Antonio Aguado Sánchez

Pedro Sánchez no es demócrata, tampoco socialista y menos aún republicano.

12 de Enero de 2025
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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Foto: Pool Moncloa
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Foto: Pool Moncloa

Desde su creación por Pablo Iglesias Posse el 2 de mayo de 1879 hasta la actualidad, el PSOE ha pasado por diferentes etapas. La primera más difícil y compleja, fue lograr arraigarse y consolidarse en aquella sociedad, tan atrasada con un alto índice de analfabetismo y donde los poderes facticos, incluida la Iglesia jugaban un gran papel a favor de los empresarios y terratenientes, algo que quedó muy bien reflejado en la película “Los Santos Inocentes”.

Hasta 1910 transcurrieron 31 años para que el PSOE lograra su primer escaño en el Parlamento que fue ocupado por Pablo Iglesias. Lo consiguió desde la coherencia como buen e integro demócrata, socialista y republicano. Esas convicciones fueron bien valoradas por la clase trabajadora que, empezó a darle cada vez más apoyos y confianza al Partido Socialista.

Esos valores democráticos, socialistas y republicanos los defendió Pablo Iglesias con sus compañeros de esa epoca hasta el final de sus vidas. Lo mismo ocurrió con los socialistas durante la II República, siendo Juan Negrín como presidente del Gobierno quien era de los que estaba al frente defendiendo esos principios y convicciones, por eso su celebre frase: “resistir es vencer”, tratando de unir la Guerra de España con la Segunda Mundial.

Pero ya desde el advenimiento de la democracia y más en la actualidad, el PSOE ha estado “tirando por la borda” todas esas convicciones que le identificaba. Se ha agravado con la llegada a la Secretaría General del PSOE y la Presidencia del Gobierno (juez y parte), de Pedro Sánchez.  Éste ha demostrado que no es demócrata, al incumplir su promesa de que iba a empoderar a la militancia. Sin embargo, ha venido haciendo justo lo contrario y ahora ésta no cuenta para absolutamente nada. En  consecuencia, tendría que dejar de usurpar esas siglas y crear un partido político a su imagen y semejanza.  

Socialista tampoco lo es, debido a que con sus políticas se ha dedicado a dar pequeñas “capas de barniz”, pues aun siendo nuestro país el que más ha incrementado su economía dentro de todos los países de la OCDE, pero eso, se ha reflejado bien en la macroeconomía en beneficio fundamentalmente de las grandes y medianas empresas, pero no así de la microeconomía que afecta a las clases medias y trabajadoras. También se demuestra viendo como la derecha no tiene el Gobierno (sólo le falta controlar el BOE), pero si tiene el poder mediante los apoyos de los poderes facticos: Iglesia, Judicatura, Fuerza y Cuerpos de Seguridad del Estado, Ibex 35 y grandes e importantes medios de comunicación.

En estos más de seis años de gobierno, no ha practicado políticas socialistas en temas de suma importancia, como la creación de una banca pública que nos evitara las arbitrariedades y extorsiones de la banca privada. Aprobar un impuesto a sus ganancias, como era de esperar no ha servido para nada, pues este repercutiría y sería pagado por sus clientes. Con esto y el cierre de muchas de sus sucursales, sobre todo en zonas rurales, donde hacen falta para las personas mayores y los tantos de miles de empleados despedidos, ha venido propiciando que sus ganancias sigan incrementándose considerablemente. Lo mismo ocurre al no disponer de una empresa energética pública.

Si efectivamente, se ha subido el SMI hasta 1.134 euros mensuales en 14 pagas, muy por encima de los 736 euros que lo dejó Rajoy en 2018. Pero no se tuvo previsto la actuación de muchos empresarios desaprensivos y extorsionadores, que podrían hacer trabajar a sus empleados horas extras no remuneradas que, su computo, según las últimas estadísticas realizadas en el último trimestre de 2023, sondecasi 2,6 millones de horas extras no pagadas, que habrían permitido crear más de 64.000 empleos a jornada completa. Si se multiplica por cuatro trimestres, se podría incrementar a poco más o menos 256.000 nuevos puestos de trabajos.

Pero la prueba mas irrefutable de que no es socialista, es comprobando que la mayoría social que la compone la clase media y trabajadora, en gran medida vota a la derecha, incluso barrios humildes como entre muchos otros ejemplos por todo el país ocurre con los madrileños que, siendo de esta condición, votan a la reaccionaria Isabel Díaz Ayuso. Por eso la expresión, aunque algo exagerada de Feijóo en el reciente Congreso Confederal de la UGT, cuando intervino y dijo que el 80% de los votos del PP provienen de la clase trabajadora. Significa que ésta no se encuentra satisfecha, ni representada con las políticas implementadas por el PSOE (Pedro Sánchez). 

Que no es republicano es más que evidente, pues aparte de no retirarle el titulo honorifico de rey emérito al como mínimo indecente Juan Carlos I que, expresamente lo creó Mariano Rajoy, lo más grave, es haber hecho causa común el PSOE (Pedro Sánchez que lo tiene secuestrado), con la reaccionaria derecha extrema del PP y fascista extrema derecha de Vox, para que el Congreso de los Diputados no aprobara la creación de una comisión que investigara los múltiples delitos que ha cometido.

Ya es público y notorio que, apoyó el golpe de Estado perpetrado el 23 de febrero de 1981. Sin embargo, Pedro Sánchez no ha hecho nada para derogar la Ley franquista de 1968, sobre la documentación de secretos oficiales del Estado y podamos disponer entre otros, los relativos a lo ocurrido ese aciago día, que pudo revertir nuestra historia, pero afortunadamente no se produjo por la descoordinación y las chapuzas de los golpistas.

No es nada democrático y menos aún republicano que, las generaciones anteriores impongan a las venideras el modelo de Estado. Eso fue lo ocurrido con introducir en la Constitución el de la monarquía parlamentaria y votado en aquel 6 de diciembre de 1978 por las personas mayores de 21 años. O sea, las nacidas con 68 años, aunque tan solo un día después del referido 6 de diciembre de 1978, no pudieron votar el referéndum.

En aquel entonces la ciudadanía española apoyaba más a la Republica, y ese fue el motivo por el cual Adolfo Suárez no hizo un referéndum al respecto, y astutamente decidió incluir en la Constitución a la Monarquía Parlamentaria como modelo de Estado. Para no imponerlo a las nuevas generaciones, tendría que abrirse cada cierto tiempo nuevos procesos constituyentes, o al menos, producir por referéndums cambios necesarios y oportunos en la Constitución. La gran mayoría de la población española votamos afirmativamente en el referéndum por la Constitución, no por la monarquía y si porque estábamos ansiosos de vivir en libertad y democracia.

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