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El Partido Popular ante las tragedias

20 de Enero de 2025
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El Partido Popular ante las tragedias
Alberto Núñez Feijóo, junto a la presidenta Ayuso y los expresidentes, Rajoy y Aznar, foto PP

No se ha mostrado muy eficaz y ético el Partido Popular cuando le ha tocado hacer frente a una tragedia de alto nivel. La historia nos lo demuestra teniendo en cuenta las circunstancias que se dieron y las medidas que se tomaron.

Se han cumplido ya más de 20 años de la tragedia del Prestige, el petrolero que se hundió en las costas gallegas, cerca de la Coruña, en noviembre de 2002, después de que una serie de decisiones mal tomadas dejaran en el mar 77.000 toneladas de petróleo, que contaminaron las costas gallegas e incluso parte de las francesas, en forma de chapapote. La gestión que se hizo desde las autoridades españolas del PP estuvo plagada de errores como fue el no llevar el barco a un puerto español, lo que habría evitado la tragedia de ver toda la costa gallega plagada de chapapote que, si se pudo eliminar después de mucho trabajo, fue por la altruista colaboración de miles de voluntarios de España y fuera de ella. Lo que se hizo, por orden de las autoridades, es llevar el barco hacia el interior del mar, mientras que el crudo se iba derramando y llegando a las costas. Todo un desastre de gestión. Para la historia queda la frase de Mariano Rajoy: “aquellos hilillos de plastilina”.

El año siguiente, el 26 de mayo de 2003, tuvo lugar el accidente del Yakolev 42 en Trabzon (Turquía). Allí se estrelló un avión con 62 militares que fallecieron cuando regresaban a su país, después de una estancia en Afganistán participando con las fuerzas armadas de la OTAN en el mantenimiento de la paz.

Desde el primer momento, Federico Trillo, un católico apostólico del opus dei, por entonces ministro de defensa, se dedicó a mentir echándole la culpa al mal tiempo, al piloto, a la OTAN, cuando la verdad es que el avión no reunía las condiciones mínimas para hacer el viaje programado. Sin duda se trata del accidente más negro de las fuerzas armadas en tiempo de paz.

Pero lo peor es que, el cruel Federico Trillo, en contacto con algún forense turco, distribuyó los restos de los 62 cadáveres sin hacer un trabajo riguroso de identificación –tenía mucha prisa en enterrar a los militares, por lo que el funeral de estado se celebró solo tres días después del accidente-, por lo que 30 cadáveres fueron mal identificados. Con posterioridad, el Villarreal, un equipo de fútbol español, tuvo a bien invitar a los familiares de los fallecidos en un viaje que hicieron para jugar un partido por aquellos lares, aunque fue José Bono, ministro de defensa socialista, el que años después procedió a identificar correctamente los cadáveres. Todo un desatino.

La tercera tragedia se ha producido hace bien poco, el 29 de octubre de 2024, cuando una DANA produjo un fuerte aguacero que afectó a numerosas zonas de España, pero especialmente en Andalucía, Valencia, y en el Castilla la Mancha, afectando a numerosos pueblos de la parte sur de Valencia, con el balance de 232 personas fallecidas, 224 en la provincia de Valencia, 7 en Letur (Castilla la Mancha) y 1 en Andalucía. Además de cuantiosas pérdidas materiales.

Aunque la AEMET y la Confederación Hidrográfica del Júcar, enviaron alertas a la presidencia de la Comunidad Valenciana, el responsable en cuestión, Carlos Mazón, estuvo desaparecido toda la tarde del día de autos, provocando con su ausencia que el mal fuera avanzando mucho más de la cuenta. Una alarma a tiempo, como hizo la Universidad de Valencia, habría evitado pérdidas humanas y materiales. La indolencia de Carlos Mazón le ha costado muy caro a este país.

Es más que censurable el comportamiento del PP, buscando otros culpables que no lo son, e incluso aplaudiendo al presidente Mazón, lo que no deja de ser una brutal pérdida de respeto a las víctimas.

Pero lo llamativo es que, en ninguna de estas tres tragedias, debido a la buena relación del PP con la justicia, nadie ha asumido, al menos hasta ahora, responsabilidades políticas y penales, aunque aún se está a tiempo de que Carlos Mazón y otros miembros de su gobierno paguen por sus malos actos.

La incorporación de militares de alta graduación al gobierno de Mazón, aparte de subirse el sueldo, no ha supuesto una mejora en la reconstrucción de los pueblos valencianos afectados.

Esperemos que se haga justicia.

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