Antonio Aguado Sánchez

Pasividad y complacencia con Carlos Mazón.

16 de Junio de 2025
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Pasividad y complacencia con Carlos Mazón.
El presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón.

El drama causado por la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos),  en la Comunidad Valenciana el pasado 29 de octubre, ha sido de los más graves ocurridos en toda su historia, con el fallecimiento de 228 personas, miles de viviendas destruidas, muchos comercios, empresas y vehículos seriamente dañados y también infraestructuras gravemente afectadas.

Si no en su totalidad, pero en gran medida y de haberse actuado debidamente en tiempo y forma, la gran mayoría de esos lamentables fallecimientos y grandes destrozos se podían haber evitado. Sin embargo, el presidente Carlos Mazón, como  autoridad máxima de esa comunidad autónoma, estaba en un supuesto paradero desconocido. Según parece almorzando con una periodista en un restaurante llamado Ventorro.

De ser cierto, es en este referido restaurante donde se inicia la pasividad por mediación de su propietario y empleados, para advertirle al como mínimo indecente Carlos Mazón, acerca del drama que estaba sufriendo gran parte de la Comunidad Valenciana, pues ya desde las 07,00 horas y de forma intermitente la AEMET (Agencia Estatal de Meteorología), anunciaba que se estaba produciendo inundaciones.

Lo más probable y por ser periodista, la persona que le acompañaba en el almuerzo, tuvo que haber recibido información profesional o familiar de lo que estaba sucediendo y se lo comunicaría a Carlos Mazón. Sin embargo, éste supuestamente continuó por más de cinco horas en el referido restaurante. Lo único que se ha limitado a expresar la mencionada periodista que le acompañaba y dirigiéndose a él fue: ”tu no me metas en esto”   

A las 11,00 de la mañana la situación era incontrolable con la perdida de varias vidas. A partir de las 18,00 horas fue cuando se produjo lo más grave y peligroso de la situación. Carlos Mazón llegó al inútil e ineficaz CECOPI (Centro de Coordinación Operativo Integral), 17 minutos después de que se enviara tarde (20,11 horas de la noche) y defectuosamente la alerta a la población. Aunque inicialmente había declarado ante los medios de comunicación que “había llegado pasadas las siete de la tarde”.  

Al menos por pasividad, es evidente la responsabilidad que tuvo Carlos Mazón en tan grave tragedia. Al principio los ánimos de la población estaban muy caldeados y se le exigía su dimisión y afrontara los hechos causados. Sin embargo, ha venido haciendo caso omiso y de terminar la legislatura como presidente, inexplicablemente tendrá injustamente derecho a percibir durante quince años un sueldo de 75.000 euros anuales. Esto ha salido a relucir precisamente por haberse producido este drama tan grande, de lo contrario, semejante indecencia hubiera pasado desapercibida.

Pasividad también lo está demostrando el Grupo socialista en Las Corts Valenciana, no presentándole un voto de censura. Evidentemente no saldría al contar el PP Valenciano con el apoyo de Vox, pero su presentación tendría que hacerla por responsabilidad política y para que quedara visibilizado ante la población valenciana.

Complacencia la ha tenido cuando en la inauguración de las fallas, despóticamente apareció en el balcón donde estaba la fallera mayor, junto con varias personas y ninguna tuvieron la gallardía de expulsarle y le permitieron su acompañamiento. En vista de la cercanía del drama tan grande que se produjo, al menos por este año y en solidaridad con las victimas podrían haber anulado este acto festivo.

La mayor de las complacencias para el indigno Mazón, le ha venido por parte del presidente de su organización política el PP, Alberto Núñez Feijóo. Éste indigno personaje ya no se esconde para públicamente apoyarle, con abrazos incluidos. Ha tenido la desfachatez de convocar el pasado domingo una manifestación en Madrid con el lema; ”mafia o democracia”. Menuda hipocresía, pues es público y notorio su amistad con mafiosos  narcotraficantes gallegos, fundamentalmente con un tal Marcial Dorado, quienes tanto daño hicieron en los años 80 y 90 del siglo pasado a gran parte de la juventud gallega.   

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