez dimita en pleno porque Trump ha declarado la guerra comercial al mundo e impuesto unos fuertes aranceles a la UE, unos aranceles que don José María y todo su partido jalea, aplaude y justifica porque vienen de Trump, al que Vox ha declarado su santo patrón y nuevo caudillo mundial al que adorar y postrarse ante él en señal de sumisión. El gran José María Figaredo, un político visionario, un superdotado que no nos lo merecemos, y menos los malvados rojos, sostiene que una vez que el malvado Sánchez y todos sus ministros recojan sus cosas y se larguen, su querida España, ya liberada del yugo socialcomunista del tirano y sus malvados socios, todos ellos, naturalmente, enemigos de España, ellos, los impagables, los iluminados patriotas, los que sí quieren a España, como el mismo Figaredo, y con Santiago Abascal como máximo líder a la cabeza, negocien directamente, de tú a tú, con el nuevo emperador, el nuevo Nerón anaranjado.

Nos gustaría ver a una comisión patriótica, convenientemente ataviada con morriones, picas y estandartes bordados en oro y plata, encabezada por Santiago Abascal pidiendo audiencia para ver a Trump. Alguien debería contarles a estos españoles de bien y de orden, que en una cena con sus colaboradores, o mejor habría que llamarles compinches, organizada recientemente para celebrar la implantación de aranceles a todos los países del mundo, y también a algunas islas perdidas en la inmensidad del océano solo habitadas por algunas familias de pingüinos, el emperador Trump, sin poder tenerse de la risa, ha dicho que todos los dirigentes del mundo están haciendo cola para besarle el culo al tiempo que le suplican de rodillas que les baje los aranceles. Y poniendo voz sumisa, de damisela en apuros, el tarado naranja se ha venido arriba ante su entregado público y partiéndose de la risa ha dicho: “¿Señor Trump, déjeme besarle el culo y le suplico, por lo que más quiera, que sea magnánimo y rebaje los aranceles”. Y después de este bochornoso y asqueroso numerito, los acólitos que llenaban las mesas, se han puesto en pie riendo a carcajadas mientras se rompían las manos aplaudiendo a su emperador, a su querido líder, con una babosería, una bacinería y un fervor que ya supera al que le le profesan los norcoreanos a Kim Jong – Un, el amado líder que ya ha debido decirles a sus fieles, asistentes, servidores, criados, subalternos, monosabios y demás lacayos que se pongan las pilas porque hay un líder en el mundo más querido que él. Y eso no puede ser.

Convendrán conmigo en que todo esta este esperpento, a estas alturas de siglo da, además de preocupación, mucha vergüenza ajena. Algunos productores afectados por los aranceles a sus productos,  le pidieron a Abascal que haga de mediador ante Trump. Pero él, sin cortarse un pelo, ha dicho que ni hablar, que no piensa mover un dedo por ellos, porque eso beneficiaría a Sánchez. Es como un bombero que se niega a apagar un incendio porque en uno de los pisos del edifico en llamas vive un vecino que le cae fatal. Y este es el nivel que tenemos. Cómo no vamos a querer a estos grandes patriotas.

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