Con el plutonazo del pasado 11 de octubre, se volvió a abrir la caja de Pandora de mis adicciones, aquellas que tan fuerte se revelaron hace un año en mitad de los eclipses, y que ante mi bloqueo vital, me llevaron a la psicóloga.
Esta vez asistía sin poder hacer nada, al control de mi ser por las energías de esas adicciones, de nada servían mis hábitos creados durante un año, como si estuviera hipnotizado, entraba de nuevo, en un estado que creía bajo 20 llaves.
A diferencia de hace un año, esta vez, mi mente no solo volaba a la estratosfera como hace un año, además, reaccionó de una forma muy diferente al año pasado. Si el año pasado, me llevaba al bloque, ahora, tras analizar todas las variables, y viendo que el bloqueo no era solución, reaccionó de una forma que me sorprendió: ¡hagámoslo!.
¡Hostias! En vez de quedarme quieto como el burro ante dos montones de heno, ahora me di el permiso para hacerlo, sabiendo mi ser que del dicho al hecho hay mucho trecho, pero por algún lugar hay que empezar.
Mientras me ponía en marcha ante algo que me lleva bloqueando en esta vida desde que tengo recuerdo, flipaba que me atreviera a hacerlo, que me permitiera entrar en ese espacio tiempo donde mi profundo miedo no puede asegurar mi supervivencia.
Por primera vez, en décadas, encaraba uno de mis miedos atávicos, abandonando todos los análisis e hipótesis generados por mi arborescente cerebro. Me adentraba en aguas desconocidas arropado por la bruma de la mañana.
El primer aprendizaje fue, que de lo que mi cerebro se imaginaba a la realidad hay un trecho, al ser una realidad creada con otros seres, que tienen voz y voto. Por lo que ni todo es tan rápido, ni se asemeja a lo que yo creía, las cosas de palacio van despacio.
Lo importante es que mientras construyo nuevas realidades compartidas, cada vez que un miedo se atreve a decir por ahí ¡no! Me giro, le veo, y le digo, ¿cómo que no?. Con lo que voy abriendo otra ventana de vida, aunque entre un gélido viento que me hiela el alma.
Mientras atravieso el puente de mis miedos, que concibió mi mente para “protegerme” en mi castillo, sonrío por el sencillo placer de haberme atrevido por primera vez en 49 años a permitirme ser.
El plutonazo a la par que ha reventado lo que creia que era mi seguridad, me ha servido para ser consciente, que dejo atrás, el enesimo bloqueo que me produce un miedo, ante una situación para mi del todo nueva o desconcertante para mi mente.
Sé que antes vivía más tranquilo en una simulación ordenada, pero sin la posibilidad de permitirme ser esa simulación desordenada que es la vida.
PD: otra cosa que me permite, es por primera vez en cuatro años, no enviar mi columna semanal, ante el bloqueo de temas que tenía, decidí no salir. Respirar, mientras hackeaba la percepción que tenía de la realidad.
GO!